Raudo acudí a los servicios de aguas
a darme de alta y poner contador,
tan pronto que ni me acomodé enaguas,
guardando cita del registrador.
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Ya otros se me habían adelantao
y tuve que esperar mi turno en cola
a que el gachó del pelo engominao
me diese asiento y apunte en la consola.
—
Veía en el reloj daban las doce,
nos echaban sin más del negociao
otro día a madrugar y sin goce,
toda la mañana otra vez pringao.
—
Pero se me abrió antes gracia del cielo,
llegó por fin mi número y mi turno,
pregunto por el coste del flagelo,
a lo que contesta el muy taciturno
que doscientos en metálico y a pelo.
—
Digo que no exijo medidor de oro,
sino un cacharro sencillo y discreto,
pero insiste, le digo que es un robo,
un insulto, una falta en el respeto.
—
Es lo que disponen los Reglamentos
salmodiando sin apenas turbarse,
elija las lentejas o pimientos,
por tan poca cosa no va a arruinarse.
—
No me achico y paso al contraataque:
recurro a los que allí conmigo están,
que protesten ante estos badulaques
y exijan supresión de esta ruindad.
—
Pero la callada como respuesta,
y uno de los que esperaba espetó
que de su tiempo no hiciese una resta,
sobre mí como una bestia saltó.
—
Ganose favores el muy canalla,
los otros se unieron contra mí en masa,
de la autoridad querían medalla,
si al momento no me largo a hostias me asan.
—
Sin contador y sin agua otro día
por reclamar justicia en algo básico,
un módico precio correspondía,
¿os parece petición del jurásico?
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http://letritasnegras.wordpress.com/2013/01/02/los-negocios-con-el-agua/
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