Spiegel On line International, 2 de octubre de 2010
El Sector Financiero es el culpable de la creciente brecha entre ricos y pobres, dice el premio Nobel Joseph Stiglitz, profesor de economía. En una entrevista con Der Spiegel acusa a la Industria de aprovecharse de los pobres y de dirigir las políticas gubernamentales, lo que les ayuda a hacerse todavía más ricos.
En la Universidad de Columbia, que se encuentra a poca distancia de Harlem al Oeste de Manhattan, riqueza y pobreza están más cerca que en cualquier otro lugar de Nueva York. Aquí es donde el economista estadounidense y ganador del Premio Nobel de 2001 Joseph Stiglitz trabaja como profesor. Nacido en Gary, Indiana, ha pasado años estudiando la desigualdad social. Su primera experiencia personal con el problema fue de niño cuando preguntó por qué su niñera no estaba cuidando a sus propios hijos. Más tarde, fue economista jefe del Banco Mundial, estudiando el fenómeno a nivel global. En junio publicó un libro sobre el tema, titulado “El precio de la desigualdad; ¿cómo la división social pone en peligro nuestro futuro”, que acaba de ser publicado en alemán. En la entrevista con Der Spiegel, Stiglitz explica cómo las disparidades en los niveles de riqueza están dividiendo a los Estados Unidos y cómo Europa podría superar la crisis del euro.
SPIEGEL: Profesor Stiglitz, ¿ cómo espera que el próximo Presidente de los Estados Unidos aborde el problema de la desigual distribución de la riqueza?
Stiglitz: En primer lugar, hay que reconocer que hay un verdadero problema. Observar el problema de la desigualdad es como ver crecer la hierba: no se detecta de un día para otro, pero al cabo de un tiempo se hace visible.
SPIEGEL: ¿ Y hasta dónde ha llegado este nivel de desigualdad?
Stiglitz: En las últimas décadas, la disparidad en los ingresos y en la riqueza han crecido de forma espectacular en este país. Pongamos un ejemplo: en 2011, los seis herederos del imperio Wall-Mart poseían una riqueza de casi 70 mil millones de dólares, lo que equivale a la riqueza del 30% de la parte inferior de la población de Estados Unidos.
SPIEGEL: Los Estados Unidos siempre se han considerado como una tierra de oportunidades, donde la gente podía pasar de la pobreza a la riqueza. ¿Qué ha sido de este sueño americano?
Stiglitz: Esta creencia está todavía muy arraigada, pero este sueño americano se ha convertido en un mito. Las oportunidades en la vida de un joven estadounidense dependen de los ingresos y la educación de sus padres, aquí más que en cualquier otro país avanzado industrialmente. La creencia en el sueño americano se ve reforzada por las anécdotas: la de algunas personas que han ascendido desde la parte inferior a la superior. Pero lo más importante es tener en cuenta las posibilidades reales en la vida de una persona. La creencia en el sueño americano no está apoyada por los datos.
SPIEGEL: ¿Qué sugieren los datos?
Stiglitz: No se ha producido ninguna mejora en el bienestar de la familia típica estadounidense durante los últimos 20 años. Pero por otro lado, el 1% de la población acapara un 40% más en una semana que la quinta parte inferior en un año. En resumen, nos hemos convertido en una sociedad muy dividida. Estados Unidos ha creado una máquina económica maravillosa, pero la mayor parte de los beneficios van a parar a los de arriba.
SPIEGEL: A falta sólo de cinco semana para iniciar la campaña presidencial, la desigualdad todavía no ha jugado un papel importe en ella todavía.
Stiglitz: Se ha tratado, pero sólo de forma muy trivial. No se puede esperar un debate serio sobre el coeficiente de Gini, que mide estadísticamente la desigualdad. Pero cuando los demócratas dicen que apoyan a la clase media, de lo que realmente están hablando es de la desigualdad. Y hay que destacar el contraste con el candidato republicano Mitt Romney, quien es un ejemplo emblemático de ese 1% de la población. La ofensa de Romney al 47% de los estadounidenses que no pagan impuestos sobre la renta ha producido una fuerte reacción, en parte porque se demostró la escasa conexión entre los de arriba y el resto de la población.
SPIEGEL: El eslogan político del movimiento Occupy fue “Somos el 99%”. Pero ¿quién representa exactamente el 1%?
Stiglitz: Está formado por las personas que tienen del 20 al 25 de los ingresos. Esta parte se ha doblado en los últimos 30 años. Son dueños de casi el 35% de la riqueza o incluso más. Tienen las mejores casas, la mejor educación y los mejores estilos de vida.
SPIEGEL: ¿ Los ricos no ofrecen también algo a cambio? En Alemania, el 1% del estrato social superior contribuye con casi un cuarto de los ingresos fiscales, y si consideramos el 10% superior, pagan más de la mitad de los impuestos. ¿No es la parte que les corresponde?
Stiglitz: No sé cuál la situación en Alemania. Lo que sí puede decir es que el 1% de los Estados Unidos tiene una tasa impositiva promedio de menos del 30% de sus ingresos, y la gran mayoría obtienen sus ingresos como ganancias de capital, pagando mucho menos. Y sabemos que no declaran todos sus ingresos.
SPIEGEL: Sin embargo, creíamos que por regla general los estadounidenses no envidiaban la opulencia de los ricos.
Stiglitz: No hay nada malo en que si alguien ha inventado algo que supone un importante avance técnico que redunda en beneficio de todos, reciba los beneficios que le corresponden. Merece este dinero. Pero muchos de los que en el sector financiero han acumulado riquezas ha sido por manipulación económica, por prácticas engañosas y anticompetitivas, por préstamos abusivos. Se aprovecharon de los pobres y de los mal informados, ya que consiguieron ingentes cantidades de dinero mediante préstamos abusivos. Vendieron hipotecas ruinosas y ocultaron los detalles en la letra pequeña.
SPIEGEL: ¿Por qué el Gobierno no puso fin a esta conducta?
Stiglitz: La razón es obvia: el apoyo de la elite financiera a las campañas políticas mediante enormes contribuciones. Así consiguen prerrogativas para obtener aún más beneficios. Gran parte de la desigualdad que existe hoy en día se debe al resultado de las políticas gubernamentales.
SPIEGEL: ¿Puede darnos un ejemplo?
Stiglitz: En 2008, el Presidente George W. Bush afirmó que no había suficiente dinero para el seguro médico de los niños pobres de Norteamérica, con un coste de unos mil millones de dólares al año. Pero de repente, salieron 150 mil millones para rescatar a la compañía de seguros AIG. Eso demuestra que algo está mal en nuestro sistema político. Es algo más parecido a “un dólar, un voto” que a “una persona, un voto”.
SPIEGEL: El 99% frente al 1%: suena como el escenario perfecto para una revolución. ¿Por qué todavía siguen las cosas tan tranquilas en los Estados Unidos?
Stiglitz: Los Estados Unidos no tienen mucho espíritu revolucionario. Me preocupa ver a la gente alienada por la política. En las últimas elecciones hubo una participación electoral de los jóvenes en torno al 20%. Son las personas que tienen su futuro más en vilo, y el 80% de ellos piensan que no merece la pena votar porque se trata de un sistema amañado y al final los bancos van a gobernar el país de todos modos.
SPIEGEL: El movimiento Occupy no fue capaz de convertirse en un factor determinante. ¿Por qué fracasó?
Stiglitz: Se convirtió en un movimiento anti-establishment, y un aspecto de ser antisistema es la falta de organización. No se puede sacar un movimiento adelante si no está organizado. De todos modos, la situación de frustración sigue ahí. Voy a contar una historia: Hace poco fui a ver la ópera de Bertolt Brech “La ópera de los tres centavos”. Cuando llega el momento en el que se dice: “¿Cuáĺ es el delito del robo de un banco en comparación con perpetrar un crimen?”. Todo el público empezó a aplaudir.
SPIEGEL: Hace cuatro años citamos eso mismo en la portada de Der Spiegel, a raíz de la crisis bancaria.
Stiglitz: ¿En serio? No es que hubiese mucha agitación entre la gente que esa noche acudió al teatro, pero me dijo algo acerca de lo que está llegando a la psique de los estadounidenses.
SPIEGEL: ¿Y qué es lo que hay en su mente?
Stiglitz: La gente teme perder su trabajo. Incluso si tienen un trabajo, no están seguro de conservarlo. De lo que sí están seguros es de que si pierden su trabajo va a ser muy difícil conseguir otro. Todo el mundo conoce a otras personas que no encuentran trabajo…
SPIEGEL: … o que perdieron su hogar.
Stiglitz: Es otra fuente de ansiedad. Más de la cuarta parte de todos los propietarios deben más dinero que el valor de sus casas. Necesitamos una estrategia de crecimiento para estimular la economía. No hemos invertido lo suficiente durante 30 años en infraestructura, en tecnología, en educación.
SPIEGEL: Con la carga de una deuda de 16 billones de dólares no hay mucho margen de maniobra.
Stiglitz: Estados Unidos puede pedir prestado a una tasa cercana al 0% de interés, por lo que sería estúpido no invertir más y crear puestos de trabajo. Y también podríamos hacer esfuerzos para que los ricos paguen los impuestos que les corresponde en justicia. Podríamos conseguir más dinero de muy diferentes formas. Por ejemplo las empresas mineras: el Gobierno les otorga el derecho de extracción de recursos por mucho menos de lo que debieran pagar. En las subastas se podrían asegurar de que pagasen adecuadamente.
SPIEGEL: ¿Así que su respuesta al problema de la desigualdad es transferir dinero desde la parte alta a las capas inferiores?
Stiglitz: En primer lugar, la transferencia de dinero desde la parte superior a la inferior es sólo una sugerencia. Más importante es ayudar a la economía a crecer en formas que beneficien tanto a unos como a otros, y poner fin a esa vía que mueve tanto dinero desde los ciudadanos a los que están arriba.
SPIEGEL: ¿ Es la redistribución también una estrategia a llevar a cabo en Europa y afrontar la crisis del euro, mover el dinero desde el norte hacia el sur?
Stiglitz: El principal problema de Europa en este momento son los paquetes de austeridad, que deprimen la demanda y debilitan el crecimiento económico. La reversión de esta política es absolutamente esencial para el crecimiento y alcanzar una mayor igualdad. España, por ejemplo, se vuelve cada vez más débil, el dinero sale del país. Ha entrado en una espiral negativa.
SPIEGEL: ¿No es el verdadero problema la falta de competitividad? España y los demás países en crisis han vivido por encima de sus posibilidades, es el motivo por el cual hay problemas.
Stigilitz: No, la crisis europea no está causada por el exceso de deuda a largo plazo y el déficit. Está causada por los recortes en el gasto público. La recesión ha generado déficit, no al revés. Antes de la crisis, España e Irlanda tenían superávit presupuestarios. No pueden ser acusados de libertinaje fiscal. Mayor disciplina fiscal aún empeora más la recesión. Ninguna economía se ha recuperado de una recesión mediante medidas de austeridad.
SPIEGEL: ¿En serio? ¿Qué hay de Estonia Y Letonia? Con severas reducciones de los salarios estos estados bálticos ha impulsado la productividad y se han recuperado.
Stiglitz: Son economías pequeñas. Pueden compensar la pérdida de ingresos del Gobierno con más exportaciones. Por eso no quieren trabajar con un tipo fijo de cambio, sobre todo cuando sus socios comerciales no lo están haciendo bien. Los países en crisis no sufren de un excesivo gasto. El problema no es la oferta, sino la demanda. Es responsabilidad de la política monetaria y fiscal mantener la economía en pleno empleo.
SPIEGEL: ¿No importan los costes? Ningún hogar puede vivir por encima de sus posibilidades de forma permanente. ¿Por qué los Gobiernos no debieran de cumplir esta regla?
Stigilitz: Los países no son lo mismo que los hogares. Si un ciudadano recorta su gasto, eso no tiene consecuencias para el país. El desempleo no aumenta. Pero si el Gobierno recorta el gasto, entonces tiene un efecto muy importante. La expansión del gasto puede aumentar la producción mediante la creación de puestos de trabajo que serán ocupados por personas que de otra manera estarían desempleadas.
SPIEGEL: Usted asume que los Gobiernos saben cómo crear empleos ¿No sobrestima esa habilidad?
Stiglitz: Necesitamos carreteras, puentes y aeropuertos. Eso es obvio. El rendimiento de las inversiones públicas en tecnología ha sido muy alto, piénsese en Internet, el proyecto Genoma Humano y el telégrafo.
SPIEGEL: Hay muchos ejemplos de dinero público que se desperdicia. El programa espacial de los Estados Unidos cuesta una fortuna y los resultados son cuestionables.
Stiglitz: Pero incluso esos gastos son menores que el dinero gastado por el sector privado financiero de los Estados Unidos, y los miles de millones gastados para rescatar a las empresas del sector financiero. Una sola Corporación, AIG, obtuvo más de 150 mil millones de dólares, más de lo que se ha gastado en bienestar para las familias necesitada desde 1990 a 2006.
SPIEGEL: El Gobierno también se ha convertido en propietario de estas empresas y llegó incluso a vender parte de ellas con cierto beneficio. ¿No tiene miedo de que esta estrategia de los paquetes de estímulo, cada vez más grandes, pueda generar inflación?
Stiglitz: No necesariamente. El Banco Central tiene la capacidad de sacar liquidez del sistema.
SPIEGEL: Pero es mucho más difícil conseguir la liquidez fuera que conseguirla dentro.
Stiglitz: Un Banco Central bien administrado tiene muchas herramientas a su disposición. Se pueden subir los tipos de interés o los requisitos de las reservas para los bancos privados. Así que creo que hay poco peligro. La debilidad de la economía europea representa un riesgo mucho mayor que el riesgo de una inflación moderada. Mejor trabajo, aunque se hayan reducido los ingresos en términos reales en un pequeño porcentaje, que no tenerlo.
SPIEGEL: ¿Cuál cree que son las perspectivas del futuro para Europa?
Stiglitz: Europa está en un punto crítico. Las alternativas son “más Europa” o “no Europa”. La configuración es medianamente inestable.
SPIEGEL: ¿Y cuál sería la mejor opción para Alemania?
Stiglitz: Ambas estrategias costarán dinero a Alemania, pero la opción “más Europa” le costará menos. Europa necesita un sistema bancario común y un marco financiero común. De tomar estas medidas, Europa en su conjunto podría tener un mejor acceso al crédito en Estados Unidos. Así que “más Europa” no sólo es mejor para España o Italia, sino también para Alemania.
SPIEGEL: Profesor Stiglitz, le damos las gracias por concedernos esta entrevista.
Entrevista realizada por Alexander Jung y Thomas Schulz
Traducción: Noticias de abajo