Por el Prof. Peter Saunders, 5 de marzo de 2014
La central nuclear de Finlandia está superando con creces el presupuesto estimado inicialmente y las obras se están ralentizando de tal forma que casi están paradas, debido a las disputas, y su finalización no se ve en el horizonte. Un mal augurio de las ambiciones nucleares del Reino Unido, dice el Profesor Peter Saunders.
Un renacimiento nuclear que no fue tal
Cuando el Gobierno de Finlandia acordó en el año 2005 la construcción de un nuevo reactor nuclear en la zona de Olkiluoto, al extremo norte del país, sería la primera central nuclear construida en Europa Occidental en los últimos quince años. Los partidarios de la energía nuclear hablaron enseguida de un renacimiento nuclear. Pero las cosas no van como se esperaba. Olkiluoto 3 se supone que costaría 3.200 millones de euros, pero ahora se espera que los costes se disparen al triple. Se suponía que iba a entrar en funcionamiento en 2009, pero sigue siendo incierta la fecha de finalización. Y las relaciones entre en consorcio de la empresa finlandesa Teollisuuden Voima (TVO) y la empresa de construcción francesa Areva han sido descritas por el Jefe de Operaciones de Areva como uno de los mayores conflictos en la historia del sector de la construcción (1).
De mal en peor
Ahora las cosas parecen ir de mal en peor. Según Kauppalethi, el más importante periódico económico de Finlandia, que lejos de que las actividades que se realizan en la central en construcción vayan hacia adelante, en realidad van en sentido contrario (2). Cada vez hay menos trabajadores en las obras, y los contratos de capataces, que suelen ser anuales y se renuevan a finales de marzo, parece que no se realizan. Algunos de los trabajos menos exigentes desde el punto de vista técnico parece que pueden realizarse sin ellos, pero la mayor parte de la construcción va a tener que parar y el personal experto buscará otra ocupación, y recuperarlos después va a ser difícil. Uno de los trabajadores, que prefiere permanecer en el anonimato, estima que por cada mes que se pierda en esta etapa, llevará tres meses más para finalizar la obra. Areva, que es la empresa encargada de la construcción de la planta, no ha realizado un nuevo calendario, por lo que no sabemos si el trabajo va a poder ser completado.
Parece que Olkiluoto 3 no entrará en funcionamiento antes de 2016, pero lo más probable es que sea entre 2018 y 2020.
Las centrales nucleares son muy caras de construir, y hasta que no producen electricidad los gastos por los intereses se siguen acumulando, sin ingresos que los puedan contrarrestar. Esto hace que cualquier retraso aumente muchos los gastos, y desde que se hizo evidente que Olkiluoto 3 no iba a estar terminada en la fecha prevista, TVO y Areva se encuentran en dispuesta de quién va a pagar los platos rotos. TVO exige 1800 millones de euros en concepto de compensación por los ingresos que todavía no ha hecho. Areva le responde que TVO no ha cooperado de manera adecuada en el proyecto, y reclama 2700 millones de euros en compensación por pérdidas (3).
TVO y Areva firmaron un contrato a precio fijo, fijando la responsabilidad por los retrasos y los excesos en el gasto en manos de Areva. Pero los contratos llave en mano generalmente incluyen cláusulas que permiten al constructor cobrar por los extras, tales como cambios en las especificaciones o retrasos causados por desacuerdo con el cliente; así que siempre hay espacio para la controversia. Las dos partes han reclamado lo suyo desde que se comprobó que Olkiluoto 3 llevaba mucho retraso. Han buscado el arbitraje de la Cámara Internacional de Comercio, en 2008, pero todavía se está muy lejos de llegar a un acuerdo.
Sea quien sea responsable de la demora, los dos están ansiosos porque la obra se termine lo antes posible. Sin embargo, ante la falta de decisión, las demoras aumentan y la fecha de finalización se aleja, agregando mayores costes. Así que también se ve en perspectiva que las obras de Olkiluoto 3 de abandonen por completo, y que debieran estar cada una de las partes en la posición jurídica más sólida posible en caso de que esto suceda. Eso explicaría por qué Areva para dispuesta a frenar aún más la construcción, pero ni Areva ni TVO parecen dispuestas a suspenderla por completo. No sería un hecho sin precedentes, pues hasta 24 reactores nucleares se ha iniciado su construcción y luego abandonado, sin que el reactor se hubiese puesto en marcha (4).
Un nuevo reactor nuclear en el Reino Unido, un error colosal a expensas del contribuyente
Lo que hemos visto no augura nada bueno en las intenciones de construir un nuevo reactor nuclear en el Reino Unido, en Hinkley Point, por parte de Electricité de France, en colaboración con Areva. Sería un reactor de agua presurizada (EPR), similar a los que se están construyendo en Olkiluoto y Flamanville, los cuales llevan retraso y muy por encima del presupuesto estimado. El Gobierno del Reino Unido estima un coste de 92,50 libras por Mwh, lo cual parece muy elevado (UK Government’s Great Nuclear Blunder [5].) Sin embargo, el proyecto de ley que da el visto bueno al proyecto también autoriza al Secretario de Energía a mantener ciertos detalles del contrato en secreto, por razones de confidencialidad comercial (6). El Departamento de Energía y Cambio Climático (DECC) insiste en que todavía está “comprometido con la transparencia en los términos de los contratos en los proyectos nucleares”, y que el proyecto de ley sólo permite retener la información “en ciertas circunstancias”, pero ya sabemos que la información que pudiera comprometer al Gobierno es la que no vamos a conocer.
A pesar de ese precio bastante generoso, es más que probable que EDF tuviera que recurrir al Gobierno, como ha ocurrido con Areva y TVO. Eso no significa, por supuesto, que se hayan tenido en cuenta los gastos de desmantelamiento y las responsabilidades en caso de accidente grave. Por lo tanto, es de mal agüero que Luc Oursel, Director Ejecutivo de Areva, se quejase de que (1) “TVO es un cliente que está demasiado influenciado por sus abogados en cuanto a cómo manejar el proyecto. Es un marco contractual sumamente estricto”.
En otras palabras, si el coste de la construcción de un reactor se eleva por encima del proyecto fijado en el contrato, aunque sea una estimación muy alta, como se acordó en Hinkley Point, el contribuyente del Reino Unido o los consumidores de electricidad deben asumir los gastos, y no vale insistir en los términos del contrato.
El proyecto de Ley lo que ha hecho no es que solamente se puedan aumentar las subvenciones para la construcción de Hinkley C., sino que esto se puede hacer sin contar con el Parlamento.
El acuerdo del Gobierno con EDF para la construcción de una nueva planta en Hinkley Point es un mal negocio. Cuanto más oigamos hablar de los avances ( si es que se pueden llamar así) en Olkiluoto y Flamanville, es que la cosa va peor de lo que parece.
Procedencia: http://www.i-sis.org.uk/More_trouble_at_Olkiluoto_Nuclear_Plant.php