La apatía de la gente es una enfermedad que nos tiene condenados

Juan Pinilla es cantaor flamenco, premio internacional Lámpara Minera 2007. La noche de entrega del galardón se lo dedicó a las víctimas de la siniestralidad laboral. Militante, andaluz y republicano.
Kaos. Andalucía | Para Kaos en la Red | 3-2-2011

Juan Pinilla nació en Huétor Tájar (Granada) el 2 de enero de 1981. Es cantaor flamenco, premio internacional Lámpara Minera 2007, el más importante del mundo del flamenco. La noche de entrega del galardón se lo dedicó a las víctimas de la siniestralidad laboral. Estudió Traducción e Interpretación y actualmente hace segundo de Derecho. Como periodista ha colaborado con numerosos medios de comunicación, haciendo las veces de crítico, investigador y cronista. Ha visitado países como Japón, Austria, Dinamarca, República Checa, Sudán, Egipto, Irán, Alemania, EEUU, etc. como artista flamenco. Ha sido igualmente premio Arte y Creación del Instituto Andaluz de la Juventud, Premio Popular 2009, Premio Imagen Flamenca de Granada 2008, Insignia de Oro de la Peña de La Platería, Insignia de Plata de la Peña La Parra Flamenca, y presidente honorífico de la peña que lleva su nombre en el pueblo que lo vio nacer. Recientemente el Ateneo Republicano de Vallecas le concedió el premio ‘Angelillo’ por su labor social y su trayectoria flamenca. Es conocida su militancia ideológica y su apoyo a los grupos altermundistas.

En 2011 se cumplen treinta años de la aprobación en referéndum del primer estatuto andaluz de autonomía. ¿Qué valoración haríais de la actual situación de Andalucía tras estos treinta años de autonomía?

No sé si nací pesimista o la información que me he procurado me hace serlo, pero desde luego no estoy contento. No entiendo cómo esta tierra que ha sido un ejemplo de lucha y resistencia a lo largo del tiempo ha sido capaz de dejarse llevar por la corriente del río como los peces muertos. Andalucía sigue siendo el cortijo de unos pocos, no solo ya caciques y terratenientes, si no de unos pocos burócratas que se llaman de izquierdas y que se venden a su electorado como verdaderamente de izquierdas. No, no estoy contento, mi valoración es muy negativa, estamos a la cola, no hemos sabido poner en valor nuestra tierra, no la hemos rentabilizado en beneficio de todos, no la hemos disfrutado todavía.

¿Creéis que el pueblo andaluz ha visto satisfechas las expectativas que se despertaron con la aprobación de aquel primer estatuto de autonomía? En otras palabras, ¿ha satisfecho la autonomía las esperanzas de mejora vislumbradas por el pueblo andaluz?

Un pueblo donde existe la mayor tasa de desempleo, donde grandes terratenientes como la Duquesa de Alba se llevan importantes subvenciones para trabajar una tierra que sudan otros, donde existen los salarios más bajos de Europa, donde existen las pensiones más bajas, donde existe una mayor tasa de siniestralidad laboral, donde el umbral de la pobreza supera la media nacional, donde más se está propiciando el sector privado en detrimento de lo público, donde tenemos una “llamada” izquierda que abarata los despidos, recorta el sueldo a los funcionarios y congela las pensiones, y que le está dejando la alfombra roja a la extrema derecha para que llegue al palacio de las siete llagas, donde la innovación y la ciencia no encuentran amparo… ¿Es esta la Andalucía que queríamos?

Aquellas expectativas y esperanzas del pueblo quedaron perfectamente de manifiesto en las multitudinarias manifestaciones del 4 de Diciembre de 1977. ¿Pensáis que el “espíritu” del aquel 4 de diciembre sigue vivo en la sociedad andaluza?

En absoluto. La apatía de la gente es una enfermedad que nos tiene condenados. Ni siquiera son capaces de salir a la calle cuando se han hecho los recortes de derechos sociales más atroces en la historia de la democracia. Yo no quiero luchar solo, pero cada vez me encuentro más solo. La mayoría se saben muy bien la teoría, pero la práctica es otra cosa. Ese espíritu se quedó allí, o duró unos pocos años más, pero ya está. Hoy muy pocos se conmueven y son capaces de gritar y pedir lo que históricamente necesita esta tierra.

Juan Pinilla nunca ha ocultado su compromiso político con la izquierda, su andalucismo y su republicanismo. ¿Le ha supuesto esto algún tipo de inconveniente en su carrera como cantaor?

No sabría decirle, suelo borrar de mi mente con facilidad los malos momentos que he tenido, claro que me han boicoteado, me han amenazado de muerte grupos de extrema derecha, me han insultado, quizá a veces sea demasiado visceral, pero es que veo que el barco se hunde y aquí todos miran para otro lado. Me parece inadmisible. De verdad que no me he asustado, o por lo menos no demasiado, y ni mucho menos he dejado de hacer o de pensar como yo pienso. Dudo mucho que mi abuelo o mis padres lucharan por esta mierda de democracia, que en realidad es una oligarquía donde mandan los poderes económicos. Hay una frase de Attac que lo resume todo, ¿si votamos gobiernos, por qué gobiernan los bancos? Yo con estas cosas no puedo, y a veces me da la impresión que estoy solo, especialmente entre los jóvenes. La amnesia colectiva, la despreocupación, la apatía de la que hablaba antes sólo favorece a los mismos de siempre. A lo mejor, como dice esa frase que se le atribuye, sin serlo, a Beltor Brecht, cuando vengan a por mí ya no habrá nadie para salvarme, pero yo he seguido mi camino, intentando ser coherente, y paradójicamente es algo que han valorado hasta las personas que no piensan como yo.

Además del Flamenco, otra de tus grandes pasiones culturales es la poesía. De hecho, desde hace algún tiempo vienes poniendo música y voz flamenca a diversos poetas. En la manifestación de Granada con motivo de la pasada Huelga General del 29 de Septiembre, por ejemplo, cerraste el acto cantando por una poesía de Miguel Hernádez. ¿Crees que, como dijera Gabriel Celaya de la poesía, el flamenco puede ser, a nivel político, un «arma cargada de futuro?

El flamenco, históricamente hablando, ha sido la música que ha brotado de un pueblo, el andaluz, que ha sido avasallado, humillado, explotado… un pueblo que reclamaba redención, libertad, y eso se manifiesta en las letras populares más antiguas que existen en este arte. Por supuesto que lo es, es un arma cargada de futuro, que sirve para sensibilizar conciencias, para lanzar mensajes y para motivar al personal que quiera sentarse a escuchar.

¿Dirías que el flamenco representa para la cultura andaluza lo que la lengua representa para otros territorios nacionales como puede ser el caso de Cataluña, Galicia o el País Vasco?, ¿Es el flamenco la «lengua» de Andalucía?

El flamenco es la música de origen popular más rica, compleja y variada que existe en el mundo entero. Así lo han descrito numerosos musicólogos, no lo digo yo. Dejar de lado eso, sería una aberración, aunque se hace, ya lo creo que se hace. Pero ha nacido aquí. ¿Qué pasa? También Picasso es de aquí, también Velázquez, también Murillo, también Falla… Es una música que se construye sobre la base de nuestra lengua, de nuestra manera de hablar, así es como suena redonda y en su máxima expresión.

Hace unos meses firmaste, junto a otros cantaores y artistas, un manifiesto denunciando el tratamiento que la Junta de Andalucía da al Flamenco en el interior de la propia Andalucía. ¿Existe un interés real de las Instituciones públicas andaluzas por conservar y cuidar el patrimonio flamenco andaluz, o simplemente existe un intento por covertirlo en un elemento folclórico sin más interés en su conservación que el aumentar el número de turistas que vienen y gastan su dinero en Andalucía?

Además de firmarlo soy el portavoz de ese manifiesto. Es inconcebible que la mayor parte de las partidas presupuestarias de la Agencia para el Flamenco se vayan a parar a festivales foráneos, y que aquí se hayan muerto el 80 por ciento de los festivales flamencos y por tanto la oferta de trabajo para los artistas se haya reducido tanto. El flamenco tiene situaciones trágicas, lamentables, en sus artistas. Hay gente que se ‘revienta’, literalmente, trabajando a diario en tablaos y no tienen ni seguridad social, ni nada. Llegan a mayores y cobran la no contributiva, después de haber estado toda una vida trabajando, visitando el mundo entero… Es decir, hay cosas que… ¿cómo podemos hacer campañas tan costosas por lo de la Unesco y luego tener estos agujeros tan grandes aquí?

Cantaban los Yesterdays de Juan Carlos Aragón, autor del Carnaval de Cádiz, y con motivo del reconocimiento de la ciudad como patrimonio de la humanidad, aquello de «un mojón pa los humanos, Cádiz es de Cádiz na más, y es patrimonio del gaditano». Aquella cuarteta se nos vino a la cabeza a muchos andaluces cuando nos enteramos de que la UNESCO había declarado oficialmente el flamenco como patrimonio cultural de la humanidad ¿Cómo valora Juan Pinilla este reconocimiento?, ¿tiene tal medida un beneficio real para el Flamenco, o, al final, no es más que un nuevo movimiento impulsado desde las instituciones públicas para seguir vaciando de contenido las raices que unen a Andalucía con el Flamenco?, ¿se debería haber impulsado este nombramiento desde otra perspectiva más propiamente andaluza?

Yo digo que han ganado los de siempre, los acólitos al PSOE, los artistas de carné que son los que se llevan las grandes programaciones. Había un titular de un periódico muy facha, El Mundo, pero que a mí me gusta leer para generarme debate interno, y un crítico titulaba “Pierden muchos, ganan unos pocos”. Acertadísimo. Ganan los pocos de siempre, perdemos todos, porque el flamenco, como el jazz o el blues es una música que no se puede medir, ni calibrar, que será patrimonio de la humanidad siempre, y que no tiene que venir la oficialidad a reconocer absolutamente nada, porque no lo han hecho con otras músicas de gran valor. No se sabe si la Unesco le hace favor al flamenco o es al revés, porque esta música, paradójicamente, está en su mejor momento.

¿Cómo ve Juán Pinilla el futuro de Andalucía?

Sinceramente mal, por eso, porque todo, absolutamente todo, nos está arrastrando. Los medios de comunicación están en manos de unos pocos, con intereses privados, y eso redunda en lo mismo de siempre, en que nos veamos arrastrados por el capital y la mentalidad capitalista, pero hasta extremos de que nos hacen dudar realmente si una opción contraria a esa uniformidad de pensamiento, no es algo, casi terrorista. No soy capaz de desligar a Andalucía de los problemas del resto de la sociedad, de la desgana y la desidia, de esa manera de pasar de los políticos. La gente no se da cuenta que dejar de votar, es votar a la derecha. Ojalá de aquí a unos meses se produzca una revuelta parecida a la que ha habido en Túnez, pero sin muertos, por supuesto, una revuelta civilizada, más al modo Gandhi, y ese grupo de gente que todavía queda reivindicativa en Andalucía, un grupo de gente que sobre todo se concentran en algunas zonas jornaleras de Sevilla y que tienen grupos afines en Jaén, Cádiz, Málaga, o Granada, por ejemplo, sean capaces de contagiar de lucidez, como en la novela de Saramago, a las persona, y que derroquen a estos nefastos gobiernos que están conviertiendo a la tierra de la luz en el reino de las sombras.

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