Los peligros de infantilización del movimiento 15-M

Si el movimiento que ha empezado el 15 de mayo ha dado ya frutos maravillosos que han conmovido España, Europa y prácticamente todo el mundo, si el ejemplo contagioso de autogestión, democracia real y directa, espontaneidad, organización, fraternidad y valor para discutir todos los dogmas y todas las verdades absolutas, si esta experiencia que está creando una sociedad nueva al igual que ha levantado una verdadera ciudad que es también un laberinto de deseos, si esto ha pasado, recordemos que no ha sido por nada ni ha salido gratis. Desde los 24 detenidos de la noche del 15 que fueron cruelmente maltratados por la policía, hasta aquellos que se han atrevido a hablar y dar su opinión superando el vértigo de la vergüenza que desde la infancia se les ha inoculado contra la tentación de mostrar sus auténticos problemas y anhelos, pasando, por supuesto, por los compas que han dado lo mejor de sí mismos y no precisamente para competir ni para enriquecer aún más al negrero de turno, sino para que esto funcione y crezca y siga adelante, la gente que ha currado en la cocina, llevando agua a las asambleas para aliviar el calor, levantado las carpas y los chiringuitos e improvisando para resolver los mil y un problemas técnicos, de gestión, de organización…todos los amigos y amigas que están agotados y que nos han regalado su tiempo libre y que incluso han arriesgado su trabajo o sus exámenes porque saben como sabemos todos que lo que aquí se ventila es ahora lo más importante…No, el movimiento del 15-M no ha salido gratis. Nos lo estamos jugando todo.

Por ello mismo, a algunos nos duelen, preocupan e indignan algunos signos de infantilización y banalización del movimiento que se están dando, tanto desde los medios de comunicación como desde nuestras propias filas, y si lo primero es inevitable, lo segundo no tanto. Porque es lamentable y bochornoso que la prensa cavernícola compare las concentraciones desbordantes de ruido y furia y alegría del viernes y sábado con un partido de fútbol, un macrobotellón o un festival de rock (a pesar de que algún elemento folclórico similar, como también del turismo de masas, pudiera haberse dado en ellas), al igual que es igualmente cómico y manipulador que otro periódico “progresista” publique la foto de un manifestante abrazando a un policía para demostrar que la muchachada es, al fin y al cabo, tan buenaza y simpática como… inofensiva (cuando quizás el abrazamaderos era posiblemente un familiar, o un amiguete de farras), pero poco se puede hacer contra la mala leche y la fantasía de los medios.

Pero mucho peor nos parecen otras cosas, como que las comisiones y la asamblea se molesten en tomar en serio la oferta inmunda e hipócrita de Inditex, una de las multinacionales que están destruyendo nuestra vida y la del planeta, de ofrecer electricidad gratuita al mismo campamento que se supone sueña con abolir esa compañía y todas las demás. O que se discuta la posibilidad de retirar los carteles y pegatinas que tanto embellecen Sol con el resplandor inédito de la creatividad popular y de la poesía por fin hecha por todos, porque entorpece el consumo y la movilización del dinero, cuando la abolición de la publicidad omnipresente que devora la ciudad, del consumismo y de la triste figura del consumidor compulsivo deberían ser también otros objetivos de una acampada que dice aspirar a reinventar la sociedad y su entramado productivo. O, todavía más absurdo e hiriente, que la asamblea de la tarde del lunes 23 preste crédito y aplauda la información de que se está negociando con la policía un desalojo pacífico, voluntario (cuando que se sepa eso lo decidirá la asamblea del domingo próximo) y “bonito”, y que, ¡asombro de los asombros!, los mandos policiales comparten muchas de nuestras quejas y pretenden evitar las cargas, las multas y las detenciones. ¡Venga ya!

¿Se nos han olvidado acaso la represión del 15-M, las torturas de los detenidos, el desalojo arbitrario de la noche del lunes? ¿Cómo podemos picar ese anzuelo y luego seguir hablando no ya de spanish revolution, sino tan siquiera de revuelta, protesta, cambio? La misma asamblea que la mañana del domingo se estremeció ante el comunicado de los detenidos del 15-M, donde por ejemplo se describía cómo los policías colegas humillaban a los que llevaban pantalones bombachos o rastas o eran veganas, se reían de los que tenían serios problemas médicos o, simplemente, de aquel que venía de jugar al fútbol y cuyo delito consistía en “estar en el lugar y el momento equivocado”, ¿puede después tragarse tantas patrañas y aclamar a los capitostes que ordenaron y dirigieron semejante actuación respetuosa y comedida?

No se trata de odiar porque sí a la policía ni de exhibir el gesto más radical para presumir de pureza revolucionaria, sino de intentar tener las cosas claras, ya que no sólo el alcohol nubla la mente, sino también y mucho más la basura tóxica de la propaganda del poder que justifica desde que nacemos a éste y a sus brazos represores. Porque, nos guste o no, independientemente de la buena o mala voluntad y de la humanidad intrínseca del policía, del militar, del jefe de personal, del ejecutivo, o del político, está el rol que desempeñan y que no es, al fin y al cabo, sino obedecer las órdenes de aquellos que les pagan arruinando nuestras vidas. Puede que tales personas rompan un día ese rol y se nos unan como hermanos, prodigio increíble que sin embargo ha sucedido algunas veces en las grandes revoluciones de la Historia; que se nos permita, mientras tanto, el derecho a desconfiar de todos aquellos que aún no lo han hecho ni dan signos de hacerlo, pues si Sol está abierto y convoca a muchísima gente, no puede hacerlo a absolutamente todos si no quiere perder su sentido y su intensidad, su verdad y su fuego. Por todo ello, nada podemos esperar de las multinacionales, el mercado o la policía, como nada esperamos de los políticos. Porque esta ocupación y liberación de Sol no es un juego de niños ni un entretenimiento más, sino, recordémoslo de nuevo, un acto ilegal masivo sin jefes ni jerarquía, ensayo de democracia real que basa su nueva legitimidad en la misma justicia y urgencia de sus rechazos y de sus deseos.

Ilegalidad para ellos, proceso de formación de un mundo nuevo para nosotros y para todos los que más pronto que tarde se nos unirán. Nunca, en cualquier caso, ni número de circo ni plató de televisión ni campamento de verano ni parque temático ni jornada festivo-lúdica de confraternización con la policía, la CEOE o la Casa Real.

Y que no se rían tanto de nosotros porque no lo van a hacer por mucho tiempo.

                                                             Hacia la proclamación de la Comuna de Madrid

                                                              Todo el poder a las asambleas

                                                              ¡Lo queremos todo y lo queremos ahora!

 Licántropos de Sol

Fuente:

http://www.alasbarricadas.org/noticias/?q=node/17738