Por el Dr. Sircus, 20 de agosto de 2012
He recibido un gran número de correos en relación con el artículo que publiqué sobre mi apoyo al iPad, por lo que quiero abordar diferentes cuestiones relativas a la vida en el mundo moderno actual. Algunas de las personas que me escribieron estaban muy sorprendidas de que yo hubiese adquirido un iPad para mis hijos. Lo que está a punto de leer a continuación es una reflexión que he hecho los tres últimos días. Es casi un libro, así que tenga paciencia.
Estoy sorprendido de estar metido de lleno en la civilización en todos los aspectos, porque he estado dispuesto a pasar el resto de mi vida en rincón casi perdido de Brasil. Pero incluso en lugar tan remoto llegaban las señales de los teléfonos móviles y del Wi-Fi, y se podía acceder a Internet aunque fuese a muy escasa velocidad. El mundo está actualmente saturado de microondas, de eso no hay duda. Aquí en Brasil no se puede entrar a un restaurante o a un hotel sin que esté presente la televisión o las ondas Wi-Fi.
Sabía que de volver al mundo civilizado la contaminación electromagnética sería mucho más intensa, pero tengo la suerte de vivir en uno de los puntos más occidentales del continente americano, un lugar limpio y hermoso, lo que yo llamaría una ciudad ideal, si es que tal cosa existe. Pero el resto de mi familia prefiere la vida en la ciudad, así que siento que hice lo correcto, al menos por ahora, y es algo necesario por motivos de trabajo y educativos.
El año pasado decidí renunciar al uso del teléfono móvil, a los teléfonos inalámbricos y al sistema Wi-Fi, ya que representan peligros para la mayoría de nosotros, pero en los que preferimos no pensar. Vivo a unos 500 metros de la torre de telefonía móvil más cercana, y es a la distancia máxima que se puede vivir, con suerte, en una ciudad moderna. Más cerca no me gustaría estar, ni correr durante media hora diaria a menos de 50 metros de una de estas antenas. Cerca se están construyendo nuevos edificios de grandes torres, donde los ricos van a ir a vivir. Pero no les envidio.
Pero ¿cuántas personas viven cerca de una antena de telefonía móvil o al lado de una central térmica de carbón que emite grandes cantidades de mercurio en los alrededores? ¿O quién puede vivir ajeno a la radiación procedente de los routers Wi-Fi de los vecinos, que convierten todo el edificio, o incluso toda la calle, en un sistema Wi-Fi?
“No podemos escapar a la exposición a esta radiación. Se encuentra por todas partes. Hay miles de personas utilizando los teléfonos móviles y las conexiones inalámbricas, de modo que no necesita de un teléfono móvil para quedar expuesto a ella. Está tan expuesto como los demás. Cada vez que alguien realiza una llamada desde un teléfono móvil, la señal se envía a una antena. Se hacen tantas llamadas en todo el mundo y a nuestro alrededor y hay tantas antenas de telefonía móvil en funcionamiento, que todos estamos atrapados en un fuego cruzado. Es como el humo de un cigarrillo que recibe un no fumador, con la excepción de que no se puede escapar de la radiación. No hay un lugar en el que estar libre de ella”, escribió Lynn Quiring. Pero podemos minimizar los efectos de este peligro.
Los iPads tienen sus peligros
Fue interesante recibir una dosis de mi propia medicina por parte de los lectores a través de sus comentarios. Estaba preocupado por la radiación por microondas y resulta doloroso ver a mis hijos ahora con el iPad. Esta reflexión describe mi cambio de actitud, que por supuesto incluye una limitación en el tiempo de su uso. (Para compensar mi error prometo escribir una segunda parte de este ensayo, aunque sería muy largo).
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Un lector me decía que los iPads (que se utilizan en contacto directo con los cuerpos de los niños, se ponen en el regazo, junto al abdomen, etc), “representan un peligro para la salud de nuestra generación más joven. Un teléfono inteligente utiliza 35 veces más ancho de banda que un teléfono móvil convencional; una tablet utiliza 121 veces ese ancho de banda. He medido la radiación de microondas de un iPad ( solamente con el botón del Wi-Fi encendido, sin navegar por Internet y sin descargar nada). Las mediciones obtenidas en el iPad fueron varias veces mayores que en un iPhone en modo conversación. También he comprobado que el campo magnético de un iPad ( con el Wi-Fi apagado y jugando) era de 20 miligauss. En el foro de Apple, muchos mensajes son de quejas de personas que sienten mareos y náuseas después de usar el iPad y tienen que devolverlos”.
Elizabeth Thode, una de mis lectoras, me envió una carta personal: “¿Cuál es el nivel de radiación que se puede indicar como segura? No podemos vivir sin radiación, aunque tampoco se puede vivir estando expuesto a ella durante mucho tiempo, caso de la radiación solar. Sin la radiación solar no se puede vivir. Una exposición sensata a la radiación, caso de la radiación solar, es necesaria para la vida”.
La exposición a niveles muy altos de radiación durante un período largo de tiempo acorta nuestra vida, ya que de forma repetida, sin descanso, nos bombardea. Tal vez pudiéramos vivir más tiempo, pero el mundo actual pesa sobre nosotros, con sus agentes patógenos, sustancias químicas, metales pesados y muy distintas formas de radiación, incluyendo la saturación por microondas en todo el mundo. Hay ciertas cosas, además de los genes, que determinan lo mejor o peor que podamos hacer frente a las amenazas.
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La radiación de los dispositivos inalámbricos perjudicial para los niños
Elisabeth escribía: “La experiencia de ver a mi hija enferma por la radiación procedente de los dispositivos inalámbricos me ha enseñado mucho. Estoy feliz de poder ver a mi hija pasar de un estado de grave enfermedad por la radiación inalámbrica a una mejoría. Ha sido un largo viaje de dos años, durante el cual ha habido que reducir de forma significativa los niveles de radiación, lo que suponía un mayor aislamiento, sobre todo para una adolescente. Tengo que agradecerte me recomendases el uso de cloruro de magnesio, bicarbonato de sodio y yodo, herramientas que la pudieron ayudar. Sin embargo, creo que ella sólo empezó a reaccionar cuando dejamos de utilizar en casa las tecnologías inalámbricas”.
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Hay que asegurarse de que los niños y el resto de personas utilicen almohadillas para separarlos más del cuerpo, ya que la radiación disminuye en gran medida al alejarse del foco. Otro lector dijo: “…Hay que cambiar la forma en que los niños reciben la educación. Hacer que se sientan más saludables, más felices, e inteligentes, además de divertido y vale la pena…”.
También es importante limitar la cantidad de tiempo, por lo que hay que decidir en qué se va a utilizar esta tecnología tan potente. Me he dado cuenta desde hace mucho tiempo el precio a pagar por el uso de la tecnología moderna y de la electricidad, que damos por sentado, sin percibir que procede de centrales térmicas que emiten grandes cantidades de mercurio y de centrales nucleares, cuya seguridad amenaza a la vida de toda la Tierra.
Heme aquí frente a un ordenador, con toda su radiación, viviendo en una casa rodeada por líneas eléctricas, en una ciudad con múltiples antenas de telefonía móvil y con los usuarios utilizándolas, entre personas que confían en el Gobierno y los técnicos…
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He estado más preocupado en este tiempo del inminente peligro de las piscinas de combustible gastado de la central nuclear de Fukushima que de la radiación Wi-Fi y otros contaminantes electromagnéticos… Justo antes de publicar este artículo leí esta información del Dr. Hank Liers:
“Mi primer comentario es el de que el iPad es una herramienta que permite el desarrollo educativo creativo a personas de todas las edades más allá que cualquier otra herramienta que hayamos tenido antes. Esto nos permite aprender de nuevas maneras y expresarnos de nuevas formas.
Al igual que todas las cosas que tienen riesgos asociados a su uso ( por ejemplo, las centrales térmicas, los automóviles, los alimentos, etc), pero con el conocimiento y el cuidado los riesgos se reducen al mínimo, es decir, lo que ganamos bien merecen los riesgos que corremos.
Par minimizar los riesgos hay que aprender a vivir de forma inteligente. Por ejemplo, se recomienda el uso de cloruro de magnesio, bicarbonato sódico, yodo,… para así superar los riesgos asociados a nuestra sociedad. Aprender a superar el miedo forma parte de la superación de los riesgos, y hace mejor a la sociedad y a sus individuos.
No tengo miedo al dejar utilizar a mi nieto el iPad. Al utilizarlo he visto como se desarrollaba mentalmente mucho mejor que con ninguna otra herramienta que conozco, al mismo tiempo que mostraba una gran alegría…”.
Las preocupaciones y peligros que tenemos al lado
“Toda forma de vida actúa como una antena biológica. Los árboles, debilitados por otros problemas ambientales, están muriendo en zonas de Europa al encontrarse cerca de los focos de radiación. Las personas muestran una mayor tasa de tumores cerebrales, leucemia o abortos involuntarios. Las fuerzas naturales se están viendo alteradas por el uso ignorante de esta tecnología, sólo viendo nuestra comodidad a corto plazo y las ganancias, ignorando el impacto que estas acciones tienen sobre la vida en la tierra. Acciones que son muy difíciles de revertir. Gracias a Motorola, 66 satélites en un futuro próximo nos acercarán al teléfono mundial, lo cual permitirá las comunicaciones telefónicas desde cualquier parte. Viviremos ahogados en un mar de microondas HF y llevará años demostrar que éstas tienen un importante impacto en los organismos vivos. ¿Por qué no investigar con antelación? ¿Cómo es posible una intervención tan importante en el medio sin una investigación exhaustiva”, escribe J. Paul Herrmann.
Al final de su ensayo, Herrmann concluye: “Cualquiera que lea esto por primera vez puede sentirse un poco intimidado y reaccione con incredulidad, con ira, depresión o pánico. Pero me gustaría decir que estamos ante una gran oportunidad y ante un desafío. La actitud de utilizar la tierra para nuestro placer personal sin pensar en las consecuencias y sólo en las ganancias, no se puede mantener por más tiempo, ya que destruimos el medio y también a nosotros mismos. A medida que aprendemos sobre el impacto de la radiación de alta frecuencia en nuestro cuerpo, no podemos dejar de reconocer la importancia que la energía tiene en los organismos y el medio en general. Esto nos obliga a ajustar nuestras prioridades por el bien de nuestra salud, ser más conscientes de la energía que nos envuelve. Cuanto más nos demos cuenta de estas formas de contaminación, más podremos hacer para evitarla. Debemos aprender a cuidar y controlar el impacto en el medio, del que formamos parte nosotros mismos”.
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Fuente: http://drsircus.com/medicine/dangers-wifi-ipad