La juventud china se “acostumbra” a Microsoft

La fábrica KYE de China produce para Microsoft y otras compañías de EE.UU.
«Somos como los presos … No tenemos vida, sólo trabajo».

Trabajador adolescente de Microsoft

(por una anónima trabajadora y activista por los derechos)

La idea que se extiende es de que sin los talleres de explotación los trabajadores se morirían de hambre, pero es una mentira que los jefes usan para ocultar su culpabilidad.

China no tiene sindicatos en el verdadero sentido de l apalabra. Por lo tanto, los trabajadores no tienen el poder suficiente para negociar con las empresas privadas o las empresas del Estado, de modo que se pueda garantizar los salarios adecuados para satisfacer las necesidades básicas. Las corporaciones y el gobierno han monopolizado el derecho a distribuir la riqueza como les venga en gana, es decir, según su conveniencia. Los trabajadores tienen que esperar sentados a que sus jefes y los burócratas del gobierno les otorguen lo que necesitan. Bajo este modelo, el desarrollo económico de China no ha beneficiado a todos los chinos. El flujo de riqueza va hacia los jefes, los accionistas y el partido gobernante, creándose una brecha todavía más amplia entre los ricos y los pobres, generando abruptas divisiones sociales.

Sin sindicatos que defiendas los derechos de los trabajadores no es posible una distribución equitativa de la riqueza. La idea de que sin fábricas de explotación los trabajadores morirían de hambre es una mentira que utilizan para ocultar su responsabilidad. Los trabajadores sólo lograrán librarse de esta lacra cuando haya un movimiento mundial de lucha contra los talleres clandestinos y cuando los trabajadores de todos los países se organicen libremente en sindicatos, de modo que puedan negociar colectivamente con las empresas.

Si hay un lugar en el mundo donde no existe el derecho a organizarse libremente y negociar colectivamente, el capital buscará ese lugar, y seguirá perpetrando sus crímenes. La justicia sólo se consigue cuando las empresas tienen que rendir cuentas ante la ley y respetar los derechos de los trabajadores.


En los últimos tres años, se han obtenido fotografías clandestinas de trabajadores adolescentes agotados, trabajadoras dormidas en la cadena de montaje durante el periodo de descanso, en la fábrica KYE, en China.

KYE recluta a miles de estudiantes de entre 16 y 17 años de edad para trabajar en turnos de 15 horas, durante 6 o 7 días a la semana. En 2007 y 2008, se informó de la contratación de estudiantes de sólo 14 y 15 años. El horario es de 7:45 a.m. A 10:55 p.m.

Junto con el trabajo de los estudiantes, en periodos de tres meses, aunque algunos llegar a permanecer seis o más, KYE prefiere a mujeres de entre 18 a 25 años de edad, ya que son más fáciles de controlar y gobernar.

En 2007 y 2008, antes de la recesión mundial, los trabajadores permanecían en la fábrica 97 horas semanales, mientras que la jornada laboral era de una media de 80 horas y media. En 2009, se informa de una permanencia en la fábrica de 83 horas a la semana, de las que se trabajan 68 horas.

Los trabajadores reciben 65 centavos de dólar por hora, que baja a 52 centavos de dólar si quitamos las deducciones por la comida en la fábrica.

Los trabajadores tienen prohibido hablar, escuchar música o ir al baño durante las horas de trabajo. Como castigo, los trabajadores que cometen errores se quedan a limpiar los baños.

Los guardas de seguridad acosan sexualmente a las mujeres jóvenes.

Catorce trabajadores comparten cada dormitorio, durmiendo en literas de dos niveles. Para ducharse, los trabajadores tienen que ir a buscar agua caliente en un pequeño cubo de plástico y limpiarse con una esponja. Describen los trabajadores la comida como horrible.

No sólo son muchas horas de trabajo, sino que el ritmo de trabajo es frenético para alcanzar la producción obligatorio de 2.000 ratones de Microsoft por turno. Durante los meses de verano, cuando las temperaturas alcanzan valores muy altos, los trabajadores están empapados en sudor.

No hay libertad de movimientos y los trabajadores no pueden abandonar el recinto de la fábrica durante las horas reglamentadas.

Los trabajadores no tienen derechos, y las leyes de China son sistemáticamente violadas. Microsoft y otras empresas no tienen en cuenta los códigos de conducta.

Jóvenes, agotados y desechables: La producción de los adolescentes para Microsoft

por Charles Kernaghan

En los últimos tres años, las fotografías que aparecen fueron sacadas de forma clandestina de la fábrica KYE Systems, en el sur de China. Estas imágenes de adolescentes agotados fabricando para Mocrosoft la “Life Cam VX-7000”, el “Basic Optical Mouse” y “Wireless Notebook Laser Mouse 6000” no significa necesariamente una asociación entre el pueblo de los Estados Unidos y Microsoft. Lamentablemente, son productos de Microsoft y Microsoft ha deslocalizado la producción de la fábrica, ya desde el año 2003.

Cada año, la fábrica KYE recluta cientos de estudiantes de secundaria, durante 3 a 6 meses, aunque los más pobres pueden quedarse un poco más, siete u ocho meses. Unos pocos se quedan en la fábrica para pasar a convertirse en trabajadores a tiempo completo.

Nos son imágenes agradables. La dirección de la fábrica prohíbe a cualquier persona, incluyendo los clientes como Microsoft, tomar fotografías de la fábrica o de los dormitorios, fríos y sucios.

A la empresa le gustan los estudiantes de secundaria porque son fáciles de controlar y gobernar. Por la misma razón, las mujeres de entre 18 y 25 años de edad también se las prefiere, aunque algunas alcanzar los 27 años. Si la administración lo puede evitar, no contratará a ningún varón, salvo si es estudiante de secundaria. Sólo cuando no encuentra otra mano de obra llega a contratar a hombres, no mayores de 40 años.

El trabajo es monótono, agotador, entumeciendo los músculos, una frenética carrera para completar la producción. Las manos y los dedos de los trabajadores se mueven de forma continua, produciéndose abrasiones y cortes, ya que los conectores deben ser colocados en lugares muy estrechos.

La fábrica está muy concurrida. El taller mide alrededor de 105 por 105 metros, donde permanecen unos 1000 trabajadores. En verano, sólo cuando vienen los clientes extranjeros, se pone el aire acondicionado.

Las condiciones son pésimas y el trabajo agotador, de modo que hay mucha gente que no puede soportar más de un año en estas condiciones, casi nadie llega a los dos años. La mayoría huye después de 6 o 7 meses, nos dijo un trabajador.

El modelo de gestión de la fábrica es el de una prisión, donde se te controla cada segundo de la vida del trabajador. Los jóvenes se convierten en seres deshumanizados que reemplazan los dientes de las máquinas.

«Somos como prisioneros», dijo un trabajador. «Parece que vivimos sólo para trabajar. No trabajamos para vivir. No vivimos una vida, sólo trabajo«.

Nadie nos pregunta nunca nada. No hay discusión. No les interesa lo que piense el trabajador”.

Los jóvenes no saben cuán de poderosa y rica son empresas como Microsoft, para las que fabrican componentes. Como nunca se les ocurriría presentar demandas contra Microsoft u otras corporaciones, estos les permite promocionar sus códigos de conducta, porque saben que nunca se llevarán a cabo. Forma parte del juego.

¿Es para Microsoft cómodo este modelo de producción en la fábrica de KYE?

Es una práctica corriente que se realicen auditorías de control por parte de los clientes. ¿Tiene Microsoft un control de calidad de la fábrica KYE? Y en caso afirmativo, ¿ por qué permite esta situación ilegal, condiciones tan duras en la fábrica y esta situación tan degradante?

El pueblo de Estados Unidos merece una respuesta directa. Los trabajadores de China también quieren sus libertades democráticas, y se preguntan por qué son tratados tan mal.
http://www.nlcnet.org/reports?id=0034