Por Aaron Diques y Melissa Melton, 23 de junio de 2014
El Gobierno de Estados Unidos, una puerta giratoria para las Grandes Empresas Agrícolas, está presionando a El Salvador para que adquiera semillas transgénicas, como se sugiere en este artículo:
“Me gustaría decirle al embajador estadounidense que deje de presionar al Gobierno (de El Salvador) para que adquiera semillas mejoradas genéticamente, dijo el Presidente del Centro El Salvadoreño de Tecnologías Apropiadas (CESTA), Navarro, que sólo beneficia a las multinacionales estadounidenses y va en detrimento de la producción local de semillas”, informó Sustainable Pulse.
A través de la Millennium Challenge Corporation, un “organismo independiente de Estados Unidos de ayuda al desarrollo que está ayudando en la lucha contra la pobreza”, como se describe a sí mismo, fundado en 2004, aportando la cantidad de 277 millones de dólares, pero como dice World War 4 Report , “El Ministerio de Agricultura de El Salvador debe continuar con su práctica actual de comprar semillas a los pequeños productores salvadoreños, siguiendo con su Plan de Agricultura Familiar”.
La amenaza al parecer se hizo “con la clara intención de promover los intereses de las grandes empresas agrícolas multinacionales”.
La distribución de paquetes de semillas en el marco del programa dirigido a los pequeños productores salvadoreños ( en lugar de las corporaciones multinacionales como Monsanto) ha impulsado el crecimiento de cultivos para la producción de alimentos básicos y logrando el cultivo de más de 200 mil hectáreas, alcanzando así los objetivos de la Millennium Challenge Corporation (MCC), pero los casi 300 millones de dólares en ayuda podrían ser cancelados debido a que no se están utilizando semillas transgénicas de Monsanto.
Entonces, ¿de qué se trata, de ayuda al desarrollo o de un pago a estas empresas?
El Dr. Jeff Ritterman, en su artículo en The Huffington Post, lo dice con claridad:
“Para los salvadoreños tiene sentido el uso de las semillas nativas, desde el punto de vista económico en la agricultura. Durante milenios la naturaleza ha adaptado esas semillas al clima de El Salvador y a su suelo. Pero hay otra importante razón para rechazar las semillas transgénicas de Monsanto…
Durante años, los científicos han estado tratando de desentrañar el misterio de una epidemia de enfermedad renal crónica, que está afectando a América Central, la India y Sri Lanka. A diferencia de la mayoría de las enfermedades renales, la lesión se produce en los túbulos renales, no el complejo aparato de filtración de los riñones. Una nueva investigación ha demostrado que el glifosato tiene la capacidad de unirse a los metales pesados, como el cadmio y el arsénico. El complejo formado por estos metales con el glifosato (Roundup) es un tóxico para los túbulos renales, y puede ser la causa de esta epidemia de enfermedad renal en todo el mundo.
¿Estados Unidos va a presionar a los salvadoreños a que utilicen semillas de Monsanto que requieren el uso de pesticidas de Monsanto, el glifosato, sabiendo que quizás el glifosato pueda ser una de las principales causas de una epidemia mundial de enfermedad renal crónica? ¿Vamos a decir a los agricultores salvadoreños cuáles son las semillas que mejor se adaptan a sus condiciones locales? ¿Vamos a presionar a El Salvador para que compre las semillas a una empresa multinacional en lugar de desarrollar un programa de soberanía local de semillas? ¿Vamos a permitir que se financie un régimen brutalmente represivo, responsables de crímenes contra la humanidad y no vamos a hacer nada para resolver los problemas que causamos?
Pues sí, por lo visto Estados Unidos es capaz de hacer todas esas cosas.
Como una vez dijo Jeffrey M. Smith, del Instituto de Tecnología Responsable, a Russia Today:
“Parece que estuviésemos tratando con el Gobierno Federal, pero se trata de un brazo de Monsanto”.
Después de todo es un exabogado de Monsanto y Vicepresidente de Política Pública el que está sentado en el Comisionado Adjunto de la FDA en los temas de alimentación. Samith analiza brevemente algunos de los peligros de los transgénicos en la entrevista en Russia Today:
[youtube=http://www.youtube.com/watch?v=bKw_YHWQ3DY]
Pero la Millennium Challenge Corporation no es una agencia ordinaria, y El Salvador no es el único país que recibe ayuda. El Salvador sólo es una instantánea de una imagen mucho más amplia.
Pero para hacernos una idea de lo que está haciendo la Millennium Challenge Corporation, y en qué está involucrada, vamos a profundizar un poco más.
Según el sitio web de la MCC, “La Junta de Administración de MCC está integrada por el Secretario de Estado, el Secretario del Tesoro, un Representante de Comercio de Estados Unidos, el Administrador de la USAID, el Director General de la MCC y cuatro miembros del sector privado designados por el Presidente de los Estados Unidos, con el consejo y el consentimiento del Senado estadounidense”.
En la actualidad, seis de los nueve miembros aparecen en la lista oficial del Consejo de Relaciones Exteriores. Un poco de información para entender quiénes son estas personas y de dónde proceden:
– John Kerry, Secretario de Estado, miembro de Skull & Bones, asistente a las reuniones del Club Bilderberg, aunque no figura actualmente como miembro en la lista oficial del Consejo de Relaciones Exteriores (CFR), aunque en algunos sitios le citan como miembro del CFR. Su esposa, Teresa Henz Kerry, su hermana Peggy Kerry, y su hija Vanessa Bradford Kerry, son, no obstante, todas ellas miembros del CFR.
– Jacob “Jack” Lew, Secretario del Tesoro, ex-asistente especial de Bill Clinton durante su Presidencia y Director de Operaciones de Citigroup, es miembro del CFR.
– Michael Froman, Representante Comercial de Estados Unidos, esDirector de Asuntos Económicos Internacionales en el Consejo Económico Nacional y el Consejo Nacional de Seguridad, así como ex Director General de Citigroup, miembro del CFR.
– Rajiv Shah, Administrador de la USAID (Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional), no aparece como miembro del CFR, pero ha dado conferencias en el Consejo de Relaciones Exteriores, como se puede comprobar en el vídeo. También fue Subsecretario de Investigación, Educación y Economía (REE) y Director Científico del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, y puso en marcha el Instituto Nacional de Agricultura y Alimentación, un Instituto científico centrado en la investigación agrícola, que se publicita: “Producción sostenible de alimentos en todo el mundo, frente al cambio climático, atendiendo a la bioenergía y la nutrición humana”.
También ha ocupado diversos puestos en la Fundación Bill y Melinda Gates, entre ellos el de Director del Programa de Desarrollo Agrícola. Shah también ayudó para crear la Alianza para una Revolución Verde ( léase, transgénicos) en África (AGRA). No sólo se sienta en un Consejo de Administración, sino que también ayudó en el nombramiento del Secretario General de la ONU. Kofi Annan, como líder de AGRA.
[youtube=http://www.youtube.com/watch?v=J9pK6C1Okto]
En el vídeo Shah dice “Los esfuerzos de ayuda al desarrollo exterior pueden propagar los valores estadounidenses, disuadir la aparición de conflictos, y dar forma a un mundo más pacífico”. (Lea entre líneas. De hecho hay que leer mucho entre líneas de lo que dice esta gente).
– Dana J. Hayde, que fue nombrado como nuevo Director General del MCC el 23 de mayo de 2014. Poco antes, Hyde había sidoDirector Asociado de la Oficina de Administración y Presupuesto (OMB). También ocupó el cargo de Asesor Principal de Jack Lew en el Departamento de Estado de la Oficina del Secretario Adjunto de Adminsitración y Recursos (2009-2011), abogado de la comisión del 11 de septiembre (2003-2004), Asistente Especial del Presidente en la Oficina de Asuntos del Gabinete en la Casa Blanca (1993-1995) y Asistente Legislativo en la AIPAC (1989-1991).
“Quiero que el pueblo estadounidense consiga revertir todo el dinero que entrega, lo que la MCC hace en su nombre. Eso significa que hace falta colaboración con los principales interesados, las Agencias Federales y los socios del sector privado, para así maximizar nuestro impacto tanto aquí como en el exterior”. Esto es lo que dijo Hyde en su declaración de bienvenida. “Ofreciendo un valor en beneficio del pueblo estadounidense”.
En la actualidad, los cuatro miembros del sector privado son todos del CFR:
– Mark Green, Presidente del Instituto Republicano Internacional (IRI), miembro del CFR. La Wikipedia describe el IRI como “una organización asociada a la ONU, parcialmente financiada por la Cámara de Representantes de Estados Unidos, que lleva a cabo programas de Política Internacional”.
– Susan M. McCue, Presidenta de Mensaje Global, miembro vitalicio del CFR. McCue también fue Presidenta fundadora y Directora General de ONE, apoyada por Bono de U2; con anterioridad, desempeñó el cargo de Jefe de Estado Mayor del Senado de Estados Unidos, líder de la mayoría Harry Reid desde 1998 hasta 2007. Además, el Presidente Obama la presentó como candidata a la Junta de Gobernadores de Radiodifusión en 2010, que supervisa las transmisiones internacionales estadounidenses, incluyendo la Voz de América, “que difunde noticias y valores democráticos” en 60 idiomas en diferentes partes de todo el mundo.
– Lorne W. Craner, codirector de la Iniciativa de Renovación Transatlántica y es Presidente del Instituto Republicano Internacional, también es miembro del CFR.
– Morton H. Halperin, Asesor Principal de Open Society Foundations George Soros y del Open Society Policy Center, también miembro del CFR. Ha trabajado en las administraciones de Johnson, Nixon y Clinton ( en la época de Nixon como ayudante de Henry Kissigen), y también ha ocupado un puesto en el Center for American Progress y la Fundación Carnegie para la Paz Internacional.Actualmente también forma parte de la junta directiva de ONE.
Solamente son nueve personas, pero estas nueve personas son muy influyentes en el escenario mundial, por decirlo con suavidad.
Mientras que el MCC sí recoge los principales socios accionistas del sector privado, no hay una lista de las corporaciones, a no ser las que figuran en este documento, “Justificación del Presupuesto del Congreso para el año fiscal 2009”, que enumera las empresas estadounidenses que con “orgullo apoyan a MCC, por su enfoque innovador en la ayuda al desarrollo económico”, incluyendo a los productores y beneficiarios de las semillas transgénicas, tales como Monsanto, Cargill, Dow Chemical, Mars Incorporated, Starbucks Coffe, Pioneer Hi-Bred, demás de Raytheon, GE, Microsoft, Citigroup. Boeing, Verizon. GlaxoSmithKline y otras muchas.
MCC ha firmado acuerdos de colaboración con la Alianza para una Revolución Verde en África (AGRA), una importante iniciativa de las Fundaciones Rockefeller y Gates, que proveen de personal y en gran medida al actual Director de la USAID y Director de Millennium Challenge Corporation, Rajiv Shah, así como el Ministerio de Asuntos Exteriores del Gobierno de Dinamarca, GE, Microsoft y el Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas, entre otros.
Además, en este documento se muestra que decenas de millones de dólares pasan desde MCC a los principales contratistas de defensa, de la talla de Booz Allen Hamilton y PA Consulting (ahora dirigido por Marcus Agius de Bilderberg en asuntos relacionados con la Agricultura).
El Salvador es sólo uno de los casi cuarenta países que están recibiendo ayuda del Gobierno estadounidense a través de MCC. Es evidente que existe una estrategia más amplia para impulsar los transgénicos a nivel mundial, a expensas de la agricultura local y los métodos tradicionales de cultivo.
De acuerdo con los estatutos de MCC, “un país puede ver suspendida la ayuda si participa en actividades contrarias a los intereses de seguridad nacional de Estados Unidos”. Una vez más hay que leer entre líneas. ¿Qué hay que pensar sobre los intereses de Seguridad Nacional del Gobierno de Estados Unidos y la idea de ayuda al desarrollo, ayudar a la gente en la seguridad alimentaria y en políticas económicas sostenibles, o por el contrario someterse a los intereses corporativos? Ambas cosas son muy distintas.
El acuerdo de El Salvador con el MCC dice que es “combustible para el crecimiento económico”, pero sólo se trata de alimentar el crecimiento a la manera del Tío Sam, favoreciendo a las megacorporaciones.
¿Todavía no ha llegado a la conclusión de que todo esto no es más que una manera de subsidiar a las corporaciones multinacionales con sede en Estados Unidos a expensas de los agricultores locales de todo el mundo, lo que permite que la Biotecnología patentada desplace a la agricultura local con el pretexto de ayuda al desarrollo? Pues Linda Heard de Interpid Report lo dice así:
“No hay nada mejor que poner la miel en los labios de los países destinatarios de ayuda, algo que los países occidentales entienden muy bien. Los ingenuos pueden creer que esa ayuda es una herramienta para ayudar a los países en desarrollo; los escépticos están convencidos de que es un medio para que las potencias ricas consigan sus objetivos geopolíticos”.
Aaron Diques y Melissa Melton son los creadores de TruthstreamMedia.com, donde este artículo apareció por primera vez. Pretenden analizar las noticias en un contexto más amplio, descubrir las falsedades, atravesar las apariencias, comprender los factores subyacentes, conocer al verdadero enemigo, e imaginar un camino en el que seamos más dueños de nuestras vidas, un paso para ser verdaderamente libres…
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Procedencia del artículo: http://www.activistpost.com/2014/06/how-us-govt-uses-foreign-aid-to-force.html#more