Por James Petras, 19 de febrero de 2012
Para leer la primera parte del artículo
La juventud y los trabajadores de más edad
Sin embargo, también es cierto que la gran cantidad de desempleados entre los jóvenes es un arma formidable en manos de los empresarios para así amenazar con reemplazar a los trabajadores de más edad. Hoy en día, los empresarios recurren constantemente al miedo al desempleo y la utilización de desempleados para bajar los salarios y así intensificar la explotación ( lo que llaman “incrementar la productividad”) y aumentar sus márgenes de beneficios. Lejos de ser simplemente un indicador de crisis capitalista, los altos niveles de desempleo han servido, junto con otros factores, para aumentar las ganancias y ampliar las desigualdades entre los ingresos, de modo que se ha experimentado el consumo de bienes de lujo por parte de la clase capitalista: los coches y los relojes de lujo están en pleno auge de ventas.
Crisis de clase: contratesis
Contrariamente a los que dicen los teóricos de las crisis capitalistas globales, una gran cantidad de información viene a refutar sus hipótesis. Un reciente estudio informa que “las ganancias de las empresas estadounidenses representan un porcentaje más alto del Producto Interior Bruto que en cualquier otro momento desde 1950” ((FT 30/01/12). Los saldos de caja de las empresas de Estados Unidos nunca han sido mayores, gracias a la intensificación de la explotación de los trabajadores, y unos niveles de remuneraciones que disminuyen con cada nuevo contrato en comparación con lo que recibían los trabajadores de más edad (gracias a los contratos basura que permiten los representantes sindicales).
Los ideólogos de la crisis del capitalismo hacen caso omiso de los datos financieros de las grandes corporaciones. De acuerdo con el informe a los accionistas de General Motors de 2011, celebran el aumento de los ingresos, obteniendo unas ganancias de 7,6 mil millones de dólares, superando el récord anterior de 6,7 mil millones de dólares en 1997. Una gran parte de estos resultados vienen de las ganancias obtenidas por la congelación de sus fondos de pensiones y la obtención de una mayor productividad con menos trabajadores – en otras palabras, se intensificó la explotación- y la reducción de salarios a los nuevos empleados a la mitad (Earthlink News, 2/16/12).
Por otra parte, dada la creciente explotación imperialista, es evidente el aumento de las empresas estadounidenses en el extranjero y de sus ingresos mermando los sueldos de los trabajadores. En 2011, la economía de Estados Unidos creció un 1,7%, pero los salarios disminuyeron un promedio de un 2,7%. Según la prensa financiera, “ los márgenes de beneficio del S&P 500 pasó del 6% al 9% del PIB en los últimos tres años, algo que no se veía desde hace tres generaciones. Aproximadamente una tercera parte de estos beneficios se han obtenido de la participación en el extranjero, que se han duplicado desde el año 2000 (FT 02/13/12 P9)”. Si se trata de una crisis del capitalismo, ¿quién necesita un auge del mismo?
Los datos obtenidos de las cuentas de las principales empresas estadounidenses revelan que mantienen 1,73 billones de dólares en efectivo, “los frutos de unos márgenes de rentabilidad nunca vistos” (FT 01/30/12 p.6). Esta ganancia récord es el resultado de despidos masivos que han conducido a la intensificación de la explotación del resto de los trabajadores. También las insignificantes tasas de interés que se les ponen y el fácil acceso al crédito, permite a los capitalistas explotar las enormes diferencias entre empréstito y préstamo de inversión. La reducción de impuestos y los recortes en programas sociales ha dado como resultado que una gran cantidad de dinero público acabe en manos de las empresas. Dentro de su estructura corporativa están los ingresos en la parte superior, de altos ejecutivos que reciben enormes bonificaciones. Entre las empresas más importantes del S & P 500, la proporción entre los ingresos y los dividendos que reciben los accionistas es la más baja desde 1900 ((FT 01/30/12, p.6).
Una crisis capitalista real afecta negativamente a los márgenes de beneficio, a los ingresos brutos y a la acumulación de dinero en efectivo. El aumento de las ganancias se esta produciendo porque los capitalistas se benefician de una intensa explotación, estancando el consumo.
Los teóricos de la crisis confunden claramente lo que es la degradación de las condiciones de la mano de obra, un ataque despiadado contra la vida y el trabajo, incluso el estancamiento de la economía, con una crisis del capital: cuando la clase capitalista aumenta sus márgenes de beneficio, atesora grandes cantidades de dinero, no quiere decir que esté en crisis. El punto clave es la crisis del trabajo como un estímulo importante para la recuperación de las ganancias capitalistas. No se pueden extraer conclusiones de una situación para aplicárselo a otra. Sin duda, hubo un momento dentro de la crisis capitalista (2008-2009), pero gracias a la transferencia de grandes cantidades de dinero público, algo sin precedentes, a la clase capitalista -los bancos de Wall Street en primer lugar- el sector empresarial se recuperó, mientras que los trabajadores y el resto de la economía se mantuvo en crisis.
De la crisis a la recuperación de las ganancias: 2008/9-2012
La clave para la recuperación de los beneficios por parte de las empresas ha tenido poco que ver con el ciclo económico y sí con el saqueo del Tesoro Público por parte de Wall Street. Entre 2009-2012 cientos de ex ejecutivos, gerentes y asesores de inversión se apoderaron de todos los principales puestos para la toma de decisiones en el Departamento del Tesoro y canalizaron miles de millones de dólares de dinero público hacia las arcas de los principales centros financieros y corporaciones. Intervinieron en empresas con dificultades, tales como General Motors, imponiendo importantes recortes salariales y despido de trabajadores.
Wall Street elaboró la teoría de “Demasiado grande para quebrar”, para así justificar al transferencia masiva de grandes sumas de dinero. El edificio especulativo fue reconstruido con un aumento de 234 veces en el volumen de compraventa de divisas… (FT 10/01/12, p.7). La nueva doctrina sostenía que la prioridad era devolver al sistema financiero la rentabilidad, independientemente del coste para la sociedad, ciudadanos, contribuyentes y trabajadores. “Demasiado grandes para quebrar” supone un rechazo al principio más básico del libre mercado, del sistema capitalista: la idea de que si los capitalistas pierden deben asumir las consecuencias, desde el inversor hasta el director general, siendo responsables de sus acciones. El capital financiero ya no necesita justificar su actividad en términos de su contribución al crecimiento económico o la utilidad social. La idea extendida es que Wall Street debe ser salvado, porque es Wall Street, aunque el resto de la economía y las personas se hundan ((FT 01/20/12, p.11). Los rescates estatales y la financiación se complementan con beneficios fiscales por valor de cientos de miles de millones, lo que ha producido un déficit fiscal sin precedentes y el crecimiento de las desigualdades sociales. Los ingresos de los directores generales en relación con el sueldo de un trabajador promedio paso de 24 a 1 en 1965 a 321 a 1 en 2010 ((FT 09/01/12, p.5).
La clase dominante hace alarde de su riqueza y poder con la complicidad de los Gobiernos y el Tesoro. A la vista de la hostilidad popular hacia Wall Street y el saqueo del Tesoro, Obama completó la farsa imponiendo un límite a las bonificaciones multimillonarias a los directores generales de los bancos rescatados (¿ No les suena a algo esto? http://www.publico.es/dinero/420204/hachazo-a-los-sueldos-de-los-directivos-de-las-cajas-con-ayudas). Sin embargo, Wall Street se negó a cumplir esta orden ejecutiva, así que los directores generales han recibido varios miles de millones en 2011. El presidente Obama, pensando la gente que había sido engañada con aquel falso gesto, no ha tenido reparos en recibir varios millones de dólares en fondos de Wall Street para su campaña.
La razón por la cual el Tesoro de los Estados Unidos ha sido tomado por Wall Street es que en la década de 1990 a 2000, los bancos se convirtieron en las fuerzas económicas más importantes de las economías occidentales. Su participación el PIB se ha incrementado notablemente (del 2% en 1950 al 8% en 2010 (FT, 10/01/12, página 7).
Hoy en día forma parte de lo cotidiano para los presidentes de Estados Unidos designar a los ejecutivos de Wall Street para ocupar las posiciones económicas clave, y es normal para estos mismos directivos aplicar políticas que maximicen las ganancias de Wall Street y eliminar así cualquier riesgo de fracaso, sin importar lo arriesgado que sea y las prácticas corruptas que practiquen. (http://www.publico.es/dinero/420051/el-estado-aportara-otros-6-000-millones-para-ayudar-a-la-banca)
Puertas giratorias: De Wall Street a la Tesorería y vuelta
Efectivamente, la relación entre Wall Street y el Tesoro se ha convertido en una puerta giratoria: desde Wall Street al Departamento del Tesoro, y de vuelta a Wall Street. Los banqueros privados se hacen con la Hacienda pública a fin de asegurarse que las políticas que se lleven a cabo respondan a las necesidades de Wall Street, y en ello ponen su empeño, aunque esto suponga un perjuicio para los ciudadanos, trabajadores y contribuyentes. Los representantes de Wall Street en el Tesoro dan prioridad máxima a la supervivencia de Wall Street, su recuperación y el crecimiento de sus ganancias. Bloquean todas las normas o restricciones a las primas o para que no se repitan las estafas del pasado. (http://www.publico.es/espana/413381/luis-de-guindos-la-cara-de-la-caida-de-lehman-brothers-en-espana)
Wall Street hace buen acopio en el Tesoro y luego regresan al sector privado en una posición más beneficiosa, como asesores o colaboradores. El Tesoro es una escalera para ascender en la jerarquía de Wall Street. La Hacienda pública es una estación de servicio de la limusina de Wall Street: llenan el depósito, revisan el aceite y luego ocupan el asiento delantero y corren raudos a un trabajo más lucrativo, mientras dejan que la cuenta se pague con dinero público.
Alrededor de 774 funcionarios abandonaron el Tesoro entre enero de 2009 y agosto de 2011 ((FT 02/06/12, p. 7). Todos cumplieron con su papel de servicio a sus futuros jefes de Wall Street para así volver a ocupar un puesto más elevado en los grupos financieros, una posición más lucrativa.
Una noticia publicada por el Financial Times el 6 de febrero de 2012 ( página 7), se titula de forma apropiada Manhattan Transfer, proporcionando una imagen típica de las puertas giratorias entre el Tesoro Público y Wall Street. (http://www.ft.com/cms/s/0/9c1d6b54-4045-11e1-9bce-00144feab49a.html#axzz1n0jO36vm)
Ron Bloom pasó de banquero en Lazard al Tesoro, ayudando a diseñar el rescate a Wall Street por importe de varios billones de dólares y volvió a Lazard cono asesor. Jake Siewet pasó de Wall Street a alto asesor del secretario del Tesoro. Tim Geithner, que luego se graduó en Goldman Sachs, sirvió para impedir cualquier intento para poner límite a los bonos de Wall Street.
Michel Mundaca, el funcionario de más alto rango en el Gobierno de Obama en relación con los impuestos, vino de Wall Street y luego pasó a un puesto muy lucrativo en Ernst&Young, una firma relacionada con la contabilidad de las empresas, después de revisar los impuestos de sociedades durante su estancia en el sector público.
Eric Solomon, que ocupó un alto cargo durante la Administración Bush, también introdujo cambios en el impuesto de sociedades. Jeffrey Goldstein, que Obama puso en un cargo de regulación financiera, rebajando las demandas populares, volvió a su anterior empleo en Hellman&Friedman, como promoción por sus servicios prestados.
Stuart Levey, quién dirigió las sanciones contra las políticas del AIPAC contra Irán, lo que se llamó la agencia antiterrorista de la Agencia del Tesoro, fue contratado como asesor general de HSBC para realizar la defensa frente a las investigaciones por lavado de dinero ((FT 02/06/12, p. 7). En este caso, Levey pasó de promocionar las guerras de Israel a defender a un banco internacional que está acusado del lavado de miles de millones de dólares procedentes de los carteles mexicanos. Levey, que por cierto estuvo buscando durante un tiempo “la agenda de Irán, ignorando por completo a los carteles de la droga mexicanos que lavaban el dinero de las operaciones transfronterizas…
Lew Alexander trabajó como asesor de Geithner en el diseño de la reducción de impuestos por valor de varios billones de dólares es ahora un alto funcionario de Nomura, un banco japonés. Lee Sachs, pasó del Tesoro al Bank Alliance (su plataforma de préstamo), James Millstein pasó de Lazard al Tesoro, rescatando a la aseguradora AIG… y luego estableció su propia firma de inversión gracias a sus buenas conexiones con funcionarios del Tesoro.
La puerta giratoria entre Goldmann-Sachs y el Tesoro continúa hoy en día, Además de los Jefes del Tesoro del pasado y los actuales, Paulson Y Geithner, ex socio de Goldmann, Mark Patterson ha sido nombrado recientemente jefe de personal de Geithner. Tim Bowler, ex director gerente de Goldmann, fue designado por Obama para dirigir la división de mercados de capital.
Debe quedar muy claro que las elecciones, los partidos y las campañas electorales, en las que se destinan de miles de millones de dólares, tienen poco que ver con la «Democracia» y más que ver con la selección del Presidente y los legisladores que nombrará cargos no electos de Wall Street para tomar todas las decisiones económicas estratégicas que afectan al 99% de los estadounidenses. Los resultados de las políticas de puertas giratorias entre Wall Street y el Tesoro son claras y nos proporcionan un marco para entender por qué la «crisis con fines de lucro» ha desaparecido y las crisis de la mano de obra se han profundizado.