por Steven Miller y Satish Musunuru, 14 de septiembre de 2013
La clase capitalista distorsiona de forma deliberada la naturaleza del Estado. Es una afirmación científica, no ideológica. La misión de los Gobiernos es la de administrar los fondos públicos y los recursos en nombre de toda la sociedad. Sin embargo, la situación es diferente: policía, tribunales, cárceles, ejército, y por supuesto, la NSA. La clase capitalista nos presenta al Estado como un organismo que de alguna manera está por encima de la sociedad, neutral a los intereses de clase, que actúa con justicia. Pero si una cosa hemos aprendido de las protestas de Occupy es que la Policía siempre defiende a las Corporaciones, No actúan con neutralidad. Tanto para el Gobierno como para el estado, la ley no es otra cosa que la voluntad de la clase dominante, expresado en forma escrita.
La finalidad del Estado es la de defender las relaciones de producción que han sido organizadas e impuestas por la clase dominante. Así, el Estado, se inserta en las relaciones de producción, en lugar de ser al revés, jugando un rol muy importante en las relaciones de producción de la clase que gobierna el Estado.
En la era del capitalismo industrial, el FBI de J. Edgar Hoover recogía información de todos los políticos, movimientos y personas que podían representar una amenaza para el control ejercido por el Estado. Hoy en día, la tecnología digital lleva inexorablemente a un Estado Vigilante, que en realidad sólo es una parte de todo el aparato estatal.
El Estado tiene muchas manifestaciones: el complejo militar-industrial; el complejo industrial de los medios de comunicación, que organiza una sofisticada propaganda; el complejo industrial de las prisiones; el Estado Corporativo, el Estado de Vigilancia, la policía militarizada, la violación de la Constitución, el Departamento de Seguridad Nacional, las prisiones privadas, las operaciones secretas, los aviones no tripulados, la tortura a todos los niveles y etc, etc, etc. Luego, por supuesto, tenemos al Ejército, dotado del mayor presupuesto mundial, armado de pesadas armas, incluyendo el mayor arsenal de armas nucleares de todo el mundo. Las Corporaciones actúan de forma inseparable, fundiéndose con el Estado, desarrollando, al igual que éste, poderes policiales.
A veces los movimientos sociales pueden cambiar de Gobierno, pero el Estado sigue inalterable en sus estructuras. La idea de que el Estado actuará con pasividad en caso de que los trabajadores se organizasen según los principios del socialismo no es más que una fantasía. El Estado está programado para intervenir cuando las relaciones existentes de producción se ven amenazadas. En situaciones muy localizadas, como los trabajadores de Mondragón, los de Kerala en la India, en Cuba o Nicaragua en algunos períodos, no representan una amenaza para el Estado, que no decide intervenir. Son pocos y distantes entre sí. La tarea del Estado es la de identificar las amenazas al control capitalista y actuar en consecuencia.
En los Estados Unidos la NSA trabaja en un nivel; a otro nivel, la seguridad nacional se deja en manos de empresas a través de contratos con fines lucrativos. Su presupuesto es de unos 30 mil millones de dólares desde el año 2001. Durante las protestas de Occupy, el DHS estableció centros de fusión, a menudo en empresas o bancos, donde la policía establecía puestos de vigilancia y prestaba apoyo a los directivos de las Corporaciones. Los Centros de Dominio (Oakland es el segundo, después del de la ciudad de Nueva York) son obligatorios en todos los puertos del país.
La respuesta del Estado al escándalo de la NSA ha sido la de iniciar una campaña de marketing: “Toda resistencia es inútil. Hay muchas cosas que usted no puede ni imaginar, mucho más allá de Darth Vader”. Esto es algo que hay que tener en cuenta. ¿Cómo podemos luchar contra esta podredumbre?
Lo primero, es entender que las cosas no tienen por qué ser así. Todo puede ser cambiado y las estructuras rediseñadas. Actualmente la sociedad se ve envuelta en esta batalla de ideas. Los sistemas vivos de la Tierra están en peligro, excepto las Corporaciones. Pero las Corporaciones pueden ser abolidas por la voluntad popular, al igual que se abolió la esclavitud hace 150 años. Vivimos tiempos históricos.
Los pueblos tienen una larga historia revolucionaria, pero poca experiencia reciente. Es el motivo por el cual no reconocemos la importancia crítica de estos primeros pasos de la batalla, que están surgiendo en la actualidad. En el futuro, o todo será privado, en manos de las empresas, o todo público. En nuestras manos está.
Así como un destacado exponente del capitalismo, John Adams, explicó los procesos de revolucionarios de América:
“La Revolución Americana no fue un hecho corriente. Sus efectos y consecuencias han sido terribles para la mayor parte del mundo. ¿Cuándo y dónde deben cesar?
¿Pero qué entendemos por la Revolución Americana? ¿Se trata de la guerra de Estados Unidos? La revolución se inicio durante la guerra. La revolución ya estaba en las mentes y en los corazones de la gente, en contra de sus sentimientos religiosos, de sus deberes y obligaciones…
Los pueblos de América fueron educados según el modelo de Inglaterra, la madre patria, y mientras pensaban que actuaba de forma amable y cariñosa (de forma errónea, porque nunca fue una madre), no existía ningún tipo de afecto. Cuando estalló aquella locura, complaciente como Lady Macbeth, dispuestos a reventarse los sesos, no es de extrañar de que cesasen los amores filiales, y surgió la indignación y el horror.
Ese cambio radical en los principios, opiniones, sentimientos y afectos de la gente, fue la revolución real de América” (13)
(13) John Adams a H. Niles, 13 de febrero de 1818
Steven Miller ha ensañado ciencias durante 25 años en escuelas secundarias de Oakland. Ha participado de forma activa en la reforma de la escuela pública desde principios de 1990. Cuando el Estado tomó el control de las escuelas públicas de Oakland en 2003, se introdujo una política de mercantilización y privatización, abogada por el Instituto Broad. Desde entonces, Steve ha escrito contra la privatización de la educación pública, el agua y los recursos públicos. Puede enviarle un e-mail: nanodog2@hotmail.com
Satish Musunuru es ingeniero y tiene experiencia profesional en Silicon Valley. Entiende la relación entre la tecnología y el capitalismo corporativo y la forma en que nos ha arrastrado a una crisis ecológica y social, en la que nos encontramos. Su dirección: guruji323 @ hotmail.com
http://stuartbramhall.aegauthorblogs.com/2013/09/14/the-nsa-is-the-tip-of-the-iceberg/