Título original: ¿Al borde de la guerra?
Se incrementa la presencia militar de Estados Unidos en el Golfo Pérsico
Por Ben Schreiner, 16 de julio de 2012
Los tambores de guerra resuenan de nuevo con tono febril, ya que Irán se encuentra en el punto de mira del Pentágono.
Según varias informaciones, Estados Unidos está acumulando una fuerza militar, sin precedentes desde la invasión en 2003 de Iraq, en el Golfo Pérsico. El incremento de la fuerza militar incluye fuerzas aéreas y navales, tropas terrestres, e incluso aviones no tripulados. No hay que olvidar que Estados Unidos ya tiene dos portaaviones en la región.
También se puede observar en Washington una creciente sensación de guerra contra Irán. Por ejemplo, están tratando de frustrar las negociaciones en curso sobre los dispositivos nucleares entre Irán y el llamado P5+1 ( los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU más Alemania); o que un grupo de 44 senadores estadounidenses de los dos partidos enviase una carta al Presidente Obama instando a la Administración a “concentrar su atención en presionar al Gobierno iraní mediante sanciones y dejando claro que existe una opción militar creíble”.
Esta línea dura se mantiene a pesar de que los Servicios de Inteligencia de los Estados Unidos ( así como la inteligencia israelí) no han encontrado evidencias de que Irán haya decidido construir un arma nuclear, que es la razón que hay detrás de las sanciones de Occidente y de las amenazas de ataque. Por otra parte, en el informe del Pentágono del mes de abril, se dice que las intenciones de Irán siguen siendo las de la legítima defensa, comprometiéndose a “frenar una invasión” y a “forzar una solución diplomática a las hostilidades”. ( Compare lo dicho aquí con la doctrina militar de los Estados Unidos y su proyección mundial de poder y verá que hay unas amenazas reales)
La cuestión militar sin embargo no es más que un pretexto de las ansias imperiales de Estados Unidos en la región. Recientemente a un funcionario del Departamento de Defensa de Estados Unidos se le escapó en el New York Times : “No lo estamos haciendo sólo por las ambiciones nucleares iraníes, sino por las ambiciones hegemónicas de Irán”. En otras palabras, se trata de eliminar a uno de los últimos escollos de poder de Estados Unidos en Oriente Medio, rico en recursos.
Por supuesto Irán ya se encuentra asediado por medio de tres armas letales dirigidas por Estados Unidos e Israel: los ataques cibernéticos, los asesinatos de científicos nucleares y las sanciones económicas Occidentales. Las sanciones han dejado a las personas iraníes en una situación de inflación y aumento del desempleo. En definitiva, como escribía Conn Hallinan en CounterPunch “Occidente ya se encuentra en guerra contra Irán”.
La pregunta, entonces, es ¿ hasta qué punto esta guerra por otros medios supone en realidad una escalada?
Hacia una peligrosa escalada
A pesar de que las sanciones económicas se venden con frecuencia como una alternativa a la guerra, la Historia está repleta de pruebas en sentido contrario. A menudo las sanciones no son otra cosa que un preludio de las hostilidades militares. ( No hay nada más que observar a Irak y ver la historia de sanciones Occidentales y una eventual invasión de Estados Unidos).
En una reciente información aparecida en el New York Times se advierte lo mismo. Las actuales sanciones Occidentales impuestas a Irán “representan uno de los más audaces usos de las sanciones de la venta de petróleo como una herramienta de coerción, como ya hicieron los Estados Unidos impidiendo las exportaciones de petróleo a Japón en 1940. La cosa no acabó bien: los japoneses decidieron atacar antes de debilitar sus posiciones”.
Pero al igual que el intento de torpedear la Economía de Japón antes de la Segunda Guerra Mundial, el actual intento de llevar a Irán al desastre a través de las sanciones económicas puede conllevar un ataque de Irán, dando así pie a una justificación a los Estados Unidos para emprender una campaña militar e imponer un “cambio de régimen”.
Y al igual que ocurrió en la década de 1940, la crisis actual del capitalismo prepara el camino hacia una nueva guerra. Después de todo, la guerra permite la apertura a la fuerza de nuevos mercados, junto con las abundantes recompensas tras la “destrucción creativa”, todo lo cual se necesita desesperadamente para el sostenimiento del Sistema, puesto en peligro por una Economía basada en el crecimiento y la expansión ilimitada. De hecho, el atractivo de la guerra ya ha levantado su fea cabeza en medio de la actual crisis.
La intervención colonial de la OTAN en Libia en 2011, como ha señalado Alexander Cockburn, fue la primera evidencia de que las elites occidentales han considerado la guerra como medio para resolver la actual crisis capitalista, que no saben otra forma de abordarla. Sin embargo, los despojos de Libia han demostrado ser insuficientes para reactivar el crecimiento, obstaculizado por la crisis financiera que se inició en 2008.
Pero Irán cuenta con un PIB que es cinco veces mayor que el que tenía antes la “liberada” Libia, al tiempo de que posee las terceras mayores reservas de petróleo y las segundas mayores de gas natural. Un Irán derrotado y envuelto en un Sistema Capitalista dominado por los Estados Unidos tiene un gran potencial para regenerar el capitalismo global. Por supuesto, al tomar el control de los recursos energéticos de Irán, Estados Unidos y sus aliados también tendrían el monopolio de la energía en Oriente Medio, recursos clave en un futuro conflicto con sus rivales: China y Rusia.
Y así, bajo el imperativo de renovar el Capitalismo global, Estados Unidos está acumulando con rapidez pertrechos militares en el Golfo Pérsico, con la excusa de la proliferación nuclear. Las declaraciones que acompañan a las hostilidades militares que hablan de que “todas las opciones son posibles” contra Teherán por parte de las elites washingtonianas, no deben considerarse como amenazas vanas.
Es evidente que nos encontramos al borde del precipicio de una guerra abierta.
Ben Schreiner es un escritor independiente que vive en Salem., Oregon. Puede contactar con él en la siguiente dirección: bnschreiner@gmail.com
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