Las evidencias señalan que al menos se ha producido un millón de muertos por el accidente nuclear de Chernobyl

por la Dra. Mae-Wan Ho, 24 de mayo de 2012

ISiS

Los expedientes médicos de las áreas contaminadas hablan por sí mismos; médicos, científicos y ciudadanos son testigos de las consecuencias devastadoras para la salud de la contaminación radiactiva que se produjo tras el accidente nuclear, dice la Dra. Mae-Wan Ho.

Negación oficial por el lobby nuclear

El desastre de Chernobyl ocurrió el 26 de abril de 1986 en la Central nuclear de Chernobyl, cerca de la ciudad de Prypiat, que entonces pertenecía a la Unión Soviética, cerca de la frontera administrativa con Bielorrusia. Una subida de tensión repentina provocó un intento de parada de emergencia, pero un aumento aún mayor de la producción de energía eléctrica provocó la ruptura de la vasija del reactor y una serie de explosiones. El moderador de grafito quedó expuesto, incendiándose, y el fuego resultante generó una nube de lluvia de radiactividad muy elevada sobre gran parte del oeste de la Unión Soviética y de Europa. De 1986 al año 2000, 350.400 personas fueron evacuadas de las zonas más contaminadas de Bielorrusia, Rusia y Ucrania, y reubicadas en otros lugares. De acuerdo con los datos oficiales, aproximadamente el 57% de la lluvia radiactiva cayó sobre Bielorrusia (1). Chernobyl está considerado como el peor accidente nuclear de la historia y uno de los dos clasificados en el nivel 7 de la Escala Internacional de Accidentes Nucleares. El otro que se ha clasificado al mismo nivel es el de Fukushima Daichii, del año 2011 [véase [2] Fukushima Nuclear Crisis, SiS 50].

Desde el principio, los expertos oficiales de seguridad nuclear se esforzaron en minimizar los impactos que este accidente pudiera tener sobre la salud, lo mismo que están haciendo ahora con el reciente accidente de Fukushima.

El UNSCEAR (Comité de las Naciones Unidas para el Estudio de los Efectos de las Radiaciones Atómicas) estimó que se había producido un “dosis colectiva mundial” por la exposición a la radiación tras el accidente, “equivalente a 21 días adicionales de exposición por la radiación de fondo del ambiente”. Los sucesivos estudios dados a conocer por la OIEA (Organismo Internacional de la Energía Atómica) han subestimado los niveles de exposición y el impacto sobre la salud [3], “ los efectos psicosociales, que resultaron de la exposición a la radiación debido a la falta de información después del accidente, el estrés y el trauma que supuso la reubicación obligatoria en zonas menos contaminadas, la ruptura de los lazos sociales y el temor de que la exposición a la radiación pueda causar daños en la salud en el futuro”.

El número de muertes atribuidas al accidente de Chernobyl es muy variable [1]. Treinta y una muertes se atribuyen directamente al accidente, todas ellas entre el personal de la central y los trabajadores de los servicios de emergencia. Un informe de UNSCEAR recoge que el número de muertes confirmadas por la radiación son de 64 a partir de 2008. El Foro sobre Chernobyl, fundado en febrero de 2003 en la sede de la OIEA, en Viena, con representantes de la OIEA y las agencias de la ONU, Incluyendo UNSCEAR, la OMS, el Banco Mundial y Bielorrusia, Rusia y Ucrania, estima que la cifra de muertos podría llegar a las 4000 personas, por exposición a altos niveles de radiación (200000 trabajadores de los servicios de emergencia, 115 evacuados y 270000 residentes de las áreas más contaminadas). La cifra incluye a unos 50 trabajadores del servicio de emergencia que fallecieron por el síndrome de radiación aguda, 9 niños que murieron por cáncer de tiroides y un total de 3950 muertes por cáncer inducido y leucemia. La Unión de Científicos Preocupados, con sede en Washington, Estados Unidos, estima en otros 50.000 casos de cáncer entre las personas que viven fuera de las áreas más contaminadas y 25.000 muertes adicionales. Un informe de Greenpeace hace una estimación en unos 200.000 o más. La publicación rusa Chernobyl, traducida y publicada por la New York Academy of Sciences en 2009, y elaborada por los científicos Alexey V. Yablokov, Vassily B. Nesterenko y Alexey V. Nesterenko, llega a la conclusión de que entre los miles de millones de personas de todo el mundo que se vieron expuestas a la contaminación radiactiva por el accidente, casi un millón de muertes se han producido entre 1986 y 2004. La mayor parte de las muertes se produjeron en Rusia, Bielorrusia y Ucrania [5] [véase, Truth about Chernobyl, SiS 47). El informe se basó en miles de artículos publicados, tanto en Internet como en publicaciones impresas. Estas publicaciones y documentos, redactados por los principales expertos del Este, fueron minimizados o ignorados por la OIEA y UNSCEAR. Estas agencias minimizan sus estimaciones utilizando varias estratagemas, incluyendo [6]:

  • Subestimando el nivel de radiación por medio del cálculo de un promedio de exposición entre diferentes zonas, es decir, la estadísticas de las zonas de alta exposición a la radiación en las áreas más contaminadas son mezcladas con otras de menor exposición.

  • Hacer caso omiso de las fuentes internas de radiación debido a la inhalación o ingestión de material radiactivo.

  • La utilización de un modelo obsoleto de medición de la transferencia lineal de energía, debido a la existencia de fuentes externas de radiación ionizante.

  • No contabilizando otras enfermedades a parte del cáncer.

  • Sobreestimando la radiación de fondo; esta radiación de fondo se ha incrementado de forma considerable debido a las emisiones por actividades nucleares, incluidas las pruebas de armas nucleares, el uso de uranio empobrecido y la minería de uranio.

  • La falta y ocultación de información al público.

Sin embargo, los impactos devastadores sobre la salud no se han escapado de la atención de los cientos de médicos, científicos y otros ciudadanos que han dado testimonio de las deformidades, enfermedades y la muerte de bebés expuestos, niños y adultos a su cargo.

La diversidad de los impactos en la salud y su alcance mundial se verá en las generaciones futuras

Alexei Yablokov, académico distinguido de la Academia de Ciencias de Rusia en Moscú, habló en el Foro Científico y Ciudadano sobre Radioprotección, De Chernobyl a Fukushima, 11-13 Mayo de 2012 en Ginebra [7]. Está convencido de que las consecuencias del desastre de Chernobyl pueden ser demostradas con claridad mediante la comparación del estado de la salud de las personas que han recibido diferentes cantidades de radiación adicional como consecuencia del accidente, en lugar de un modelo basado en la dosis media efectiva, como hacen UNSCEAR y el ICRP, subestimando así los verdaderos niveles de radiación. Por ejemplo, hay una clara diferencia entre las tasas de mortalidad en las provincias altamente contaminadas y las provincias menos contaminadas de Rusia (ver figura 1[ N. del T.: para acceder a los gráficos es preciso estar registrado en el sitio web de ISiS]). Yablokov es el autor principal de un voluminoso informe, que ya va por su tercera edición ampliada en 2011 [8], que ha estudiado todas las evidencias disponibles.

Las evidencias que van apareciendo señalan una gran cantidad y diversidad de deformidades y enfermedades, aparte de los cánceres, y esto está documentado en más de 10.000 estudios publicados en diferentes países, principalmente Rusia, Ucrania y Bielorrusia, en los 25 años transcurridos desde el desastre. Contrariamente a las cifras dadas por UNSCEAR, la OIEA y la Organización Mundial de la Salud (OMS), los informes publicados por los Gobiernos de Bielorrusia y Ucrania reconocen que ha habido un aumento significativo en los niveles de enfermedades y muertes por todas partes: diversas formas de cáncer (no sólo de tiroides), cataratas, enfermedades cardiovasculares, enfermedades del aparato respiratorio y digestivo, efectos inmunológicos y neuropsiquiátricos, defectos congénitos y alteraciones en la función reproductiva, y envejecimiento prematuro. La tasa de mortalidad entre los liquidadores ( los trabajadores de limpieza) se mantuvo muy alta hasta cuatro años después del desastre, a pesar de que la mayoría de ellos fueron jóvenes y con buen estado de salud. Veinte años más tarde, 115.000 ( de 830.000) han muerto.

 Yablokov hace hincapié en que las consecuencias de Chernobyl son mundiales, ya que el 57% del material radioactivo cayó fuera de la antigua Unión Soviética. En consecuencia, muchos países del hemisferio norte, en particular de Europa y Asia Occidental se han visto afectados. Se ha observado un aumento significativo en los defectos de nacimiento en muchos países europeos y en Turquía. Es particularmente relevante el incremento de las tasas de mortalidad infantil, después de una tendencia decreciente en cuatro países europeos, entre 1986 y 1992 ( ver figura 2).

Otro impacto importante de la radiación de Chernobyl es el aumento del cáncer, las tasas de mortalidad y un descenso del rendimiento escolar de los escolares que se encuentran en las zonas más contaminadas de Suecia, en comparación con las zonas menos contaminadas. Incluso después de 26 años, hay lugares de Noruega, Alemania, Suiza, Francia y otros países europeos donde todavía hay ciervos, jabalíes, peces y setas contaminados por cesio 137 en niveles peligrosos [8].

El legado de Chernobyl es de larga duración. El daño genético producido en términos de roturas cromosómicas y mutaciones pueden afectar a millones de personas durante varias generaciones. “El cuadro completo del deterioro de la salud en los territorios contaminadas está lejos de haberse completado”, dijo Yablokov. Se necesitan más investigaciones sobre los impactos en la salud del accidente de Chernobyl, que se han visto reducidos a Rusia, Ucrania y Bielorrusia.

Descripción de los impactos sobre la salud

Las evidencias sobre los impactos devastadores en la salud por la contaminación radiactiva de Chernobyl aún pueden encontrarse hoy en día a pesar del tiempo transcurrido. Diecisiete años más tarde, en las zonas contaminadas de Bielorrusia, Ucrania y Rusia se han medido niveles superiores a los 40 Bq/m2, y ha aumentado la mortalidad en un promedio del 3,8 al 4% ( 237.000 personas más) en comparación con las regiones vecinas que estaban menos contaminadas [9]. ( Un becquerelio, o becquerel, es una tasa de desintegración radiactiva de un núcleo por segundo). Una extrapolación de esta cifras llevó a la conclusión de que durante 20 años como consecuencia del accidente, Chernobyl ha producido un millón de muertes adicionales ( cerca del 0,1 de mortalidad total).

Algunos de los efectos generales del accidente de Chernobyl comenzaron a aparecen al 3º o 4º año y ha continuado durante los siguientes 10 a 15 años, y son los siguientes:

  • Aumento de 2 a 3 veces en la morbilidad general en los territorios más contaminados ( incluso en niños)

  • Aumento de las enfermedades primarias (N. del T.: Las enfermedades primarias son las manifestaciones clínicas, signos y síntomas causadas directamente por el factor que lo esta provocando. Por ejemplo el cáncer puede ser una enfermedad primaria.)

  • Aumento del número de bebés con bajo peso al nacer y con defectos de nacimiento.

  • Polimorbosidad, o sea, presencia de varias enfermedades en un individuo.

Los problemas de salud específicos asociados a la radiación de Chernobyl afectan prácticamente a todos los órganos.

  • Sistema circulatorio (lesiones radiológicas del endotelio, paredes interiores de los vasos sanguíneos)

  • Enfermedad cardíaca

  • Sistema endocrino (incluso enfermedades no cancerosas del tiroides)

  • Sistema inmunológico

  • Sistema respiratorio (incluso lesiones de las vías aéreas superiores)

  • Sistema genito-urinario y procesos reproductivos

  • Sistema nervioso y neuropsiquiátrico central (asociado con modificaciones orgánicas de los lóbulos postfrontales, temporales y parieto-occipitales de la corteza cerebral y otras estructuras más profundas)

  • Aparato visual (incluso cataratas de radiación)

  • Sistema digestivo

  • Defectos de nacimiento y anomalías en el desarrollo

  • Cáncer de tiroides ( no sólo en niños, sino también en adultos) y otros tumores malignos.

Otros impactos sobre la salud son los siguientes

  • Alteraciones en la salud de los niños nacidos de padres irradiados (incluyendo a los liquidadores y también a las personas que salieron de las zonas contaminadas), y en particular a los niños que fueron irradiados en el útero

  • Alteraciones genéticas (mutaciones frecuentes de los tejidos somáticos y germinales, cambios en la proporción de sexos).

Un efecto específico de la contaminación radiactiva de Chernobyl es el cambio en la proporción de sexos ( relación entre los nacimientos de hombres/mujeres). Después de 1987, se produjo una disminución estadísticamente significativa en el número de niñas nacidas en algunos países europeos [10]. En 2008, hubo un déficit de nacimientos de mujeres en todo el mundo en alrededor de un millón [11].

Yablokov ( y otros oradores que participaron en la conferencia) culparon de una mayor incidencia del desastre de Chernobyl por el secretismo y la manipulación de las estadísticas médicas de la Unión Soviética durante los primeros tres años y medio posteriores a la catástrofe, en la dificultad de estimar las dosis absorbidas por los individuos, en la incapacidad para determinar el impacto de cada uno de los radionucleidos ( productos de fisión muy heterogéneos) (7), y sobre todo, por el acuerdo firmado entre la OMS y la OIEA en 1959, por el cual la OMS necesita el consentimiento de la OIEA para publicar los resultados de los estudios de radiación ionizante (12). Eso ha dado lugar al ocultamiento de datos cruciales.

Los niños de Bielorrusia

El cáncer de tiroides es casi el único impacto sobre la salud que se admite en la evaluación realizada por UNSCEAR en relación con Chernobyl (13). Ha reconocido la existencia de más de 6000 casos de cáncer de tiroides en niños y adolescentes hasta el año 2005 debido a la exposición en el momento del accidente y “se esperan muchos más casos en las próximas décadas”. De hecho, 8.700 casos adicionales de cáncer de tiroides se produjeron solamente en Bielorrusia entre 1990 y 2006, de acuerdo con M.V. Malko of the Belarus National Academy of Sciences [14]. El número de casos de cáncer de tiroides registrados durante este período fue aproximadamente de 13.300, frente a los 4600 que se esperaban. La situación ha empeorado, el número de tumores malignos de tiroides en niños y adultos se ha disparado de nuevo, desde el 10,8 por cada 100.000 habitantes a más de 11,8 o más en 2008 y 2009.

Galina Bandajevsky, pediatra de Bielorrusia, es testigo del impacto duradero en los niños de su país. Desde el año 2000, el número de niños menores de 18 años en Bielorrusia ha disminuido en un 27.4% (ver figura 3), a pesar del hecho de que la tasa de natalidad ha ido en aumento desde 2003, del 9 por 1000 al 11,4 por 1000 en 2010.

Hoy en día los pediatras como yo, estamos viendo en el trascurso de los exámenes clínicos un aumento del número de enfermedades y el deterioro general de la salud de los niños en Bielorrusia”, dijo Bandajevsky. Según los datos, de un total de más de 1 millón de niños en edad escolar en Bielorrusia en el año 2009, sólo un 26,7% fueron considerados como en buen estado de salud, el 58,1% tenía deficiencias y estaba en riesgo de desarrollar enfermedades crónicas, mientras que el 13,8% ya padecía una enfermedad crónica.

En 2010, había una alta incidencia en las enfermedades primarias del sistema endocrino, la sangre y el sistema circulatorio y los tumores se observaron especialmente en las regiones de Gomel y Moguilev, que son las más contaminadas (ver figura 4).

Bandajevsky es especialista en enfermedades cardiovasculares. El diagnóstico de problemas cardiacos en los niños es muy sencillo. Cada clínica pediátrica cuenta con un monitor cardiaco para medir el ritmo cardiaco, y en las salas de maternidad a cada bebé recién nacido se le hace un electrocardiograma y una prueba de ultrasonido Doppler. Y los pediatras están desconcertados por lo que han encontrado, porque son incapaces de explicar la causa del problema. Las fuentes oficiales señalan una lista de factores de riesgo, tales como la hipertensión arterial, el sobrepeso, la obesidad, el tabaquismo y los antecedentes familiares, pero hay un importante factor de riesgo que ha sido ignorado por completo, y es el de vivir en una zona contaminada por la radiactividad procedente de Chernobyl. En los programas oficiales de prevención, las autoridades sanitarias no ven la necesidad de incluir la medición de radionucleidos en el cuerpo de los niños afectados por el accidente de Chernobyl, y las clínicas y hospitales de las zonas urbanas no tienen espectrómetros de radiación para realizar mediciones.

Las enfermedades cardiovasculares en los niños de las regiones contaminadas de Bielorrusia aumentaron en los primeros años después del accidente. Hoy en día, la incidencia de esta enfermedad continúa en alza (Figura 5).

La frecuencia de las malformaciones congénitas del corazón también ha aumentado. Las estimaciones varían entre el 0,8% y el 1,2% en todos los recién nacidos, lo que constituye el 30% de todos los defectos congénitos observados. Las malformaciones congénitas del corazón representan un grupo amplio y heterogéneo, entre las que se incluyen afecciones relativamente leves, hasta otras muy serias incompatibles con la vida.

Los cardiólogos pediátricos están muy preocupados por los problemas de arritmia cardiaca ( latido irregular y anormal del corazón) y conducción eléctrica, ambos en aumento. La arritmia tiene tendencia a volverse crónica y aumenta el riesgo de muerte súbita. Los niños en aparente buen estado de salud también pueden experimentar ciertos problemas de arritmia y conductividad. Entre 2004 y 2011, los niños con enfermedades cardiovasculares se han duplicado, debido principalmente al aumento de malformaciones congénitas del corazón y arritmias cardiacas.

Los especialistas en salud pública que trabajan en las zonas contaminadas también señalan un aumento al triple en las enfermedades de los ojos y del aparato visual en los niños.

Bandajvsky pidió a las autoridades gubernamentales que tomasen medidas concretas para detener el rápido deterioro de la salud de los niños de las zonas contaminadas, en un esfuerzo concertado con los expertos en protección radiológica para dar consejos prácticos y científicos, desarrollando e introduciendo medidas profilácticas y de tratamiento. Esto no se hará hasta que los Gobiernos y las autoridades dejen de ocultar y censurar la información sobre el impacto en la salud de las radiaciones ionizantes en general y de los accidentes de Chernobyl y Fukushima en particular.

Los impactos en la salud de la catástrofe de Fukushima ya están apareciendo, gracias a los esfuerzos concertados de los médicos japoneses, los científicos y los ciudadanos, frente a la desinformación del Gobierno ( ver [16] Truth about Fukushima, SiS 55).

Mientras tanto, la nueva investigación saca a la luz cómo los impactos en la salud de las radiaciones ionizantes ha sido subestimada por el modelo convencional utilizado por la OIEA, UNSCEAR y CIPR (Internacional) (ver [17] Bystander Effects Multiply Dose & Harm from Ionizing Radiation, SiS 55); y lo más importante, qué tratamiento y que medidas de prevención pueden ser las más eficaces.

Para acceder a las referencias es necesario estar registrado en el sitio de ISIS:

http://www.i-sis.org.uk/Chernobyl_Deaths_Top_a_Million.php