Estado actual de la Ciencia de los cultivos modificados genéticamente para la alimentación

Por Stuart Newman

GeneWatch, Volumen 26 Número 1, enero-marzo 2013

http://www.councilforresponsiblegenetics.org/GeneWatch/GeneWatchPage.aspx?pageId=464

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ESTADO DE LA CIENCIA

Cuando los científicos aprendieron a finales de 1970 cómo se podía transferir el ADN de un organismo a otro, la mejora de los alimentos y otras plantas de cultivo mediante la introducción de genes extraños fue una de las primeras aplicaciones que se propusieron. Con los nuevos hallazgos en genética molecular, tales como que la mutación de un sólo gen podía transformar a una célula en cancerosa (1), parece sorprendente que surgiesen dudas sobre la capacidad de los métodos transgénicos de cambiar la bioquímica de las plantas o su estabilidad ecológica. Algunos críticos ya dijeron que la calidad y la inocuidad de frutas y verduras podía verse afectada, la aparición de alergénicos o tóxicos para los seres humanos y los animales que las consumen, o la resistencia de las malas hierbas, lo que podía alterar los ecosistemas.

En el año 2005, cuando más del 90% de la cosecha anual de soja y el 50% de la cosecha de maíz de los Estados Unidos se produce mediante Ingeniería Genética – una transformación de la producción agrícola que ha durado menos de una década (2)-, los esfuerzos para la realización de estudios y la aprobación de una regulación de los alimentos modificados genéticamente (OGM) se fueron retrasando cada más, de forma irracional. De la lectura de los artículos más recientes en la base de datos PubMed, se extrae la conclusión de que las reservas sobre la introducción de los alimentos transgénicos en la cadena alimentaria se hace ignorando la Ciencia, es económicamente una medida suicida y cruel para las personas que pasan hambre en el mundo. Un resumen en la revista Nature dice lo siguiente: “Los requisitos legales injustificados y poco prácticos que paralizar la extensión de los cultivos modificados genéticamente, que podrían salvar millones de personas del hambre y la desnutrición”. (3)

Muchos periodistas europeos critican la falta de esfuerzos para la introducción de los alimentos modificados genéticamente en los mercados, y los comentaristas estadounidenses lamentan la necesidad de que se quieran realizar nuevas pruebas, cuando ya en su país se han hecho estudios de alimentación a corto plazo en animales. Pero este tipo de estudios no son suficientes para disipar unas preocupaciones razonables. Un grupo científico, revisando las áreas más relevantes, escribió: “Parece que no hay efectos adversos de los cultivos transgénicos en muchas especies animales según los estudios de alimentación a corto plazo, pero los debates sobre los efectos de la alimentación a largo plazo y en varias generaciones permanecen”. (4)

Y de acuerdo con otro grupo que también ha estudiado estos temas:

Las investigaciones más detalladas sobre los cultivos transgénicos han durado tres meses, alimentando a ratas de laboratorio, las cuales son evaluadas bioquímicamente… Los datos de estos ensayos y los correspondientes resultados se mantienen en secreto por las Empresas. Nuestros análisis anteriores… de tres variedades de maíz transgénico nos hizo llegar a la conclusión de que (para el hígado y el riñón) pueden resultar tóxicos, y que por tanto son necesarios nuevos ensayos”. (5)

Otro equipo llevó acabo estudios a largo plazo, con el resultado de que las ratas alimentadas durante cinco generaciones con maíz transgénico resistente a un herbicida mostraban agrandamiento de los ganglios linfáticos y el aumento de los leucocitos en la sangre, con una disminución significativa en el porcentaje de linfocitos T en el bazo y los ganglios linfáticos y de linfocitos B en los ganglios linfáticos y sanguíneos en comparación con el grupo de control en las sucesivas generaciones, alimentado con maíz convencional. (6)

Una cuestión muy importante en los cultivos para la alimentación es el de su efecto en los seres humanos. El estudio más completo sobre este tema es del año 2007, y decía:

Los alimentos modificados genéticamente (OGM) que se encuentran en el mercado internacional han pasado las evaluaciones de riesgo realizadas por las autoridades nacionales. Estas evaluaciones no han encontrado ningún riesgo para la salud humana. Sin embargo, resulta sorprendente observar que los artículos de revisión científica publicados en revistas científicas internacionales durante la actual década, no encuentran, o en un número relativamente pequeño, referencias a estudios toxicológicos o de riesgos para la salud en humanos y animales si son alimentados con productos modificados genéticamente”. (7)

Este mismo grupo volvió a realizar otro examen de la literatura científica cuatro años más tarde, informando que mientras que el número de citas había aumentado en gran medida en el período entre una revisión y otra, la nueva información sobre las patas, pepinos, guisantes o tomates, entre otros cultivos, no estaba disponible. En el caso del maíz, el arroz y la soja, había un equilibrio entre el número de estudios que sugerían que el maíz y la soja transgénicos son tan seguros y nutritivos como sus respectivos convencionales no transgénicos, y los que seguían mostrando serias reservas hacia ellos. También señalaban que “la mayoría de los estudios han sido realizados por las Empresas Biotecnológicas que pretenden comercializar los cultivos modificados genéticamente”. (8)

Dada la incertidumbre sobre los efectos en la salud por el consumo a largo plazo de los alimentos transgénicos, es de destacar que hasta ahora la cuestión de los cultivos modificados genéticamente se haya centrada casi exclusivamente en los aspectos económicos de la producción ( es decir, cultivos resistentes a herbicidas e insectos, facilidad en el transporte y conservación), en lugar de una mejora en la nutrición y el sabor. Atender a las cualidades biológicas para mejorar la producción, el transporte y la conservación, puede comprometer el sabor, como se vio con el tomate Flavr Savr, el primer cultivo modificado genéticamente presentado ante la FDA para su aprobación para consumo humano, hace dos décadas. (9)

Para proteger sus inversiones y superar el escepticismo de muchas personas, la Industria de los alimentos biotecnológicos ha dependido de unas Agencias de Regulación muy dóciles (10), ridiculizando la supuesta ignorancia científica de los críticos a esta Industria (11, 12) y desarrollando costosas campañas contra el etiquetado de los alimentos transgénicos señalando su presencia, que hasta ahora aparecen como los convencionales naturales (13). (…) Si estos alimentos de verdad benefician a las personas que los consumen y no sólo a los que los venden, entonces abriría las puertas de una regulación muy debilitada. El arroz dorado, diseñado para proporcionar vitamina A a los niños desnutridos, no ha logrado superar los obstáculos para su aprobación para uso dietético. Aunque su capacidad para aliviar la desnutrición es muy escasa, tiene cierto mérito en la prevención de la ceguera y parece que está prevista su aprobación para el próximo año o en fechas próximas (14). Si es así, es casi seguro que las empresas de Agronegocios van a reforzar su control sobre el suministro de alimentos en el mundo, aumentando su capacidad de imponer sus productos, que son cuestionables para una clientela cautiva, es decir, todos nosotros.

Stuart Newman es profesor de Biología Celular y Anatomía en el New York Medical College y miembro fundador del Consejo por una Genética Responsable.

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Notas:

1. Weinstein, I. B., et al. 1984. Cellular targets and host genes in multistage carcinogenesis. Fed Proc. 43: 2287-2294.

2. Hsieh-Li, H. M., et al. 1995. Hoxa 11 structure, extensive antisense transcription, and function in male and female fertility. Development. 121: 1373-1385.

3. Potrykus, I. 2010. Regulation must be revolutionized. Nature. 466: 561.

4. Zhang, W. & F. Shi. 2010. Do genetically modified crops affect animal reproduction? A review of the ongoing debate. Animal. 5: 1048-1059.

5. de Vendomois, J. S., et al. 2010. Debate on GMOs health risks after statistical findings in regulatory tests. Int J Biol Sci. 6: 590-598.

6. Krzyzowska, M., et al. 2010. The effect of multigenerational diet containing genetically modified triticale on immune system in mice. Pol J Vet Sci. 13: 423-430.

7. Domingo, J. L. 2007. Toxicity studies of genetically modified plants: a review of the published literature. Crit Rev Food Sci Nutr. 47: 721-733.

8. Domingo, J. L. & J. Gine Bordonaba. 2011. A literature review on the safety assessment of genetically modified plants. Environ Int. 37: 734-742.

9. Redenbaugh, K. 1992. Safety assessment of genetically engineered fruits and vegetables: a case study of the FLAVR SAVR tomato. CRC Press. Boca Raton, Fla.

10. Newman, S. A. 2009. Genetically modified foods and the attack on nature. Capitalism Nature Socialism. 20: 22-31.

11. Silver, L. M. 2006. Why GM Is good for us: genetically modified foods may be greener than organic ones. In Newsweek International, March 20: 57-58. http://128.112.44.57/CNmedia/articles/06newsweekpig1s1.pdf

12. Shermer, M. 2013. The liberals’ war on science. ScientficAmerican.com, January 21. http://www.scientificamerican.com/article.cfm?id=the-liberals-war-on-science

13. Vaughan, A. 2012. Prop 37: Californian voters reject GM food labelling. Guardian.co.uk, November 7. http://www.guardian.co.uk/environment/2012/nov/07/prop-37-californian-gm-labelling

14. Haskell, M. J. 2012. The challenge to reach nutritional adequacy for vitamin A: beta-carotene bioavailability and conversion–evidence in humans. Am J Clin Nutr. 96: 1193S-1203S.

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Fuente: http://www.gmwatch.org/index.php?option=com_content&view=article&id=14741:the-state-of-the-science-on-gm-food-crops

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