por Armando G. Tejeda
martes, 14 de diciembre de 2010
Madrid.- Nos rodean las falsificaciones, las mentiras. Más aún, la historia de la humanidad es una sucesión de falsificaciones, como el panfleto de los Ancianos de Sión o los viajes de Marco Polo o, más recientemente, las mentiras para invadir Irak, señaló Umberto Eco durante la presentación en el Círculo de Bellas Artes de Madrid de su nueva novela, El cementerio de Praga.
El escritor y agudo intelectual italiano advirtió que Silvio Berlusconi es un zombi, un muerto viviente, un vampiro y por eso es más peligroso, al tiempo que advirtió que las revelaciones de Wikileaks suponen el cambio del paradigma de Orwell: Ahora son todas las personas controladas las que controlan a ese gran poder que lo mira todo.
Umberto Eco nació en la ciudad italiana de Alessandria en 1932, sólo unos años antes de que estallara la Segunda Guerra Mundial, que a la postre se convirtió en uno de los episodios históricos y autobiográficos que más han marcado su vida y su pensamiento. Ahora en su novela El cementerio de Praga (Lumen) se entremezcla la ficción y la verdad histórica, se suceden episodios propios de los folletines del siglo XIX con hechos dramáticos, como el antisemitismo que dio origen a la Alemania de Adolf Hitler.
“Es una novela folletinesca donde todos los personajes, excepto el protagonista, existieron realmente, incluso su abuelo, autor de una misteriosa carta al abad Barruel que desencadenó el antisemitismo moderno.
El único personaje inventado de la novela (que sin embargo nos recuerda a muchos que conocemos, incluso hoy día) es a su vez autor de muchas falsificaciones e instigador de varios complots, con subterráneos poblados de cadáveres, naves que explotan cerca de volcanes en erupción, curas apuñalados, notarios con barba postiza y mujeres histéricas devotas del satanismo, misas negras incluidas, explicó Eco, quien mantiene intacto su sentido del humor e ironía.
Cólera del Vaticano
Umberto Eco, también académico de la lengua, semiólogo y ensayista, incursionó por primera vez en la ficción en 1980, con un libro que marcó una época: El nombre de la rosa, en el que se sumerge en el oscurantismo de la Iglesia católica mediante una trama de espionaje e intrigas.
Ahora publica su séptima novela, sin contar sus los innumerables textos académicos y ensayos literarios.
Eco explicó que en su nueva obra intenta “construir un auténtico folletín del siglo XIX y de hecho he puesto las ilustraciones de la época, que tienen una función doble, en el sentido de que algunas están extraídas de novelas del siglo XIX y, por tanto, hacen pensar al lector que la historia es inventada.
Pero por otra parte hay ilustraciones que son documentos auténticos, con lo cual el lector piensa en ese momento que esa historia es verdadera. Así que esta oscilación entre lo inventado y lo verdadero cumple una función terapéutica para que el lector no se haga demasiado vago.
Se confesó perplejo y sorprendido de que desde la salida del libro, sólo en Italia, se han vendido 600 mil ejemplares.
Es posible que ya todos se hayan vuelto locos y no me extrañaría, pues siguen votando a Berlusconi, señaló entre bromas, pero al mismo tiempo poniendo sobre la mesa uno de los aspectos de la vida política y pública que más le preocupan: la persistencia de un populismo de derechas en Europa que profesa la ideología del racismo, la xenofobia y la persecución al diferente. Tal como ocurre en su novela, en la que un personaje cínico y antipático, el capitán Simonini, se recrea con sus odios inventados.
Un personaje inspirado en el profundo antisemitismo de los jesuitas; posiblemente por esto se encolerizó tanto el Vaticano, pero su cólera y su polémica sólo me ha hecho vender 100 mil ejemplares más.
También se refirió al carácter contemporáneo de su novela, pero por una cuestión accidental, pues El cementerio de Praga está plagada de intrigas políticas, espionaje secreto y verdades reveladas u ocultas. Al igual que ocurre en nuestros días con Wikileaks. Así lo explicó: “Con esta filtración estamos frente al cambio de paradigma de lo que predijo George Orwell en su 1984 y la metáfora del Big Brother. Esa idea planteaba que una sola persona o ente podía controlar y saber lo que estaban haciendo todos los ciudadanos, y esto es realmente así, pues por mi tarjeta de crédito puedan saber los viajes que he hecho, si he comprado pornografía, en fin. Es un poder que controla a todos. Pero con Wikileaks esta idea se subvierte y cambia el paradigma, pues ahora son todas las personas controladas las que controlan a ese poder.”
Además de la necesidad del ser humano de inventarse enemigos para construirse a partir de esas fobias, Eco también subraya, en su reciente novela, el carácter mitómano de la historia.
Nos rodean las falsificaciones, las mentiras. Más aún, la historia de la humanidad es una sucesión de falsificaciones que se mantienen a lo largo de los años, como el panfleto de los Ancianos de Sión que inspiraron la idea del Holocausto a Hitler, o los viajes de Marco Polo o, más recientemente, las mentiras para invadir Irak, señaló.
En cuanto a la polémica que habría desatado el Vaticano, acusándolo de antisemitismo, Eco respondió de nuevo con ironía: No entiendo que alguien quiera ver antisemitismo en este libro, aunque también se dan casos de adolescentes que se excitan con la Venus de Milo o, como diría James Joyce, personas que les excita el triángulo rectángulo.
Al preguntársele sobre la figura del primer ministro de Italia, Silvio Berlusconi y si cree, como señalan los analistas, que está en la decadencia de su carrera política, Eco respondió: Entre el cadáver y el que está vivo se encuentra el vampiro. El zombi o el muerto viviente, que es muy peligroso.
El escritor italiano, también autor de libros como El péndulo de Focault y La misteriosa llama de la reina Loana, calificó de muy grave lo que ocurre en Europa en materia de recortes a la cultura, lo que pone en serio riesgo muchas instituciones y el vigor de la creación y las humanidades.
http://www.elclarin.cl/index.php?option=com_content&task=view&id=23265&Itemid=1