Por Nathan J.Robinson, 7 de julio de 2025

El Financial Times informa hoy de que el Instituto Tony Blair «participó en un proyecto para desarrollar un plan para la Gaza de posguerra que preveía poner en marcha la economía del enclave con una “Riviera Trump” y una “Zona de Fabricación Inteligente Elon Musk”». El plan, que «reimaginaría Gaza como un próspero centro comercial», estaba «dirigido por empresarios israelíes y utilizaba modelos financieros desarrollados dentro del Boston Consulting Group».
Un extenso documento sobre la Gaza de la posguerra, redactado por un miembro del personal de TBI, fue compartido con el grupo para su consideración. En él se incluía la idea de una «Riviera de Gaza» con islas artificiales frente a la costa similares a las de Dubai, iniciativas comerciales basadas en blockchain, un puerto de aguas profundas para conectar Gaza con el corredor económico India-Oriente Medio-Europa y «zonas económicas especiales» de baja tributación.
El genocidio como oportunidad para «iniciativas de blockchain» puede ser lo más desolador que he oído nunca. El plan imaginaba la tierra de Gaza siendo puesta en un fideicomiso «cuyos activos podrían ser vendidos a los inversores a través de fichas digitales negociadas en una blockchain», con los gazatíes «ofreciéndoles la oportunidad de contribuir con sus tierras de propiedad privada al fideicomiso a cambio de una ficha que les diera derecho a una unidad de vivienda permanente». Incluso hicieron un mapa demencial de la futura Gaza despoblada.
No debería sorprendernos que los buitres humanos estén planeando formas de sacar provecho de la destrucción y la limpieza étnica de Gaza. Trump y sus aliados han estado salivando durante meses por las propiedades inmobiliarias frente a la playa de Gaza, imaginando un desarrollo frente al mar libre de su incómoda población palestina.
El Instituto Tony Blair negó inicialmente la información, diciendo al Financial Times que su artículo era «categóricamente erróneo», antes de dar marcha atrás, diciendo que «nunca dijo que TBI no supiera nada sobre lo que este grupo estaba trabajando o que no estuvieran en las llamadas en las que el grupo discutió sus planes», sino que estaban en «modo de escucha». Tony Blair hace tiempo que es una basura. Fue, por supuesto, cómplice del peor crimen del siglo XXI, la invasión de Irak. Ha utilizado su condición de ex Primer Ministro para ganar enormes cantidades de dinero asesorando a algunas de las peores personas del mundo. Branko Marcetic documentó su vergonzosa carrera postpolítica en un artículo para Jacobin en 2017. Marcetic concluyó:
Toda la carrera de Blair tras su salida del cargo de primer ministro ha sido una clara muestra del fracaso de su particular modelo de globalización. Es precisamente uno de esos pocos a quienes el nuevo mundo hiperconectado y globalizado les ha dado generosos dividendos, gracias a una corrupción grotesca y una riqueza privada desorbitada. Y lejos de promover una visión de «democracia liberal», ha utilizado su posición privilegiada para apoyar a innumerables regímenes autoritarios, todo a cambio de un precio.
De hecho, esa especulación nos llevó a producir un anuncio falso en el vol. 1, número 1 de Current Affairs en 2016:

«Su legado es muerte y desesperación / Es hora de ver el juicio a Tony Blair»
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