Por Jon Rappoport, 14 de febrero de 2017
Atención a esos defensores de la supuesta Ciencia establecida por consenso, de los blogueros que enseguida se entusiasman ante cualquier pronunciación oficial sobre los logros publicitados en revistas médicas y firmados por médicos ilustres: miles de estudios publicados, y que reiteradamente se han citado, serían erróneos o irrelevantes, obteniéndose unas conclusiones falsas, y esto lo saben muchas publicaciones médicas y no están haciendo ni diciendo sobre este sentido.
¿Cuál es el problema? Las líneas celulares. Estas líneas celulares son fundamentales en la investigación de laboratorio para determinar la toxicidad de los medicamentos y la producción de proteínas. Saber exactamente qué líneas celulares se están utilizando es algo absolutamente necesario.
Y ahí es donde surge un verdadero problema.
En Statnews.com se publicaron algunas informaciones sobre este asunto, el 21 de julio de 2016:
“Recientes estimaciones sugieren que entre el 20% y el 36% de las líneas celulares que utilizan los científicos están contaminadas o erróneamente identificadas, pensando que se trata de células humanas cuando en realidad puede tratarse de células provenientes de cerdos, ratas o ratones, o que las propias células humanas estén contaminadas por otras células desconocidas. Pero a pesar de que es un tema de debate que ya lleva arrastrándose durante más de 35 años, la mayoría de las revistas no han dicho nada sobre los miles de estudios médicos que podrían estar afectados”.
“Una línea celular que puede estar comprometida es la de las células HeLa. Estas células cervicales cancerosas, que se denominan así por el nombre de Henrietta Lacks, que fue la primera en cultivarlas a principios de los años 1950, están omnipresentes en los laboratorios, proliferando de manera desmesurada, y por lo tanto contaminado todo tipo de células con las que entra en contacto. Se sabe de dos líneas en particular, Hep-2 e INT 407, que han sido contaminadas por las células HeLa, lo cual quiere decir que cuando los científicos pensaban que estaban trabajando con células Hep-2 e INT 407, de hecho podrían ser células HeLa”.
“Christopher Korch, un genetista de la Universidad de Colorado, ha estudiado esta cuestión. Según Korck, casi 5.800 estudios publicados en 1.182 revistas pueden haber confundido HeLa con Hep-2; otros 1.336 estudios publicados en 271 revistas pueden haber mezclado HeLa con INT 407. Juntos hacen más de 7000 documentos que han sido citados aproximadamente unas 214.000 veces, según informó Science el año pasado”.
“Y sólo estamos hablando de dos líneas celulares. En total, más de 400 líneas celulares carecen de seguridad sobre su origen o si han sufrido una contaminación cruzada con células humanas u otras células animales en algún momento de su paso por el laboratorio. Las líneas celulares son elegidas a menudo por su capacidad para reproducirse y desarrollarse durante períodos largos de tiempo, pero son difíciles de erradicar de los laboratorios si terminan en los guantes de investigador, por ejemplo. Es bastante fácil que las líneas celulares se contaminen, dijo Amanda Cape-Davis, Presidenta del Comité Internacional de Acreditación de Líneas Celulares, en un artículo publicado en Retraction Watch. Cuando las células se someten por primera vez a un proceso de cultivo, tiene que pasar un período de tiempo en el que se produce escaso crecimiento antes de que se obtenga una línea celular. Una sola célula introducida de otro lugar durante ese período puede proliferar en el cultivo original sin que nadie se dé cuenta del cambio que se ha producido”.
Una enorme cantidad de estudios publicados se basan en saber exactamente qué células están siendo utilizadas y sometidas a experimentación. Y muchas veces los investigadores no lo saben. Ellos fingen saberlo, pero no es así. Por lo tanto, su trabajo sería poco fiable.
Todos los involucrados prefieren mirar hacia otro lado y así durante varias décadas vienen haciéndolo. Un secreto del que nadie quiere hablar: miles y miles de estudios médicos inservibles, con conclusiones infundadas.
Sería como decir: “Bueno, construyamos varios edificios en esta ciudad, pero el hormigón que utilicemos probablemente sea cartón. Pero no hablemos de eso. Esperemos a ver qué pasa”.
Muchos investigadores han probado la toxicidad de muchos fármacos en células que suponían eran las adecuadas, pero no era sí; se dijo que tales medicamentos eran seguros, pero surgen dudas al trabajar con células que no eran las previstas.
Esta es la razón por la que la doctora Barbara Starfield, el 26 de julio de 2000, una destacada experta en salud pública de la Escuela de Salud Pública Johns Hopkins, dijo en la revista de la Asociación Americana que la FDA aprobó medicamentos que podrían haber causado daño a 106.000 pacientes anualmente, lo que hace un millón de personas en una década.
Y esto es algo que todos lo saben: la FDA, el CDC, la Organización Mundial de la Salud, los Departamentos Nacionales de Salud de todo el mundo; las escuelas médicas, muchos investigadores, ejecutivos de hospitales, ejecutivos farmacéuticos, periodistas médicos, revistas médicas… Pero se sigue actuando como si no se supiera.
Jon Rappoport ha escrito “The Matrix Revealed” y “Salida de la Matriz”. Jon ha sido candidato a un escaño en el Congreso de los Estados Unidos por el Distrito 29 de California. Candidato al Premio Pulitzer, lleva trabajando como periodista de investigación desde hace 30 años, escribiendo artículos de política, medicina y salud.
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