Cabe la posibilidad de que las aves u otros animales se alimentasen de dicho trigo y lo esparciesen por diferentes áreas.
Por Tom Lutey, 28 de agosto de 2016
Hace 16 años la Universidad del Estado de Montana se asoció con Monsanto en lo que los agricultores y los investigadores esperaban que supusiera el comienzo de la modificación genética del trigo.
Una década más tarde, cuando el experimento ya había sido completamente abandonado, el trigo transgénico Roundup Ready de Monsanto, que nunca consiguió la aprobación por parte del Gobierno federal, apareció de forma inesperada en el Centro de Investigación Agrícola del Sur (SARC) de la Universidad del Estado de Montana, en Huntley. El descubrimiento ha provocado muchos dolores de cabeza para el estado de Montana. La presencia de una especie modificada genéticamente que no ha sido aprobada para su cultivo por el Gobierno federal es algo ilegal. Y como ningún país está dispuesto a comprar trigo modificado genéticamente, al entrar inadvertidamente en la cadena alimentaria podría haber supuesto un desastre para la economía agrícola.
Un informe federal publicado este mismo mes da algunas explicaciones de lo que pudo salir mal.
Hay algo de verdad en la publicidad del herbicida Roundup de Monsanto: “Mata las hierbas desde la raíz”, reza el eslogan del herbicida.
Mata cualquier planta, incluyendo los árboles a una dosis adecuada, y cuando no acabó con un cultivo de trigo del Centro de Investigación Agrícola del Sur de la Universidad del Estado de Montana, en Huntley, los científicos empezaron a preocuparse.
El trigo transgénico Roundup Ready fue un alimento transgénico que no arraigó entre los consumidores. Este trigo modificado genéticamente para tolerar el herbicida Roundup, fue equiparado con un alimento contaminado con herbicidas.
Sus críticos le empezaron a llamar “frankenwheat” y lograron tener éxito, con los consumidores ya cansados de otros cultivos Roundup Ready, como el maíz, la remolacha azucarera, la soja y el arroz, todo lo cual había sido considerado seguro por el Departamento de Agricultura (USDA) de los Estados Unidos.
La investigación sobre el trigo transgénico se detuvo bruscamente hace una década en Montana y otros 16 estados. La USDA nunca certificó el trigo transgénico como seguro para la siembra, así que los investigadores de la Universidad del Estado de Montana destruyeron el trigo transgénico en el año 2003.
Pero 10 años después, el trigo Roundup Ready hizo de nuevo su aparición de forma inesperada, o de manera voluntaria, como dicen algunos científicos de las plantas. Primero fue en una granja de Oregón en 2013, cuando un agricultor roció un campo con Roundup y comprobó que algunas plantas se resistían a la acción del herbicida mientras otras morían lentamente.
Países como Japón y Corea del Sur decretaron inmediatamente el bloqueo de los buques con trigo procedente de los Estados Unidos, tan pronto como el Servicio de Inspección de la Salud Animal y de las plantas (APHIS), de la USDA, anunció el descubrimiento de Oregón, Fue un enorme desastre económico.
El trigo, cuyo cultivo estaba prohibido, hizo su aparición de nuevo en el Centro de Investigación Agrícola del Sur en el año 2014, en Huntley.
En Oregón, el APHIS “se adelantó, en mi opinión, al difundir esa información a la Industria, lo que provocó una repentina bajada de los precios de las materias primas del trigo, que se prolongó durante semanas, incluso meses”, dijo Ken Kephart, del centro de investigación de la Universidad Estatal de Montana.
Cuando su especialista en malezas le dijo que se estaba desarrollando trigo entre las hierbas tratadas con el herbicida Roundup en el Centro de Investigación Agrícola del Sur, Kephart dijo que se administrase una nueva dosis de Roundup. El segundo intento también fue fallido, de acuerdo con un informe del APHIS que se hizo público este mes.
Monsanto, el APHIS y la Universidad Estatal de Montana no notificaron inmediatamente a la USDA la aparición del trigo transgénico en Huntley, con 1000 plantas o más. Monsanto dijo a los investigadores de que no estaba segura de que el trigo fuese trigo Roundup Ready.
Los investigadores informaron que los responsables de la Universidad Estatal de Montana, que se pusieron primero en contacto con Monsanto, no con el Gobierno federal, no estaban seguros de que el trigo fuese realmente trigo resistente al herbicida Roundup y además se mostraron preocupados de que la USDA cerrase el centro del investigación.
“Hay que hacer notar que la Universidad Estatal de Montana discrepa ( en referencia a quién debiera de haber informado primero, en una respuesta escrita a The Gazette). En base a los contratos con Monsanto, era nuestra obligación informarles. Monsanto era nuestro enlace con la USDA; la APHIS es la que regula los ensayos”.
La Universidad cortó enseguida el trigo en cuanto comenzó a sospechar que se trataba de trigo transgénico. Hicieron todo lo posible para evitar que las plantas produjeran semillas. Hicieron sus propias pruebas y luego avisaron a Monsanto, que hizo las suyas y una semana después se puso contacto con la USDA.
Se pone en duda si la USDA es el organismo que regula los ensayos de los cultivos modificados genéticamente. Kephart dijo que los 30 o 40 investigadores del APHIS que se presentaron en Huntley en 2014 fueron los primeros en visitar el centro.
Nadie del Gobierno federal se presentó a inspeccionar la investigación del trigo Roundup Ready mientras ésta se llevó a cabo, entre 2000 y 2003. Y nadie del Gobierno federal realizó una visita después de que se cancelase la investigación para cerciorarse de que el cultivo prohibido no estuviese cultivándose de nuevo.
En su Informe, el APHIS dijo que los investigadores no pudieron decir durante cuántos años el trigo transgénico Roundup Ready pasó desapercibido. Sin embargo, es posible que este trigo se mantuviese en estado latente durante 11 años o más y brotase de pronto, dijo Richard Bell, portavoz del APHIS.
“Bajo ciertas condiciones ambientales en esta parte del país, con escasa humedad y de temperaturas, con las prácticas agronómicas que se utilizan, el riego específico, el cultivo y el uso de herbicidas, está bien documentado en la literatura científica que las semillas de trigo pueden permanecer viables durante muchos años en el suelo. La USDA concluyó que los restos de cultivo representan una población pequeña, una persistencia del trigo transgénico después de los ensayos autorizados”.
La APHIS sí participa activamente en las investigaciones que regula. Pero al Gobierno federal se le escapa de las manos cuando se trata de investigaciones sobre los transgénicos, dijo Bill Feese, del Centro para la Seguridad Alimentaria con sede en Washington.
Se trata de un centro de interés público sin fines lucrativos que ha tenido éxito en demandar a la USDA por no regular adecuadamente los cultivos transgénicos.
“En estos ensayos de campo, más o menos la Empresa puede hacer lo que quiera. La APHIS sólo tiene estándares de rendimiento. No establece reglas”, dijo Freese.
En el año 2007, el Centro para la Seguridad Alimentaria convenció a un juez federal para que se bloquease la comercialización de la alfalfa Roundup Ready, debido a que la USDA había aprobado el cultivo pero sin haber realizado un estudio completo sobre el impacto ambiental de la planta. El fallo también impidió que un agricultor del área de Billings cultivase la alfalfa modificada genéticamente hasta que se realizasen los estudios pertinentes.
El Tribunal Supremo finalmente levantó la prohibición, pero la USDA tiene que dar marcha atrás y completar el estudio sobre el impacto ambiental.
También en el año 2010, este Centro presentó una demanda ante un tribunal federal señalando que la USDA había violado la ley al permitir el cultivo de la remolacha transgénica Roundup Ready sin haber realizado igualmente un completo estudio de impacto ambiental. La demanda se centró en el peligro de que se hibridase con la remolacha no transgénica. Inicialmente, el Tribunal falló a su favor, impidiendo el cultivo de la remolacha hasta que se realizase el estudio. Esto supuso unos costes de unos 100 millones de dólares a los agricultores de Montana durante un período de cultivo.
El Centro también solicitó en el año 2004 a un Tribunal que bloquease la aprobación del trigo Roundup Ready hasta que la USDA estudiase los efectos sobre el medio ambientes y el impacto económico. Uno de los clientes del centro era un agricultor de Montana, que estaba preocupado por el cruzamiento del trigo transgénico con su propio trigo.
“La USDA debiera de estar más interesada en la prevención de este tipo de cosas. Podría aprobar métodos que resultasen eficaces”, dijo Freese. “En el SARC se lo habrían tomado más en serio”.
El Centro de Investigación Agrícola del Sur (SARC) se toman en serio la autoridad del APHIS. Sin embargo, después de haber comprobado cómo actúan, empiezan a cuestionar sus métodos.
Tardaron varias semanas en pasar por el SARC, y los investigadores dijeron que posiblemente fuese la maquinaria utilizada en el centro de investigación como la responsable de la difusión del trigo transgénico. Según su Informe, el APHIS consideró que la maquinaria del SARC levantó accidentalmente el trigo transgénico enterrado, y luego realizaron un seguimiento de las instalaciones del centro de investigación. Incluso criticaron a los empleados del SARC por no limpiar convenientemente los equipos después de haber limpiado una cosechadora tres veces, señalando que habían dejado restos vegetales en la misma.
Sin embargo, del análisis de 30 piezas de equipamiento del centro de investigación, se obtuvo un resultado negativo sobre la presencia del trigo Roundup Ready.
Kephart ha dado una explicación diferente sobre la presencia del trigo transgénico: los animales. Acompañando a un investigador del APHIS encontró que la mayor parte del trigo Roundup Ready se encontraba debajo de las líneas de alta tensión, siguiendo su trazado. Y en esa línea eléctrica se posan las palomas y lanzan sus excrementos.
“He dicho varias veces que pensaba que esto podría deberse a una intervención animal, ya se tratase de roedores, aves, ciervos o mapaches. Hay animales que se desplazan por estos parajes durante todo el tiempo. Un faisán, por ejemplo, llega, llena su buche y luego se va volando quién sabe dónde.
Por lo tanto, fui hasta donde estaba el chico de la APHIS y le dije: ¿Por qué no considerar lo que le digo?. Nosotros, simplemente, no disponemos de un protocolo para evaluar los riesgos. Por lo tanto, no hay tales riesgos”.
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