por MediaLens / 17 de marzo de 2010
El 11 de enero de 2010, se envió una noticia a los medios de comunicación: ¿ Fueron ejecutados los niños afganos por las fuerzas lideradas por Estados Unidos? ¿Por qué no dijeron nada los medios de comunicación?
Según informes creíbles las tropas encabezadas por los Estados Unidos sacaron a los niños afganos de sus camas y les dispararon durante una incursión nocturna en la provincia de Kunar, al este de Afganistán, el pasado 27 de diciembre de 2009. Diez personas murieron, ocho de ellas eran los niños en edad escolar de una familia. Pues bien, esta atrocidad ha sido ignorada por todos los medios corporativos, incluyendo la BBC.
Dos meses después de estos hechos, las denuncias salen a la luz, gracias al que el corresponsal del Times Jerome Starkey buscó a las padres cuyos hijos y otros familiares habían sido asesinados. Starkey se llevó a estos padres a Kabul, en donde:
“ Los padres enseñan las fotos de sus hijos muertos, el bosquejo de un mapa donde sucedieron los hechos y las copias de unos formularios en los que solicitan una indemnización firmada por los funcionarios locales, detallándose los nombres de sus hijos, de sus familiares y su situación en la escuela. Pues bien, estos hechos fueron apoyadas por fuentes militares occidentales.”
Después de los primeros intentos vergonzosos de negar su culpabilidad en estos hechos, ahora la OTAN afirma que la incursión se había realizado sobre la base de unas informaciones que no eran ciertas y que nunca debieron ser autorizadas: “Sabiendo lo que ahora sabemos, probablemente no era un ataque justificado…”
El corresponsal de The Times recogió el testimonio de Mohammed Taleb Abdul Ajan, padre de los tres muchachos que fueron asesinados:
“Cuando entré en la habitación vi a cuatro personas apiladas”, dijo Taleb. “Les sacudí, grité sus nombres, pero no me respondieron. Algunos tenían un disparo en la cabeza, otros tenían un disparo en el pecho”.
“ Recé para que los que estaban en la habitación de al lado estuviesen vivos, pero cuando entré vi que todos habían muerto. Tenían sangre en el cuello. Enloquecí. No recuerdo lo que sentí.”
Sin embargo, un editorial del Times retrata esta atrocidad en el contexto de lo que debe ser una “guerra justa”. “La legitimidad de la causa en Afganistán se pone en tela de juicio por la constante muerte de civiles. El conflicto tiene que respetar a la población de la zona.”
Los objetivos declarados como aceptables por los gobiernos occidentales tienen que serlo de toda confianza; el gobierno soviético nos hizo creer que su invasión de Afganistán en 1979 era un acto de intervención humanitaria, a petición del gobierno afgano. El objetivo de la ocupación era, según se aseguró al pueblo soviético, “prevenir el establecimiento de un régimen terrorista…. y la protección del pueblo afgano de un genocidio”, y también para proporcionar “ ayuda en la estabilización de la situación y evitar la posibilidad de una agresión externa.”
La última línea de The Times podría haber sido la de una editorial de Pravda de hace 30 años:
“Con el fin de derrotar a nuestros enemigos, debemos ser vistos como mejor que ellos.”
Mientras tanto, el resto de medios de comunicación miraron hacia otro lado evitando ver los cuerpos ensangrentados de los escolares afganos.
El mito del equilibrio maloliente de la BBC
En diciembre, la BBC había publicado dos breves noticias sobre estos sucesos:
“En Afganistán mataron a varios niños durante una operación de Occidente”, el 28 de diciembre de 2009, y “ El MP afgano acusa a las tropas de EE.UU de matar a niños en edad escolar”, el 30 de diciembre de 2009.
En el primero de estos informes, la BBC decía:
“ La OTAN dijo que no tenía noticias de las operaciones ni de que hubiese habido muertes en la zona” y “Peter Greste corresponsal de la BBC en Kabul, dice que en la remota provincia de Kunar, nevada y dominada por los talibanes, se investigaba un presunto incidente ocurrido el pasado sábado, pero que resultaría muy difícil.”
En el segundo de los informes se comentaba:
Peter Grestel, corresponsal de la BBC en Kabul, dice que es imposible realizar una comprobación de los hechos. Que es posible que sean correctos, pero que en todo caso las víctimas, estudiantes en edad escolar, habrían ayudado a la insurgencia.”
Cuando Media Lens cuestionaron el fracaso de la BBC en informar sobre el tema, la respuesta de la corporación fue insufrible:
“ Hay que señalar que las circunstancias del incidente no están todavía resueltas, a diferencia de otros hechos anteriores en los que las fuerzas de la coalición asesinaron a civiles. El gobierno afgano y las Naciones Unidas creen que los civiles murieron como resultado de una operación de EE.UU en Kunar. La OTAN no lo acepta y sostiene con firmeza que duda que los EE.UU matasen a los insurgentes.”
La evidencia de la masacre es ahora más fuerte que entonces, a pesar del tiempo transcurrido. Y sin embargo, no hemos oído las disculpas posteriores de la BBC por la falta de honestidad en sus informaciones.
El 27 de febrero, nos pusimos en contactos con los directivos de la BBC: Helen Boaden, directora de noticias de la BBC y Steve Herrmann, responsable de las noticias de la BBC online. Hemos dicho que Jerome Starkey de The Times había verificado los informes en los que se decía que los escolares afganos habían sido matados por disparos durante una incursión de las fuerzas de EE.UU. Pedimos entonces a los editores de la BBC a la luz de los informes de The Times:
¿Qué harán ustedes y otros periodistas para seguir las noticias dadas en los informes?
Con los recursos que la BBC tiene a su disposición ¿por qué lo que puede hacer el Sr. Starkey no lo pueden comprobar ustedes, el asesinato de los escolares afganos?
¿Cómo van a afectar estas revelaciones obtenidas ahora con las informaciones que dé la OTAN en un futuro?
No hemos obtenido ninguna respuesta por parte de Helen Boaden o Steve Herrmann.
Hemos enviado por correo electrónico las mismas preguntas al periodista de la BBC Peter Greste.
En un correo electrónico de fecha 2 de marzo, nos dijo que “él estaba trabajando ahora en Kenia, que había estado cubriendo Afganistán durante Navidad y Año Nuevo, y abandonado Kabul a principios de enero. Paso la información a nuestro editor de la BBC en Kabul.”
“Como ustedes comprenderán no es factible para la oficina en Kabul entablar un diálogo con las personas que están allí. Si desean presentar una queja, deben hacerlo a través del formulario web en: www.bbc.co.uk/complaints “.
Las quejas de la BBC son una herramienta corporativa para desviar la atención, asegurándose de que en nada quede lo que se denuncia.
Mientras tanto, la muerte, y la campaña de propaganda, continúa. La semana pasada, Starkey informó que otro ataque nocturno llevado a cabo por las fuerzas de EE.UU en Afganistán acabaron con las vida de dos mujeres embarazadas, una adolescente y dos funcionarios locales; otra atrocidad de la OTAN, que también trató de tapar.
A la familia se les ofreció una compensación por parte de América, 2.000 dólares por cada una de las víctimas. “La vida humana no tiene precio”, dijo Bibi Sabsparie, madre de dos de los muertos. “Mataron a nuestra familia, luego volvieron y nos trajeron dinero. El dinero no nos devolverá a nuestros familiares.”
Esta última atrocidad ha vuelto a enterrar la verdad, como los mismos muertos y puesto en evidencia a los medios de comunicación,
Los empleados de la BBC que reciben las quejas del público dicen que la información que se ha dado ha sido imparcial. Sin embargo, sus noticias han sido breves, no ha habido ningún estudio en profundidad, siendo como es una televisión vista por millones de personas. Nada debe cuestionar la ideología del Estado, mientras que los asesinatos son errores y los objetivos del Gobierno benévolos.
http://dissidentvoice.org/2010/03/natos-fire-sale-one-dead-afghan-child-2000/
Estos versos, que describen el enorme horror de la conquista española en Latinoamérica, sirven también para esta otra guerra que sufre el pueblo en sus entrañas. Los versos lo dicen:
Todo eso hicieron con nosotros.
Lo vimos y no comprendemos.
Ese fue nuestro triste destino,
que ahora es lamento y angustia.
Esparcidos los dardos rotos,
revueltos nuestros cabellos,
las casas sin techumbre,,
las paredes ensangrentadas,
los gusanos que se arrastran
por calles y plazas,
y en los muros los sesos ya secos.
Rojas las aguas, teñidas de sangre,
que al beberla
se hace salitre en la garganta.
Deshicimos los muros de adobe,
y fue nuestra herencia
vacío y abandono.
De nada sirvieron nuestros escudos,
de nada sirvieron,
salvo para sostener la soledad.
Hemos comido la simiente del cardo,
masticado la grama salitrosa,
el polvo del adobe,
la carne de la lagartija,
de ratón, de gusanos con sabor a arcilla.
Y si carne había
sobre el fuego dispuesta,
vinieron a arrebatarla
y allí mismo se la comían.
Pusieron precio a nuestras vidas:
la del joven, la del sacerdote y la doncella,
por el pobre, dos puñados de maíz,
o diez tortas de mosco,
era el miserable precio
de veinte tortas de grama envenenada.
El oro, el jade, las ricas mantas,
las plumas de quetzal,
todo lo que era precioso,
nada de esto respetaron.
Anónimo Tlatelolco, de 1528,
recogido en: Miguel León Portilla. Visión de los Vencidos. UNAM. México, 1982, p. 116.