Las vacunas con microorganismos vivos pueden transmitir las enfermedades
Por la Dra. Suzanne Humphries
También sabemos que en el caso de la tos ferina, aquellos que están vacunados, debido al pecado original antihigiénico, pueden ser portadores de las bacterias durante más tiempo que los no vacunados, aunque no muestren síntomas. En un artículo publicado en Clinical Infectious Disease en el año 2004, cuyo texto completo se puede consultar aquí, el Dr. James Cherry decía que los adultos vacunados contra la tos ferina no muestran ninguna actividad antibacteriana. A continuación explica por qué. Las vacunas más comunes contienen unos antígenos que producen el pecado original antihigiénico, por lo cual la respuesta del sistema inmunológico a la vacuna es anormal. Esa primera respuesta aprendida es la que el sistema inmunológico adopta como predeterminada en las futuras dosis de refuerzo. Así pues, como en el caso de las vacunas de la tos ferina, hay factores específicos de virulencia de algunas proteínas clave que no han sido incluidos, tales como toxina adenilato ciclasa – hemolisina (ACT), factor de colonización traqueal (TCF), citotoxina traqueal (TCT), y toxina dermonecrótica (DNT) y BrkA.
Como los tres primeros no se incluyen, la falta de respuesta de sistema inmunológico no previene la colonización, y además, Cherry señala que el pecado original antihigiénico causa la incapacidad del vacunado para realizar una limpieza de las bacterias presentes en sus pulmones. Los no vacunados poseen inmunidad a todos los factores de virulencia de primera línea y rápidamente pueden deshacerse de las bacterias ante nuevas exposiciones.
Las madres que se han vacunado pueden desarrollar marcadores sustitutos, algo que se puede medir en el laboratorio, pero estos no garantizan respuestas del sistema inmune eficientes después de la exposición a una enfermedad, porque la primera respuesta aprendida fue incorrecta. Además, todavía no está seguro de cuál es el marcador sustituto para tos ferina (pertussis).
Lo mismo se puede decir del sarampión, otra enfermedad que ha sido considerada por los medios como un peligro para la población debido a los niños no vacunados. Pero no es una información exacta; el sarampión no es una enfermedad peligrosa en las personas que disponen de suficiente vitamina A. Damien señaló que los vacunados son de 5 a 8 veces más susceptibles a infecciones asintomáticas que los no vacunados. Entonces, ¿por qué son únicamente responsables los no vacunados de los recientes brotes, por ejemplo, de sarampión?
Se dice de muchas vacunas que están atenuadas o modificadas, tienen microorganismos vivos pero supuestamente no infectarían, pero durante las últimas décadas hemos visto cómo los virus atenuados se transforman una vez que están en el interior del cuerpo y pueden propagar una enfermedad con mayor virulencia, incluso estando vacunado. Las vacunas orales de la polio que se administraron en Nigeria son un ejemplo. Esto es algo que puede pasar con cualquier vacuna con virus atenuados.
Se ha sabido que las vacunas originales de la polio de Salk eran vacunas con microorganismos muertos, y aún así infectaron a miles de personas por el contacto directo, provocando la muertes y parálisis de más de 200 personas. Sería una cifra tirando a la bajo de los daños causados.
Es bastante común ver un niño recién vacunado de la varicela que desarrolle herpes o varicela. Vemos esto muy a menudo. También he visto vacunas de herpes ( que contienen 14 veces la cantidad de virus de la vacuna de la varicela) provocar herpes en una anciana, días después de que le administrasen la vacuna. Algo que les pareció extraño a los médicos, y consultaron para ver si las vacunas contra el herpes pueden causar herpes, porque los médicos saben muy poco sobre las vacunas.
Así están las cosas cuando se oye hablar de un brote de un enfermedad infecciosa: “¿Cuántos fueron los afectados entre los vacunados y cuánta gente murió o tuvo que ser hospitalizada? ¿Se verificaron los casos mediante pruebas de laboratorio o están basados en los informes de los médicos?
Otra pregunta que también hay que considerar: ¿Se hospitalizó a las personas porque la enfermedad era realmente grave o porque la familia no supo cómo tratarla y atendieron a las exageraciones médicas de la peligrosidad de esa enfermedad? En otras palabras: ¿Era realmente necesario el ingreso hospitalario?
“Las muertes por estas enfermedades terribles que una vez asolaron a la Humanidad, volverán a niveles anteriores a las vacunas sino continuamos con ellas”. Pero podemos ver el gráfico de que la mortalidad por estas enfermedades ya disminuyó drásticamente antes de que comenzasen las vacunaciones. Pero además, quizás quiera conocer la explicación racional de por qué dejaron de ser enfermedades mortales en tiempos más recientes. No fue por las vacunas. Se ha demostrado que fue por las medidas higiénicas. En este artículo, “¿Cuáles son las pruebas para una relación causal entre la higiene y las infecciones?”, los autores ofrecen pruebas epidemiológicas que establecen la relación entre las prácticas de higiene y las infecciones. |
Quizás haya algo de lo que usted no haya sido informado:
La reducción en Estados Unidos de la tuberculosis se produjo antes de la introducción de cualquier vacuna, y lo mismo puede decirse del resto de enfermedades, así como antes de que los antibióticos estuvieran disponibles comercialmente, hacia 1950. Entonces, ¿cuál fue la causa? No fueron las vacunas. Incluso en los países que utilizaron el bacilo de Calmette-Guérin (BCG) como primera línea de protección, observaron una disminución idéntica a la de Estados Unidos, no usando ninguna vacuna contra la tuberculosis.
Si comparamos los gráficos de disminución de muertes por la difteria y la escarlatina, son casi idénticos. En ese momento no había disponible ninguna vacuna de uso común para la escarlatina. La escarlatina y las complicaciones que provoca, reumatismo, se ha mostrado claramente según la literatura médica que se resuelve muy bien con una alimentación adecuada. Y si alguien le cuenta que ha tenido complicaciones con la escarlatina, quizás sea por condiciones de pobreza, situaciones dadas por la guerra, o golpeado por el hambre. En los países desarrollados, el reumatismo se observa entre los grupos cuya alimentación es más deficiente, o su acceso a una comida más sana está más limitada.
Incluso entre las personas de una clase social más baja, sin muchas posibilidades económicas, pero que siguen unas pautas alimenticias eficaces, tendrán una susceptibilidad bastante baja, porque la alimentación y una nutrición adecuada es algo que cuenta. Lo que suele ocurrir es que se suelen juntarse una educación deficiente, la falta de una vivienda y esas menores posibilidades económicas.
Los grupos con menor grado de cultura, peor alimentados, en condiciones de pobreza, con una pobre nutrición, históricamente mantienen una correlación con el reumatismo bastante alta. Todos nosotros somos portadores de Streptococcus A con regularidad, pero las personas bien alimentadas no contraen la escarlatina, ni muchos menos las complicaciones del reumatismo.
Este punto ha sido bien estudiado para dejar al lado cualquier preocupación sobre si realmente la correlación implica causalidad.
Históricamente, en el caso de las enfermedades infecciosas, una buena nutrición ha sido y es un factor fundamental de prevención, lo que ha llevado a una enorme disminución de la morbosidad y la mortalidad provocadas por las enfermedades infecciosas.
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Procedencia del artículo:
http://drsuzanne.net/dr-suzanne-humphries-vaccines-vaccination/
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