Steven Weinberg: Contra la Filosofía

Por Christos Kefalis, 19 de septiembre de 2015

Dissident Voice

contra_filosofia_1 La polémica de Weinberg sobre el Positivismo aparece en un capitulo de su libro “Sueños de una teoría final”, titulado “Contra la Filosofía”. Es un alegato contra la Filosofía en general, en el que se incluyen algunos juicios negativos de eminentes pensadores de la era del avance de la burguesía y del marxismo. Sus observaciones son sesgadas, por decirlo suavemente, pero merece nuestra atención como representante de juicios parecidos de otros muchos importantes físicos, que mantienen una tensa relación con la Filosofía, lo que les impide asimilar el pensamiento progresista y el marxismo. Lo comentaremos brevemente en esta parte final.

Weinberg es un físico interesado en los fundamentos filosóficos de la Ciencia y un pensador extremadamente serio, por lo que no se puede considerar que su oposición a la Filosofía no surja de un sesgo arbitrario. La verdadera causa de la polémica radica en el hecho de que no ve actualmente trabajos destacados en la Filosofía de la Ciencia. La mayor parte de sus críticas se dirigen contra los teóricos positivistas, como Kuhn, Feyerabend, Wittgenstein, y en contra de los partidarios del positivismo entre los científicos de las Ciencias Naturales, como Mach. Weinberg señala el camino que le llevó lejos de la Filosofía, en la que en un principio tuvo gran interés:

“El conocimiento de la Filosofía no parece ser de utilidad para los físicos… Después de unos años de enamoramiento con la Filosofía cuando era estudiante, más tarde empezó a desencantarme. Las ideas de los filósofos me parecieron turbias e intrascendentes en comparación con los deslumbrantes éxitos de la Física y las Matemáticas. Desde entonces he leído los trabajos publicados sobre Filosofía de la Ciencia. Algunos de ellos están escritos en una jerga tan impenetrable que sólo puedo pensar que están dirigidos para impresionar, confundiendo oscuridad con profundidad. Otros se leían bien y parecían ingeniosos, como los escritos de Wittgenstein y Paul Feyerabend. Pero nada de lo que decían me pareció que tuviera que ver con el trabajo científico tal y como yo lo conocía… No pretendo asumir el papel de un filósofo, sino más bien soy un raro espécimen, un científico que no encuentra ninguna ayuda en la Filosofía profesional “. (1)

Se trata sin duda de una confesión honesta y esclarecedora. Weinberg tiene razón en sus críticas a filósofos como Wittgenstein y Feyerabend, que confunden los problemas de la Ciencia desde el punto de vista de la ideología burguesa escolástica moderna. Sin embargo, generalizando de forma acrítica contra las diversas corrientes y pensadores del pasado, llega a una evaluación totalmente negativa de toda la Filosofía.

Realiza algunas observaciones correctas sobre la naturaleza mecanicista del materialismo del siglo XVIII y los elementos arbitrarios de las filosofías de esa misma época. Expone con brillantez errores de Kant, como el apriorismo y su concepción idealista del espacio y el tiempo, oponiéndose a los puntos de vista de la Física moderna:

“Kant nos enseñó que el espacio y el tiempo no son parte de una realidad externa, sino que son estructuras preexistentes en nuestras mentes que nos permiten relacionarnos con los objetos y los hechos. Para un kantiano, lo más terrible de las teorías de Einstein es que degradan el espacio y el tiempo a aspectos ordinarios del Universo físico, aspectos que podrían estar afectados por el movimiento ( en la relatividad especial) o la gravitación (relatividad general)”. (1)

Las imprecisiones surgen cuando se pasa a las corrientes filosóficas del pasado, de las que tenemos un conocimiento adecuado sólo en su aspecto científico. Weinberg reconoce a la filosofía materialista atomista como la más progresista de la antigüedad, pero se incluye en la tradición del Mecanicismo:

“Consideremos… la venerable doctrina del Mecanicismo, la idea de que la naturaleza opera a través del impacto de partículas materiales o fluidos. En el mundo antiguo ninguna doctrina llegó más lejos. Desde que los filósofos presocráticos como Demócrito y Leucipo comenzaron a especular sobre los átomos, la idea de que los fenómenos naturales tenían causas mecánicas supuso una oposición a las creencias populares en los dioses y los demonios. La figura más destacada del culto helenístico, Epicuro, nos trajo una cosmovisión mecánica, un credo que supuso un antídoto contra la creencia en los dioses del Olimpo”. (1)

Esto puede ser válido para Demócrito, pero no para Epicuro, que propuso la desviación espontánea de los átomos de la línea recta. El libro QED (de Feymann ?) no es más que una demostración científica de la brillante idea de Epicuro.

Winberg sostiene que la antigua tradición del mecanicismo se incorporó a la Física clásica a través de Descartes, jugando también inicialmente un papel progresista:

“Cuando René Descartes establece en la década de 1630 su intento de comprender el mundo en términos racionales, era natural que describiese las fuerzas físicas, como la gravedad, de una forma mecanicista, en términos de vórtices en un fluido material que ocupa todo el espacio. La Filosofía Mecánica de Descartes tuvo una gran influencia en Newton… porque le proporcionó un ejemplo de teoría mecánica que podía tener sentido en la naturaleza. El mecanicismo alcanzó su apogeo en el siglo XIX, con la brillante explicación de la Química y el calor en términos de átomos. Sin embargo, esta visión mecanicista supuso un obstáculo al progreso científico, tanto en el siglo XVII como en el XVIII. La teoría de la gravitación de Newton contenía elementos significativos no mecanicistas, la idea de la acción a distancia, que encontró resistencia en los círculos filosóficos y sólo fue aceptada en el siglo XVIII. Sin duda, esto se debió en parte a la influencia de filósofos como Voltaire y Kant. Pero, una vez más, la Filosofía tuvo una influencia negativa; sólo ayudó a que la Ciencia se liberase de las limitaciones impuestas por la Filosofía misma”. (1)

Esto sólo es cierto a medias. La teoría de la gravedad de Newton tenía ese interesante aspecto mencionado por Weinberg, pero concebido dentro de un marco mecanicista: el vacío, la acción directa a distancia, la aceptación de una visión estática de la materia, y así sucesivamente. Por otra parte, los grandes filósofos de la época, como Descartes, Leibniz y Kant, tuvieron una contribución directa en las Ciencias Naturales y generalizaron su punto de vista en su Filosofía natural. En la medida en que lo percibieron como una trabajo autónomo de la razón, generalizaron no solamente los logros, sino también las limitaciones de la ciencia de su tiempo, que tendía a convertirse en una barrera para la mente humana. Sin embargo, entendieron estas limitaciones y en sus mejores momentos marcaron el camino para su superación a través de una concepción racional de la materia, la fuerza y el movimiento. Weinberg, sin duda, se sorprendería al saber que Kant fue más allá de las concepciones newtonianas, anticipando en muchos aspectos las bases de la relatividad y de la cosmología moderna (2). Su crítica sólo abarca una parte, la de las barreras impuestas por la Filosofía, sobre todo debido a que parte de un punto de vista idealista, lo que supone una carencia: las repercusiones dialécticas.

Pasando al Marxismo, Weinberg afirma que “En el siglo XIX la heroica tradición del Mecanicismo se incorporó, por desgracia, al materialismo dialéctico de Marx y Engels y sus seguidores”. (1)

Ya hemos visto (3) que esta consideración tiene alguna justificación en lo que se refiere a Engels. También puede ser válido a un número elevado de eminentes marxistas de la II Internacional, como Kaustsky, quien tenía una visión fatalista de la transición al socialismo (que más tarde el estalinismo convirtió en una caricatura), ni Pléjanov queda inmune. Lo que realmente sucedió es que algunos marxistas incorporan en su punto de vista elementos anteriores del Materialismo mecanicista, invirtiéndolos con una terminología dialéctica. Sin embargo, la línea principal de desarrollo del Marxismo, pasando de Lenin a Trotsky, Bujarin, Gramsci y Lukács, delimitó sistemáticamente estos elementos mecanicistas extraños. Este esfuerzo dio importantes resultados, aunque se centró inicialmente en las áreas de la superestructura, como la ideología y el arte, algo que no interesaba directamente a los científicos de las Ciencias Naturales.

No carece de astucia la crítica de Weinberg en la identificación de los problemas, con una cierta incomprensión y representación errónea debido al escaso conocimiento de la materia. Se complementa con una evaluación errónea del Materialismo y el Empiriocriticismo de Lenin:

Lenin, en el exilio en 1908, escribió un ampuloso tratado sobre el Materialismo, y aunque para él fuese un dispositivo para atacar a otros revolucionarios, fragmentos de sus comentarios se convirtieron en las Sagradas Escrituras para sus seguidores, de modo que el Materialismo dialéctico se interpuso en el camino para la aceptación de la relatividad general en la Unión Soviética.

Todavía en 1961, el distinguido físico ruso Vladimir Fock se sintió obligado a defenderse de la acusación de que se había desviado de la ortodoxia filosófica. El preámbulo de su tratado “La Teoría del Espacio, Tiempo y Gravitación” contiene una destacada declaración: El lado filosófico de nuestros puntos de vista sobre la teoría del espacio, el tiempo y la gravitación, se forjó bajo la influencia de la filosofía del materialismo dialéctico, en particular bajo la influencia del Materialismo y de la crítica empírica de Lenin”. (4)

Lo primero que me viene a la mente es que los otros revolucionarios a quienes Lenin atacó fueron los seguidores rusos de Mach, cuya filosofía idealista también critica severamente Weinberg por ser perjudicial para las Ciencias Naturales. Estos Machistas (seguidores de Mach) como Bogdánov, Bazárov y otros, argumentaron que la realidad es un conjunto de sensaciones que se interponen entre el sujeto y los conceptos de las Ciencias Naturales, tales como el átomo, etc. todas ellas hipótesis que no tendrían ninguna validez objetiva. Algunos de ellos intentaron abiertamente conciliar sobre esta base el Marxismo con la Religión. Lo sorprendente es que muchos de los argumentos de Lenin coinciden completamente con los dirigidos por Winberg contra Mach y Kant, que si los leyese sin saber que proceden de Lenin, seguramente los alabaría como idénticos a los suyos propios.

También es incorrecto que el Materialismo y el Empiriocriticismo estuviesen dirigidos contra los Machistas rusos. Lenin presenta en primer lugar las posiciones filosóficas básicas, el Idealismo ( objetivo y subjetivo), el Agnosticismo y el Materialismo, en referencia a las principales corrientes de la Ideología burguesa en ascenso. Y procedió a demostrar que las tendencias Idealistas y Agnóstica prevalecieron en la Filosofía burguesa reaccionaria de su tiempo, librando una batalla contra sus sofismas y errores, que sumían al Machismo en la confusión. En este sentido, las posiciones de los machistas rusos sirvieron a Lenin más bien de estímulo, mientras que el verdadero objetivo de su libro fue librar una guerra contra las principales tendencias y corrientes de la Filosofía burguesa reaccionaria.

Esta polémica iniciada por Lenin, dio origen más tarde a una serie de consignas dogmáticas en contra de la Ciencia. Fock fue encarcelado durante un corto período de tiempo. Sin embargo, como han demostrado serios historiadores de la Ciencia de la URSS, Fock fue un materialista dialéctico consciente. Sus declaraciones sobre la influencia positiva del Materialismo y el Empiriocriticismo, que había leído en 1932, eran honestas y se mostró resentido cuando el Régimen estalinista cuando convirtió al libro en una especie de catecismo policial (5).

No vamos a insistir en otras cuestiones planteadas por Weinberg. Algunas de ellas están mejor presentadas, como veremos, por Michio Kaku (6). Sin embargo, no es difícil entender cómo Weinberg llega a tales juicios unilaterales. Dice que su trabajo científico le permitió escaso tiempo para otros quehaceres y está claro que su conocimiento de la Filosofía burguesa progresista y el Marxismo es de segunda mano. En Feyerabend, quien lo haya leído, uno puede encontrar referencias totalmente falsas atribuidas a Marx y Lenin, del mismo modo que su esfuerzo para apoyar una posición irracional de que la Ciencia no requiere de ningún método en lo que se refiere a su concepto de desarrollo desigual (7). Los científicos se formarán una idea equivocada de Marx y Lenin al leer esto, si no investigan más a fondo, algo desde luego nada halagador. Pero incluso si alguien inicia una búsqueda y va a recalar en libros como el de Woods y Grant (8), con razón llegarían a una conclusión: que el Marxismo es una teoría obsoleta contraria a la Ciencia.

Y sin embargo, la verdad es que todo esto es una solemne tontería ataviada con la terminología marxista, lo cual no afecta a la validez del Marxismo, por la misma razón que la validez de la Mecánica Cuántica no se ve perjudicada por las prédicas de los gurús de la Nueva Era, con sus sopas cuánticas y telepatías.

En este sentido, son cuestionables los puntos de vista filosóficos de Weinberg comentados aquí, lo que de ninguna manera resta valor a sus argumentos materialistas y ateos. En cambio, hace recaer el énfasis en las dificultades que esto supuso para el desarrollo de las Ciencias Naturales, incluso sin llegar a comprender perfectamente los problemas filosóficos subyacentes. Lo cerca que estuvieron los grandes físicos de una cosmovisión dialéctica sin apenas darse cuanta de ello y la necesidad de adquirir un punto de vista filosófico más profundo y certero, son conclusiones adicionales.

El presente artículo forma parte de uno de los capítulos del libro de Kefalis recientemente publicado “Los grandes científicos de las Ciencias Naturales”, Ed. Topos, Atenas 2015. El libro evalúa el trabajo y las ideas de 23 grandes científicos de las Ciencias Naturales, tales como Einstein, Bohr, Heisenberg, Dirac, Feynman, Hawking, Weinberg, Witten, Dawkins, etc., desde el punto de vista de la dialéctica marxista.

Referencias:

1.- Here and later quotations are from the chapter “Against philosophy” of Dreams of a Final Theory, as it appears online.

2.- See our discussion of Kant in Ch. Kefalis, The Great Natural Scientists, ed. Topos, Athens 2015, p.154-169. []

3.- On the simplistic elements in Engels’s understanding of dialectics, see Ch. Kefalis, ibid, p. 39-42. []

4.- Weinberg, ibid. Weinberg does not give a source regarding Fock’s quoted statement. It is quite certain that Fock did not refer to “the influence of Lenin’s materialism and [of] empirical criticism”, but to “the influence of Lenin’s Materialism and Empirio-criticism”. Obviously, Weinberg’s source misread Fock’s statement, but it is indicative of Weinberg’s lack of acquaintance with Lenin’s work that he did not spot the mistake. []

5.- An informative source on Fock’s real views is L. R. Graham, “Quantum mechanics and dialectical materialism”, Slavic Review, 3, September 1966, pp. 381-410. On the importance attributed by Fock to Lenin’s Materialism and Empirio-criticism, see G. Gorelik, “Vladimir Fock. Philosophy of gravity and gravity of philosophy”: “We know from A. D. Aleksandrov’s testimony (Aleksandrov 1988, 1989) that Fock read Lenin’s book Materialism and Empirio-Criticism in 1932 and found in it something interesting and important for him (and he regretted that this book was inculcated in a “police” way)”. []

6.- On Michio Kaku’s views regarding Lenin’s Materialism and Empirio-criticism, see Kefalis, ibid, p. 260-261. []

7.- See P. Feyerabend, “Against method. Outline of an anarchistic theory of knowledge”. []

8.- Regarding the falsification of dialectics by A. Woods and T. Grant in their Reason in Revolt, and also by their followers, see Kefalis, ibid, p. 31-38, 204-208, etc. []

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Procedencia del artículo:

http://dissidentvoice.org/2015/09/steven-weinbergs-attack-on-philosophy/

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