Guerra de Irak: la última carta de Tomas Young

Por Abby Zimet, 20 de marzo de 2013

Common Dreams

 

Imagen: Common Dreams
Imagen: Common Dreams

 Tomas Young, un veterano de la guerra de Irak que quedó parapléjico, muy crítico con esta guerra, centro en torno al cual gira la película en contra de la guerra Body of War, ha dicho que pondrá fin a su vida el próximo mes de abril. Ha escrito una carta dirigida a los hombres que destruyeron la vida de miles de personas. Se trata de una incisiva acusación por las “terribles consecuencias humanas y morales producidas por la mentira, la manipulación, la sed de riqueza y poder”, para que estos dos hombres sepan que “sabemos con certeza lo que son y lo que han hecho”. Es una explosión de ira.

Esta carta fue inicialmente enviada a Chris Hedges de Truthdig.

 

Escribo esta carta, mi última carta, dirigida a los señores Bush y Cheney. No escribo sólo por las terribles consecuencias humanas y morales generadas por la mentira, la manipulación y la sed de riqueza y poder. Escribo esta carta porque antes de mi muerte quiero dejar claro, que miles de veteranos como yo, y millones de ciudadanos, y otros millones de personas de Irak y Oriente Medio, sabemos lo que sois y lo que habéis hecho. Podrán evadir la justicia, pero ante nuestros ojos sois culpables de graves crímenes de guerra, de saqueo, de asesinatos, incluidos los de miles de jóvenes norteamericanos, cuyo futuro se lo habéis robado”.

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LA ÚLTIMA CARTA

Un mensaje de un veterano que va a morir dirigido a George W. Bush y Dick Cheney

Para: George W. Bush y Dick Cheney

De: Tomas Young

Escribo esta carta en el 10º aniversario de la Guerra de Irak en nombre de mis compañeros veteranos de la guerra de Irak, Escribo esta carta en nombre de los 4.488 soldados y marines que murieron en Irak. Escribo esta carta en nombre de los miles de veteranos que resultaron heridos, y en nombre de aquellos cuyas heridas, físicas y psicológicas, han destruido sus vidas. Yo soy uno de esos veteranos que resultó gravemente herido. Quedé parapléjico como consecuencias de las heridas recibidas en una emboscada en el año 2004 en la ciudad de Sadr. Mi vida se termina. Estoy viviendo en una residencia para enfermos terminales.

Escribo esta carta en nombre de los hombres y mujeres que perdieron a sus cónyuges, en nombre de los niños que perdieron a sus padres, en nombre de los padres y madres que perdieron a sus hijos, y en nombre de aquellos que atienden a los miles de veteranos que acabaron con lesiones cerebrales.

Escribo esta carta en nombre de los veteranos cuyos traumas y problemas psicológicos por lo que han visto y sufrido en Irak les ha llevado al suicidio; y en nombre de los soldados que actualmente están en servicio activo y que se suicidan, a una media de uno al día.

Escribo esta carta en nombre del millón de muertos iraquíes, y de los innumerables iraquíes heridos. Escribo esta carta en nombre de todos nosotros, a los que la guerra ha dejado como un desecho humano, a los que pasan su vida con un dolor interminable.

Escribo esta carta, mi última carta, dirigida a los señores Bush y Cheney. No escribo sólo por las terribles consecuencias humanas y morales generadas por la mentira, la manipulación y la sed de riqueza y poder. Escribo esta carta porque antes de mi muerte quiero dejar claro, que miles de veteranos como yo, y millones de ciudadanos, y otros millones de personas de Irak y Oriente Medio, sabemos lo que sois y lo que habéis hecho. Podréis evadir la justicia, pero ante nuestros ojos sois culpables de graves crímenes de guerra, de saqueo, de asesinatos, incluidos los de miles de jóvenes norteamericanos, cuyo futuro se lo habéis robado”.

Vuestra posición de poder, de riqueza personal, vuestros relaciones públicas y asesores, vuestros privilegios, todo ello no puede ocultar la mentira. Ustedes nos enviaron a la muerte en Irak, pero bien que hicieron todo lo posible, el Sr. Cheney librándose de la guerra de Vietnam, y el Sr. Bush ausentándose sin permiso de su unidad de la Guardia Nacional. Su cobardía y egoísmo los arrastran desde hace décadas. No estaban dispuestos a jugarse la vida por su país, pero sí envían a miles de hombres para ser sacrificados en una guerra insensata, con menos luces que las que se necesitan para bajar la bolsa de la basura.

Me uní al ejército dos días después de los ataques del 11 de septiembre. Me uní al ejército porque entendí que mi país había sido atacado. Quería vengarme porque habían matado a 3000 personas de mi país. No me uní al ejército para ir a Irak, un país que no participó en los atentados del 11 de septiembre de 2001 y que no representaba ninguna amenaza para sus vecinos, y mucho menos para los Estados Unidos. No me uní al ejército para liberar a los iraquíes de la opresión o para neutralizar las armas de destrucción masiva o para implantar eso que cínicamente se llama Democracia en Bagdad y en Oriente Medio.

No me uní al ejército para reconstruir Irak, ya que nos habían dicho que se haría con los fondos obtenidos de la venta de petróleo iraquí. Al contrario, está guerra ha costado a los Estados Unidos 3 billones de dólares.

No me uní al ejército para emprender una guerra preventiva. Las guerras preventivas son ilegales según el Derecho Internacional. Y como ahora sé, todo aquello fue un crimen, una estupidez. La guerra de Irak ha sido el mayor error estratégico en la historia de los Estados Unidos, acabando con el equilibrio estratégico en Oriente Medio. Se instaló un brutal gobierno en Bagad proiraní, cimentando el poder en base a los escuadrones de la muerte, empleando la tortura y el terror. Irán ha quedado como la potencia dominante en la región. A todos los niveles, moral, estratégico, económica y militar, la guerra de Irak ha sido un fracaso. Y fueron ustedes, señores Bush y Cheney quienes comenzaron la guerra. Son ustedes los que deben pagar las consecuencias.

No estaría escribiendo esta carta si la heridas recibidas hubiesen sido en combate en Afganistán contra las fuerzas que llevaron a cabo los atentados del 11 de septiembre. Si allí hubiese sido herido, arrastraría mi deterioro físico y mi inminente muerte, pero por lo menos tendría la tranquilidad de que mis heridas las recibí defendiendo al país que amo.

Tengo que estar en cama, con mi cuerpo lleno de analgésicos, con mi vida que se apaga, con el recuerdo de los miles de seres humanos que fueron sacrificados por ustedes con el único objeto de acaparar el petróleo iraquí, de aliarse con los jeques del petróleo de Arabia Saudí, y sus dementes visiones de un gran Imperio.

He sido víctima, como otros muchos veteranos minusválidos, de una atención inadecuada, muy a menudo proporcionada por la Administración de Veteranos. Tengo, como muchos otros veteranos, heridas físicas y mentales, que quizás no le interesen, como tampoco les interesan a muchos políticos. Fuimos utilizados, Fuimos traicionados, Y ahora somos abandonados, Usted, señor Bush dice ser cristiano. ¿Mentir no es un pecado? ¿Asesinar no es un pecado? ¿No lo son también el robo y las ambiciones egoístas? Yo no soy cristiano. Pero creo en ese ideal. Creo que lo que uno hace a los demás se lo hace a sí mismo.

La hora de la verdad se acerca. Espero que sean procesados. Pero sobre todo espero encontrar el suficiente coraje moral para hacer frente a lo que nos han hecho, a todos aquellos que quisieron vivir y no pudieron. Espero que antes de que vuestro tiempo sobre la tierra se termine, como el mío se va apagando, encontréis la fortaleza de carácter para decir la pueblo estadounidense y al mundo, y en particular al pueblo iraquí, que pedís perdón.

 Fuente: http://www.commondreams.org/further/2013/03/19-6

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En este blog, sobre la Guerra de Irak:

https://noticiasdeabajo.wordpress.com/?s=Iraq&x=0&y=0