Sonsoles le ha quitado la tarjeta de crédito y sus hijas no le hablan
La pérdida de credibilidad del presidente del Gobierno es patente en la calle, en el Congreso y en los foros internacionales. Lo que nadie sabía hasta hoy es que Zapatero, además, atraviesa una situación delicada en su propia casa.
Sus hijas no le hablan desde que hace unos meses se negara a mandar a un grupo de élite del ejército para secuestrar a Marilyn Manson con el fin de hacerle actuar por la fuerza en la fiesta de cumpleaños de una de ellas. Sonsoles, por su parte, ha tenido que plantarse porque no le cabe en la cabeza que en un país de vagos y corruptos como el nuestro sea precisamente el que manda el único que se ha bajado el sueldo de forma voluntaria. Por eso la primera dama ya ha anunciado que descontará la rebaja del sueldo de la asignación mensual que entrega a su marido, que le ha retirado la tarjeta de crédito y que le ha asignado en exclusiva y hasta nueva orden la tarea de sacar la basura.
Fiel a su talante, el presidente no pierde la esperanza de alcanzar en breve un acuerdo satisfactorio con su familia. Para ello ha encargado la negociación a personas de su máxima confianza. A Pepe Blanco le ha tocado Sonsoles, que ya ha filtrado que no se reunirá con él porque es igual de blando y mariquituso que su marido. Y Leire Pajín tendrá que lidiar con las hijas, aunque el primer encuentro ha tenido que posponerse. Según fuentes de Moncloa, las hijas de Zapatero habían impuesto como condición que su interlocutor llevara por lo menos tres o cuatro piercings en los labios; a lo que la senadora accedido, pero se equivocó de labios.