Por Ginny Silcox, 22 de abril de 2016
Después de pasar varios años trabajando como técnico en I+D en el campo de la electrónica médica, pensé que sería fácil fabricar un pequeño dispositivo que pudiese imitar el entorno electromagnético natural de la Tierra en un área localizada. Me lo pidió un amigo que vive en una ciudad, y pensó que llenar al menos la habitación de su casa con formas de onda beneficiosas podría ayudar a mejorar su salud y sentirse mejor. Del mismo modo que los médicos están sometidos al juramento hipocrático ( Lo primero, no hacer daño), aunque ya había pasado bastante tiempo desde el inicio de la fase de pruebas y su empleo en un entorno hospitalario, me convencí de que debía tener un conocimiento bastante amplio sobre las señales naturales que produce la Tierra antes de intentar realizar un diseño. Cuanto más estudiaba, más frustrante resultó ser el comprobar el escaso nivel de comprensión por parte de la gente… algo que no se ve favorecido por las empresas, que proclaman la venta de instrumentos mágicos que traen dulces canciones de Gaia a su hogar.
Vamos a hablar de esas canciones de Gaia. Hay mucha gente por ahí, muy segura de sí, que difunde gran cantidad de información errónea sobre el entorno electromagnético natural y su efecto en el cuerpo humano y la mente. Allá por los años 1960, la personas estaban emocionadas por los generadores de iones negativos que se aseguraba proporcionaban algo parecido a la maravillosa sensación de estar sentado junto a una cascada. En realidad, sí que hay algunos conocimientos científicos sobre estos efectos, pero hay que tener en cuenta que cuando estás sentado junto a una cascada, es probable que lo hagas en la naturaleza, lejos de líneas eléctricas y sin instalaciones de radar cercanas. Pero si estamos hablando por el teléfono móvil, sus efectos negativos encubren los efectos medicinales de la cascada. Los iones negativos pueden cambiar los potenciales eléctricos utilizados por las células para mantener alejados a los microorganismos invasores y permitir un mejor transporte de nutrientes. Por supuesto, estos efectos se notan sobre todo en los pulmones, pero los generadores de iones negativos que se usan en el hogar trabajan con altas tensiones y la red de corriente alterna para producir esos iones. De modo que los efectos negativos pueden contrarrestar los positivos. Incluso esas máquinas de nebulización de agua tan fascinantes utilizan sonidos de alta frecuencia para convertir el agua líquida en vapor de agua, y los circuitos presentes producen una señal eléctrica de alta frecuencia de manera permanente.
Thomas Valone, en su libro “Curación Bioelectromagnética: fundamentos de su utilización”, proporciona un resumen muy completo de las reacciones de las células humanas a la presencia de señales electromagnéticas de banda ancha. De acuerdo con Valone, “Se han llevado a cabo muchas investigaciones para estudiar la influencia de las micropulsaciones de la tierra (resonancia de Schumann) en el cuerpo humano, siempre y cuando la persona esté aislada de fuertes campos electromagnéticos” (1). El libro es bastante técnico, pero contiene un estudio muy detallado de las investigaciones realizadas hasta ahora y de varios dispositivos que se han utilizado al menos durante los últimos 100 años. Durante sus experimentos con alta tensión y electricidad de alta frecuencia, Tesla encontró que la exposición a corto plazo a los campos producidos podría ser energizante y de carácter curativo. Cuando se construyeron los primeros equipos sensibles de medición, científicos como Schumann se dieron cuenta de que la Tierra en su conjunto resuena de forma selectiva, en una mezcla compuesta por señales producidas por los rayos, los movimientos sísmicos, los cambios en la capa de hielo, las corrientes oceánicas, los movimientos de aire, y otros fenómenos eléctricos como la auroras boreales y las explosiones de bombas atómicas.
Si alguna vez ha jugado con el sonido en una habitación vacía, probablemente se haya dado cuenta de que hay un franja de sonido en el que la habitación vibra con fuerza… es la frecuencia de resonancia de la habitación. La Tierra, como la sala, es una esfera con propiedades inherentes que alteran la serie armónica estándar, que resuena a una frecuencia fundamental entorno a 7,83 ciclos por segundo ( llamada resonancia de Schumann), con respuestas que ya se empiezan a notar en un subarmónico a 2 Hz y hasta 30 Hz (ciclos por segundo). La pregunta es: ¿qué tipo de señales hace que la esfera resuene? Recuerde, la resonancia es la característica de una cavidad… no es un tipo particular de onda, no es una frecuencia en particular y no es un remedio mágico para la curación de enfermedades. Las micropulsaciones son tanto eléctricas como magnéticas, pero no son sonidos. Una máquina que dice que es capaz de crear resonancia puede hacer poco o nada por cambiar la resonancia natural de una habitación, independientemente de si estamos hablando de ondas sonoras u ondas electromagnéticas, como de ondas lumínicas en cualquier frecuencia. Entonces, ¿qué es lo que en realidad produce una máquina de Resonancia de Schumann?
La mezcla formada por las fluctuaciones eléctricas causadas por los rayos, los movimientos de las placas tectónicas, y otros fenómenos naturales, excita la cavidad atmosférica para resonar con pulsaciones electromagnéticas que se encuentran de manera simultánea, y aproximadamente de la misma fuerza y en la misma banda de frecuencias en todas las partes del interior de la cámara.
El mundo en el que vivían los seres humanos antes del siglo XX estaba lleno principalmente de energía electromagnética que procedía de fuentes naturales. Durante la mayor parte de nuestra presencia en la Tierra como especie, nuestras células han desarrollado y prosperado estando expuestas a esta energía variable, lo cual resulta importante para entender la diferente radiación electromagnética a la que estamos expuestos ahora. Una de las cosas más importantes de esta exposición proviene de la naturaleza aleatoria de las señales eléctrica naturales. Las señalas son de banda ancha, lo que significa que contienen una gran variedad de diferentes frecuencias, y estamos expuestas a ellas durante cortos períodos de tiempo. Es decir, la exposición no consiste en una frecuencia durante largos períodos de tiempo. Es intermitente… a veces muy fuerte, a veces muy débil, y siempre está acompañada de una señal magnética. Estas señales se llaman micropulsaciones, porque son muy pequeñas en comparación con las fluctuaciones de energía de corriente alterna de su vivienda, o las que salen de su teléfono móvil. Si no estuviésemos abrumados por las fuentes artificiales, todos los organismos estarían expuestos a las señales naturales, ese latido del corazón eléctrico y magnético de nuestro planeta. La cuestión es la de eliminar la interferencia artificial, y no es tarea fácil. Debido a que ninguna máquina de resonancia de Schumann puede modificar la resonancia de un lugar, podemos decir que lo que intentan los fabricantes es tratar de reproducir esa señal beneficiosa. Lo que sale de la máquina tiene que ser una reproducción fiel de una multifrecuencia, una señal débil y muy compleja. De hacer cualquier otra cosa, es decir, si se produce una distorsión por uno u otro factor, en realidad puede causar que la señal de salida resulte perjudicial.
Si usted está buscando el interruptor de alarma en el salpicadero de su vehículo y alguien delante de usted le apunta con una luz muy fuerte, tendrá problemas para ver la luz indicadora. Lo mismo puede decirse de las micropulsaciones, que aunque pequeñas, es la señal natural de la Tierra. No es posible beneficiarse de ella si se encuentra expuesto a múltiples campos eléctricos de gran alcance, como el cableado de su vivienda, la señal de radio de la estación de bomberos, el radar de un aeropuerto situado a una milla de distancia, el teléfono móvil que se encuentra en su bolsillo, o el contador inteligente del apartamento de al lado. Esto trae a colación el tema de esos aparatos que supuestamente contrarrestar los campos magnéticos perjudiciales en un espacio determinado, generando un campo igual pero opuesto para neutralizar la radiación perjudicial. Pera poder hacer eso, esa máquina tendría que tener un sofisticado sistema de análisis del espectro, y también tendría que tener la capacidad de generar un respuesta idéntica y opuesta: una forma de onda extremadamente compleja, con energía exactamente igual a la del ruido del campo electromagnético no deseado, y precisamente 180º fuera de fase. Los analizadores del espectro más baratos tienen un precio en torno a los 2000 dólares, e incluso en estos casos su precisión puede verse comprometida por la calidad de los sensores que utilizan para captar la señal. Esta tecnología también aporta energía electromagnética añadida, y cualquier imprecisión tiene la posibilidad de causar una señal que podría resultar más perjudicial que los campos electromagnéticos que trata de contrarrestar.
Volviendo a las máquinas de Resonancia de Schumann… la única forma posible de que una pequeña máquina puede genera una señal lo suficientemente potente como para obtener beneficio (si, de hecho, es capaz de emular la verdadera señal de la Tierra), lo primero que habría que hacer sería aislar la habitación de todas las fuentes externas de campos electromagnéticos, además de ser capaz de aislarse o protegerse de los circuitos de corriente alterna de la habitación. Aquellos de nosotros que hayamos trabajado en el campo de la compatibilidad electromagnética sabemos lo difícil que resulta eliminar por completo todas las señalas no deseadas. Hay varias compañías que venden materiales de blindaje, para la ropa, y unos ridículos diodos que usted cuelga alrededor de su cuello que no hacen nada para proteger cualquier cosa que este situada más allá de una pulgada cuadrada de su cuello, justo debajo de su colgante. Algunos de los materiales de blindaje son muy buenos, pero hay que tener mucho cuidado con las costuras, y si usted pretende crear un espacio seguro frente a los campos electromagnéticos, debe consultar con un entendido que estudie la habitación y busque las fugas que pudiera haber. Hay varias preguntas pendientes sobre las máquinas de resonancia de Schumann. No pueden modificar o alterar la resonancia electromagnética de la habitación, y la respuesta es tan variable como la amplia variedad de productos que hay en el mercado. ¿Cómo se podría verificar que realmente la máquina está generando esa compleja respuesta, atendiendo a la señal natural de la Tierra? Antes de gastarse los dineros en blindar la habitación frente a los campos electromagnéticos, habría que analizar la señal real de salida.
Cualquier cámara de resonancia es sensible a las frecuencias que entran en ella. Cuando hablamos de resonancia, por lo general nos estamos refiriendo a la frecuencia fundamental básica, que parece que se autoamplifica en respuesta a las dimensiones de la cavidad resonante. Sin embargo, la frecuencia fundamental es sólo el comienzo del análisis, pero debido a la que la cavidad también responderá a los armónicos de la frecuencia fundamental… eso quiere decir que la frecuencia básica de resonancia de Schumann de 7,83 Hz, también produce armónicos por encima de la frecuencia básica. La energía electromagnética es luz, no sonido, y aunque nuestros ojos y oídos no pueden percibir nada más allá de un rango de frecuencias muy estrecho, nuestro cuerpo entero puede captar esas vibraciones más altas y más bajas. Eso no quiere decir que esté respondiendo por ejemplo a la señal de radio del servicio de ambulancias más cercano, pero sí podría ser causa de malestar estomacal, de irritabilidad o depresión, de pesadillas o incluso de zumbido en los oídos. No estamos preparados para conocer la influencia que todo esto tiene en nuestra salud. Simplemente, lo que hacemos es tomar una pastilla para intentar que los síntomas desaparezcan. Sin embargo, la causa real de ese conjunto de síntomas puede tener efectos a largo plazo, y acabar en enfermedades graves, tales como el cáncer. Algunas personas son muy sensibles a los campos electromagnéticos. Sus cuerpos desarrollan alergias a estos campos, y aquellas personas que parecen tener una percepción más aguda del sonido o de la luz, tales como músicos y pintores, parecen ser más vulnerables a ciertas bajas frecuencias de los campos electromagnéticos. Tengo la sospecha de que a las consultas de Psiquiatría pueden acudir muchos pacientes que en realidad son víctimas de sensibilidad electromagnética.
En conclusión: sólo en el caso de que esté dispuesto a invertir en la creación de un espacio seguro frente a los campos electromagnéticos, y esté dispuesto a investigar la señal de salida de un generador electromagnético que sea realmente beneficiosa ( aparato de resonancia de Schumann), puede darse esa respuesta que restaure nuestro equilibrio y mejore la salud. A veces, cuando salgo a caminar por el campo, siento la necesidad de parar y simplemente tumbarme. La mayoría de los sitios por donde camino están repletos de rocas con un alto contenido en hierro, y me pregunto si esto es lo que mi cuerpo me pide para ponerme en contacto con la tierra. Sin colchoneta, y revisando si hay algún cardo o un hormiguero, estoy durante unos 15 minutos en esta posición. Cuando me levanto, me siento descansado y listo para seguir caminando. Ya no se puede hacer esto en muchos lugares del mundo, pero hay otras formas de conectarse a la tierra, si consigue estar lejos de redes eléctricas y protegiendo su cabeza y su cuerpo. Una cascada, un bosque, una cueva protegida por paredes de roca, sin teléfono móvil, o la visión de la inmensidad del cielo por la noche contemplando las estrellas, y estar en calma, con mucha calma. Es algo que usted puede hacer por sí mismo.
Notas:
(1) y (2) Valone PhD, Thomas (29/06/2015) Curación bioelectromagnética: fundamentos de utilización (Kindle 1652-1654) InstantPublisher.com
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Procedencia del artículo:
http://www.activistpost.com/2016/04/do-schumann-resonance-machines-really-work.html
Más información:
http://www.bibliotecapleyades.net/esp_ondas_shumman_0.htm
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