Jane Hirschmann, 20 de junio de 2011
A veces me preguntan por qué formo parte de un equipo que está organizando el viaje de un barco estadounidense a Gaza este mes con la Flotilla Internacional, que tratará de romper el bloqueo de Gaza. A veces me recuerdan que soy una judía norteamericana, cuya familia sobrevivió al Holocausto, con algunos de sus miembros que sobrevivieron viviendo en Israel. Y mi única respuesta es: ¿Por qué no?
Mis padres me contaron de pequeño lo que pasó en Alemania y la huida de su familia. Para ellos Israel suponía un refugio seguro frente a otra tentativa de aniquilación de los judíos. Pero aún así, estaban preocupados de que no fuera una tierra tan segura dado el odio, la amenaza física y la violencia en el área.
Pero nadie me mencionó el desplazamiento de 750.000 árabes como resultado de la creación de Israel. Yo sólo sabía vagamente que otras personas habían vivido allí, pero nunca pregunté quiénes eran esos otros. Sólo me llevé la historia de mi familia y las atrocidades soportadas, por lo que nadie nunca debiera pasar, en ninguna parte.
En los años 1960, me hice crítica contra la guerra de Vietnam, la lucha contra el Apartheid e hice causa con el movimiento de liberación de la mujer, y más tarde me fui complicando en la oposición a las guerras de Afganistán e Iraq. Como trabajadora social, fui viendo las injusticias sociales existentes, pero nunca puse en duda la relación entre Estados Unidos e Israel y sus políticas contra los palestinos.
Entonces se produjo la guerra contra Gaza y esto supuso para mí el despertar político. La operación Plomo Fundido y el Informe Goldstone fueron los catalizadores. En noviembre de 2008, terminó el alto el fuego: los soldados israelíes lo rompieron mediante una incursión fronteriza que mató a seis miembros de Hamas, y en respuesta se lanzaron cohetes contra Israel. Israel, que posee armamento norteamericano, atacó Gaza. Aproximadamente 1400 palestinos, sobre todo civiles, fueron asesinados, en comparación con los 13 israelíes. Gaza fue machacada. El juez Richard Goldstone y su equipo redactaron un cuidadoso informe sobre lo realizado por cada parte. Sin duda, la mayor parte de los afectados se encontraban en Gaza.
Después de esta invasión ya no podía permanecer en silencio, Me hice miembro de una organización llamada Los Judíos dicen NO, de la ciudad de Nueva York. Queríamos hablar claro y aclarar con el Gobierno israelí que no hablase en nuestro nombre, Comencé a leer sobre la ocupación, sobre el establecimiento israelí en Cisjordania y Jerusalén Este, del muro de separación, de las calles judías ocupadas sólo por israelíes, de los documentos de identidad exclusivos para los ciudadanos palestinos de Israel ( un paso más y les colocan una estrella amarilla) y de otras indignidades soportadas por los palestinos cada día. Y vi el apoyo incondicional del Gobierno estadounidense a Israel, incluso dándoles 30 mil millones de dólares durante un período de 10 años para la adquisición de armamento (F16, helicópteros Apache, fósforo blanco, excavadores para destruir las casas…) usado despiadadamente contra los palestinos, Esto era intolerable para mí.
Entiendo los miedos y las frustraciones de los israelíes alcanzados por cohetes y las consiguientes muertes y heridos. ¿Pero y los miles de palestinos asesinados, casas destruidas, las escuelas, los hospitales, las granjas, los molinos, las fábricas, las infraestructuras, todo ello destruido? ¿ Y la gente viviendo bajo una brutal ocupación, a los que se les niega el derecho a vivir con dignidad?
El bloqueo a Gaza continúa. El Gobierno israelí controla la tierra, el mar y el aire de esta pequeña área (25 millas de largo y aproximadamente 6 millas de ancho) donde 1,6 millones de personas viven. Ningún movimiento se puede hacer sin que Israel no lo permita. ( La apertura parcial de la puerta de Rafah hacia Egipto para el paso de personas, no al comercio, es un signo positivo si se amplía). La mayor parte de las personas no pueden viajar a Gaza o salir de ella debido a las restricciones existentes, con un 61% de la población que no tiene asegurado su sustento; la tasa de desempleo es de aproximadamente del 45%, una de las más altas del mundo, y las exportaciones están prohibidas, a excepción de algunos artículos, como las fresas y los claveles a los mercados europeos. Gaza fue denominada una prisión al aire libre hasta por Primer Ministro de Inglaterra, David Cameron.
Considerando todo esto, no puedo permanecer en silencia por más tiempo. Cada día los palestinos se enfrentan con detenciones, puntos de control, demoliciones. Arriesgan sus vidas. Nuestro barco navega para llamar la atención sobre la ilegal ocupación y bloqueo de Gaza.
Siendo judía, mi historia judía, me exige ser parte del esfuerzo de organización que termine con el trato inhumano que se da a los palestinos. El barco estadounidense, denominado The Audacity of Hope, navegará a finales de junio a Gaza como parte de la Flotilla de la Libertad. Seremos aproximadamente 50 personas de los Estados Unidos, que pedirán la no violencia, los derechos humanos y la justicia para los palestinos.
Hasta ahora, decenas de miles de personas y más de 80 organizaciones se han unido a esta campaña y cada día son apuntan más para viajar con nosotros, Viajamos por la paz y la justicia, y estoy orgullosa de formar parte de este esfuerzo internacional.
Jane Hirschmann es miembro de ¡Los judíos Dicen No!, una psicoterapeuta de Nueva York, coautora de tres libros y una de las organizadores del Barco estadounidense a Gaza. Más información sobre The Audacity of Hope está disponible aquí.
http://dissidentvoice.org/2011/06/humans-against-strangulation-of-gaza/#more-33870