por Binoy Kampmark / 25 de agosto 2012
El monstruo de Apple ha recibido un fuerte impulso en su victoria el pasado viernes frente a Samsung Electronics Co en el juicio por patentes sobre la tecnología del smatphone, firmemente instalado en el Industria de los teléfonos móviles como nunca había ocurrido antes. La Industria de los móviles ha prestado atención. La competencia, siempre al acecho, se ha visto destrozada por esta sentencia legal. Como dijo Anton Troinovski en el Wall Street Journal ( el 24 de agosto): “La victoria de Apple mete miedo a través del Ecosistema de Android”.
La Agencia de Noticias Yonjap ( el 25 de agosto) expresaba de forma muy gráfica la decisión del jurado de indemnizar con 1,05 mil millones de dólares a Apple. “Samsung, el gigante de la electrónica de Corea del Sur, sufrió una aplastante derrota contra Apple el viernes en el tribunal de guerra, lanzando oscuras nubes sobre el auge de las ventas de teléfonos inteligentes y Tablet Pc en el mercado de Estados Unidos”.
La batalla entre Samsung y Apple sobre las patentes del iPhone y el iPad en relación a la tecnología de zoom táctil en las pantallas, entre otras cosas, viene ya coleando desde hace más de un año, con cerca de 30 demandas en los Estados Unidos, Corea del Sur y otros siete Estados. El veredicto dictado en California asesta un duro golpe al sistema Android, que era la alternativa al gigante del iPhone.
La hostilidad en las confrontaciones puede ser medida por el veredicto del Tribunal Central de Seúl, que llegó a la conclusión de que ambas empresas habían violado un conjunto de patentes. Si la competencia, en el sentido estricto de la palabra, se desarrolla mediante los sistemas inalámbricos ( que curiosamente son llamados ecosistemas por los aficionados informáticos), las violaciones y el pisar el territorio de los competidores seguramente sea inevitable. Sin embargo, no es algo que el mundo jurídico de las patentes haya resuelto ya.
Lo llamativo de la estrategia corporativa de Apple es la forma en que ha cortejado el mercado de operadores y la presentación de la marca iPhone en el mercado. Los tentáculos de Apple se han apoderado de AT & T Inc., Verizon Wireless y Sprint Nextel Corp, en una estrategia que ha supuesto el pago de cuantiosas cantidades para subvencionar la compra de iPhones. Esta estrategia recuerda a otra técnica antigua y medieval de obligar a los estados vecinos a rendir homenaje al Imperio más poderoso de la región. Las ganancias se obtienen a partir de los sobornos de los antiguos tiempos. Al descubrirse este sistema de tributo, por ejemplo Sprint había arreglado la compra de 15,5 mil millones de acciones por la reserva del iPhone, las acciones cayeron en picado.
El iPhone se ha convertido en una necesidad innecesaria. La posibilidad de comprar un teléfono que sólo sirva para llamar ha desaparecido, o por lo menos han quedado relegado a los rincones del Imperio inalámbrico. Como decía un abatido Elgan Mike en Wi-Fi Planet ( el 28 de septiembre de 2009), el iPhone es una especie de contagio, más eficaz que la gripe porcina. La necesidad de ponerse al día en la difusión de este contagio se ha convertido en urgente.
“Una vez que te atrapa este deseo particularmente virulento, se convierte en algo susceptible de provocar un trastorno de la personalidad que obliga a filtrar todas las experiencias de la vida a través del prisma de una aplicación, si es que tal existe para lo que se desea. Se crea un sesgo en favor de la información y de los medios disponibles a través de las aplicaciones, y otra sesgo en los contenidos que se entregan a través del iPhone”.
Cada día que pasa el mundo de las aplicaciones arrastra todas las facetas y minutos de nuestra vida. Las hay libres pero sin un valor inherente, y aquellas que sólo se pueden conseguir con abundantes sumas de dinero, como esa aplicación para los estudiantes de derecho que les ayuda a aprobar los exámenes, que tiene un coste de 1000 dólares. “Parte del éxito de BarMax”, escribe Jason Del Rey en Inc. Magazine (el 22 de junio del 2010),”está en el hecho de que las clases de preparación cuestan tres veces más”.
El triunfo de Apple no es sólo porque sea bonito, sino porque parece ser indispensable para colmar la vanidad humana. El amor tiene algo de enfermedad, y los románticos de Apple han conquistado el corazón de la gente de forma implacable a través de su jerga privada de las aplicaciones. Tener un iPhone es estar vivo, ser una célula en la sangre que circula en la red inalámbrica del organismo creado por Apple. La pantalla tiene propiedades vivas, como si estuviera alentando las fuerzas del ser humano. Que Samsung se atreviera a hacer lo mismo es algo que no puede permitir. La guerra de los teléfonos inteligentes, a pesar de esta decisión judicial, va a continuar.
Binoy Kampmark, erudito de la Commonwealth en Selwyn College, Cambridge. Es profesor en la Universidad RMIT, Melbourne y puede ponerse en contacto con él en: bkampmark@gmail.com .
Fuente: http://dissidentvoice.org/2012/08/victorious-apple-the-wireless-hegemons-victory/