Revelaciones sobre el Gulag

Dan Lieberman / 11 de junio de 2011

Los infames campamentos de trabajo soviéticos, conocidos por el término GULag, son las siglas de la Administración Principal de Campamentos y Colonias de Trabajos Correctivos. GULag es una palabra que no necesita que se diga nada más para entender lo que significa. Un investigador valiente e intrépido va más allá del significado de la palabra y ha presentado una documentación más exacta sobre el sistema de campamentos de trabajo soviéticos.

Steven A. Barnes, profesor asistente en el Departamento de Historia e Historia del Arte en la Universidad de George Mason de Virginia es el investigador y el libro que ha escrito lleva el título de “Fundación de Gulag en Kazakstán”.

Barnes ha promovido su libro entre los grupos de expertos, como el Centro Woodrow Wilson, de modo que su contenido no recoja polvo en la estanterías de los libros universitarios. Supone su libro un desafío a los dogmas aceptados, a base de una amplia investigación, iluminando así un negro capítulo de la Historia. Un registro cerrado se abre para ser inspeccionado.

Nota: Lo que viene a continuación son las notas tomadas por este reportero durante la conferencia de Steven Barnes en el Centro Woodrow Wilson, de Washington, el pasado 19 de mayo de 201: Muerte y Redención, la formación del Sistema Gulag y la Sociedad soviética.

Los campos no se concibieron inicialmente como lugares de muerte. Todos tipo de presos se mezclaron en estos campos: los presos de conciencia políticos, los que socialmente estaban inadaptados y también los criminales. Estos últimos desarrollaron su propia subcultura.

La investigación de Barnes muestra que 18 millones de presos pasaron por los Gulog, con un máximo de 5,2 millones encarcelados en un determinado momento. Sin embargo, los campos no fueron diseñados para matar o destruir a las personas, sino que era la oportunidad que se daba a los “enemigos del Estado” para rehabilitarse. Aproximadamente el 20% de los presos volvían a casa después de permanecer un año, liberándose hasta 500 presos por año. Aunque alto, el número total de los que murieron está por debajo de las estimaciones: las estadísticas de Barnes muestran que aproximadamente 1,6 millones de presos murieron durante los 30 años de existencia de estos campos. Más que realizar trabajos penosos, los campos tenían actividades culturales, programas de corrección y su propia organización económica. Los presos formaron su propia sociedad.

Los Soviets creían que su sociedad supondría el final de la Historia. Similar a la máxima alemana “Arbeit Macht Frei” (El Trabajo te hace libre), la visión soviética también daba al trabajo la libertad última. Los campos fueron una de las muchas respuestas a las condiciones nacionales, a la necesidad de industrializar las zonas rurales, hacer frente a la oposición y quitar del medio a aquellos que bloqueaban esta visión basado en la lucha y el sufrimiento.

De cada preso se guardó meticulosamente un informe, que era archivado y periódicamente revisado para averiguar si había algún tipo de arrepentimiento y si podía ser liberado. (…) El trabajo se suponía que reformaría al individuo o por el contrario mostraría su incapacidad para asumir un lugar apropiado en la sociedad. La vida es una batalla contra la naturaleza y sólo los que cooperan y luchan valientemente en esta batalla sobreviven.

Las propias palabras de Barnes nos cuentan esta historia:

El rasgo más sobresaliente de los Gulag era una aparente paradoja: trabajos forzados, altos índices de mortalidad y una atmósfera opresiva de violencia, hambre y frío, y por otro lado se realizaban actividades culturales, propaganda de corrección y reeducación y la liberación de una buena parte de los presos.

Los Bolcheviques no podían evitar su creencia fundamental en la maleabilidad del alma humana y creyeron que el trabajo era la llave que podía transformar a aquellos “criminales”. Se vio en la misma dureza de los Gulag como algo necesario que minaba la resistencia del preso, a fin de convertirlo en un ciudadano soviético apropiado. Si un preso rechazaba estas medidas correctivas, la brutalidad del Gulag le llevaría a una muerte inevitable, ya que los Bolcheviques no eran nada humanitarios. Si cometían errores, pensaban que era mejor excederse que quedarse corto.

Steven Barnes ha realizado una notable contribución a la investigación histórica, cuidadosa y con riguroso análisis, dándonos una nueva visión de los acontecimientos, de los que a veces se ha dado una visión simplista o se han realizado declaraciones sin fundamento. Según Barnes, los campamentos tenían un sentido, unos objetivos que requieren un análisis a fondo. Esperemos que otros investigadores revelen de forma valiente otros acontecimientos históricos que están sujetos al control de los medios, de la demagogia, la propaganda y de aceptar sin más lo establecido.

Dan Lieberman es Redactor de Alternative Insight, un boletín de noticias que aparece mensualmente en la red. Ha escrito muchos artículos sobre Oriente Medio. Dirección de correo:

alternativeinsight@earthlink.net.

http://dissidentvoice.org/2011/06/gulag-revelations/#more-33536