La conferencia de Asilomar 2025, un espejismo

Por Annick BOSSU, 14 de octubre de 2025

infogm.org

La conferencia de Asilomar (California, Estados Unidos) sobre «el ADN recombinante» fue organizada en 1975 por investigadores en biología molecular. Su objetivo era definir las condiciones de seguridad necesarias para la manipulación de bacterias modificadas genéticamente poco después de los primeros intentos de transgénesis.

Hoy en día, los avances biotecnológicos, asociados a otras tecnologías como la «inteligencia artificial», constituyen, a pesar de sus promesas médicas, agrícolas y medioambientales, una espada de Damocles sobre todos los seres vivos. En 2025, una nueva conferencia de Asilomar no logró alcanzar una declaración conjunta de los participantes.

Los 50 años de la conferencia de Asilomar permiten recontextualizar las condiciones en las que se celebró y evocar los temores de la época. A la primera conferencia le siguieron otras, y la celebrada en febrero de 2025, titulada «El espíritu de Asilomar», es una oportunidad para que Inf’OGM haga balance de algunos de sus aspectos, en particular los sociales y éticos.

Principios de la década de 1970: los inicios de la transgénesis

En 1971, tras el descubrimiento de las enzimas de restricción, «herramientas» que, al igual que el actual Crispr/Cas, permiten fragmentar el ADN, el bioquímico Paul Berg1 y sus colaboradores de la Universidad de Stanford (Estados Unidos) prevén insertar en el genoma de la bacteria Escherichia coli un fragmento de ADN del virus SV40, un virus simio2. De hecho, era necesario un paso intermedio, que implicaba un virus que ataca a las bacterias, el bacteriófago lambda3. Fue uno de los primeros intentos conocidos de transgénesis, entonces denominado «clonación» de genes o técnicas de ADN recombinante. Sin embargo, el último paso, que consistía en colocar el ADN recombinado en Escherichia coli, no pudo completarse en el experimento original. ¿Por qué?

Estas proezas técnicas provocaban inquietud. Un colega de Berg4 le llamó la atención sobre el hecho de que se sabía que el SV40 provocaba el desarrollo de tumores cancerosos en ratones; ¿no corrían el riesgo estas manipulaciones de crear bacterias cancerígenas que pudieran escapar de los laboratorios? Más tarde, en 2008, Paul Berg escribiría: «por lo tanto, decidimos posponer nuestros experimentos hasta estar seguros de que ese riesgo era inexistente. La mayoría de los investigadores, como yo, reconocían que esta nueva tecnología abría perspectivas extraordinarias para la genética y podría, a largo plazo, dar lugar a oportunidades excepcionales en los ámbitos de la medicina, la agricultura y la industria. Pero admitíamos que la búsqueda desenfrenada de estos objetivos podría tener consecuencias imprevistas y nefastas para la salud humana y los ecosistemas terrestres»5.

Esta preocupación por los riesgos dio lugar a una moratoria sobre estas manipulaciones genéticas en virtud de un «principio de precaución» muy reciente: «si tuvieran un poco de valor, dirían a la gente que no realizara estos experimentos hasta que no supieran adónde les llevan», sugería en 1974 el biólogo Norton Zinder6. Sus temores estaban motivados sobre todo por el riesgo de que sus investigaciones pudieran dar lugar a posibles armas biológicas, ya que la sombra del proyecto Manhattan7 seguía siendo muy presente.

La conferencia de Asilomar de 1975

Organizada en Estados Unidos, esta conferencia de Asilomar de febrero de 1975 culminó con el levantamiento de la moratoria y el establecimiento de «normas de seguridad». La era de la «ingeniería genética» y, posteriormente, de las biotecnologías, podía comenzar. ¿Cómo explicar este cambio de rumbo?

Esta conferencia internacional, que reunió a unas 150 personas, en su mayoría bioquímicos o biólogos moleculares, entre los que se encontraban algunos de los iniciadores del proyecto, como Paul Berg, se celebró a puerta cerrada. También asistieron abogados, periodistas, algunos responsables políticos y médicos. En cambio, no había ningún responsable de ciencias sociales ni filósofos.

Así, al optar por la puerta cerrada y los participantes, los organizadores «redujeron deliberadamente los debates a los riesgos técnicos, eludiendo los retos sociales y éticos más amplios para que la cuestión fuera más manejable para la autorregulación»8. Estábamos entre nosotros.

Sin embargo, según Paul Berg, la conferencia fue agitada, ya que algunos querían mantener la moratoria. Pero se produjo un punto de inflexión en los debates: «lo que cambió el rumbo del debate fue la sugerencia de asignar una estimación de los riesgos a los diferentes tipos de experimentos previstos y aplicar directrices de seguridad diferentes en función del grado de riesgo»9.

Se trataba esencialmente de establecer medidas de confinamiento, formar al personal de laboratorio, establecer barreras biológicas entre los microorganismos modificados genéticamente y la especie humana… En resumen: gestionar los riesgos y confiar en los científicos del sector, que se supone que controlan sus manipulaciones; un leitmotiv que sigue vigente hoy en día.

Por otra parte, esta conferencia nunca tuvo en cuenta los impactos ecológicos y socioeconómicos, en particular los agrícolas, y no anticipó la apropiación de los seres vivos mediante la patente de genes y organismos. En cuanto a los riesgos para la salud, no tuvieron en cuenta los fenómenos epigenéticos, poco considerados en los años 70, época del «todo genético». El mismo año de la conferencia, Robert Sinsheimer, biólogo molecular, afirmaba: «en Asilomar no se reflexionó explícitamente sobre las implicaciones sociales o éticas más amplias que podría tener el lanzamiento de esta línea de investigación, sobre su papel como posible preludio de una ingeniería genética a más largo plazo y a mayor escala de la flora y la fauna del planeta, incluido, a largo plazo, el ser humano»10.

Hoy en día, la explosión de las biotecnologías, las nanotecnologías y la tecnología digital está cambiando las reglas del juego. Sobre todo porque el sector privado se está volviendo omnipresente en estos ámbitos, con muchas exigencias económicas, lo que no era el caso, o lo era en menor medida, en 1975.

El «espíritu de Asilomar» de 2025

La cumbre «El espíritu de Asilomar y el futuro de la biotecnología» se celebró en Asilomar del 23 al 26 de febrero de este año 2025, con motivo del 50º aniversario de la reunión internacional de 197511.

La presentación de este espíritu de Asilomar 2025 es atractiva, ya que en ella se exponen las preocupaciones éticas actuales, junto con citas de los investigadores que prepararon la conferencia de 1975.

Al leer los temas tratados, la tarea se anunciaba ardua: «la investigación sobre agentes patógenos y armas biológicas, la inteligencia artificial y la biotecnología, las células sintéticas, las biotecnologías más allá del confinamiento convencional, la definición del futuro de las biotecnologías»12. Sin embargo, en un pequeño resumen publicado por la revista científica Cell13, se puede leer que se tenían en cuenta los intereses de las empresas…

La reunión de 2025 fue, al igual que en 1975, un evento a puerta cerrada con 300 participantes seleccionados, entre los que se encontraban representantes de las ciencias sociales, el arte, el periodismo y las ONG, pero sobre todo muchos investigadores en nuevas biotecnologías, biología sintética e «inteligencia artificial» (IA), que ahora sería «beneficiosa». Una conferencia organizada en Asilomar por el Future of Life Institute (Instituto para el Futuro de la Vida) en 2017 estableció principios para enmarcar una IA «ética», de la que Elon Musk es signatario14.

En la línea de la conferencia de 1975, basada en el temor a los riesgos potenciales para la salud humana, la de 2025 destaca el equilibrio entre los beneficios y los riesgos de las nuevas tecnologías para la sociedad humana. Esto valida de hecho estas tecnologías: no se cuestionan, no se sugiere ninguna moratoria como a principios de los años 70… Se puede ver en ello un retroceso ideológico.

Sin embargo, las posibilidades transhumanistas de la biología sintética y los algoritmos requerirían una reflexión previa a su realización. Por ejemplo, se está pensando en revivir una especie extinta mediante manipulaciones genéticas, biología sintética o utilizando células madre (denominadas IPS)15. Incluso se está considerando una «resurrección de los muertos» mediante la IA: un algoritmo entrenado sería capaz de encontrar rastros digitales del difunto en Internet y sus allegados podrían entonces dialogar con él16. Desde una perspectiva igualmente reduccionista, se plantea la posibilidad de crear gemelos digitales de seres vivos para resolver problemas médicos17, cuando no todos los componentes de los seres vivos pueden digitalizarse y muchos de ellos son desconocidos.

¿Se han tenido en cuenta estas consideraciones en la conferencia de Asilomar de este año? No se ha publicado ninguna declaración que recoja las conclusiones de la conferencia. Sin embargo, se han presentado algunas solicitudes de compromiso o peticiones18.

En el caso de los microorganismos patógenos, por ejemplo, vemos que se contemplan recomendaciones para la evaluación de los beneficios/riesgos, el control y la transparencia de los experimentos, los escenarios en caso de fuga de los laboratorios… Se fomenta el uso de la bioingeniería en la conservación de las especies, siempre que sea interdisciplinaria. En cuanto a la diseminación de organismos modificados genéticamente (OGM) en el medio ambiente, se trata de mitigar los riesgos y maximizar los beneficios. La petición relativa a la IA es clara: «Los avances en IA prometen acelerar considerablemente los descubrimientos y las innovaciones biológicas beneficiosas y constituirán sin duda una de las contribuciones más importantes de la IA a la humanidad y a la sociedad. Sin embargo, los métodos de IA también pueden aumentar el riesgo de accidentes y permitir actividades maliciosas dirigidas a aplicaciones deliberadamente dañinas, como el desarrollo de armas biológicas». A continuación, se incluyen algunas recomendaciones no vinculantes que regulan esta tecnología.

Sin embargo, hay una petición que llama nuestra atención. En ella «se reconoce que existen experimentos y objetivos experimentales que no deben emprenderse o proseguirse porque los riesgos, tal y como se entienden, superan con creces los posibles beneficios. Estos experimentos y objetivos deben definirse mediante «líneas rojas» que los profesionales de la ciencia no cruzarían». El uso del condicional es significativo en este caso.

En resumen, las tecnologías se aceptan sin cuestionar su existencia. Simplemente se proponen deseos y salvaguardias. Entre líneas se lee un control total y un reduccionismo a toda prueba.

Por último, la petición sobre las modificaciones genéticas en la especie humana está vacía: apela a un debate internacional. Recordamos que se redactó y se sometió a firma una declaración contra la legalización de la modificación genética humana denominada International Coalition to Stop Designer Babies19.

Según el testimonio de una persona presente en la conferencia20, el tema principal a lo largo de los debates no fue la seguridad o la ética, sino cómo remediar la falta de confianza del público en la biotecnología. Se han presentado diversas propuestas: recurrir a las relaciones públicas, fomentar la «innovación ética» y una «tecnología basada en la comunidad»… Según esta participante, cuando se mencionó la suspensión de la financiación de algunas de estas tecnologías por parte de la Darpa (agencia de investigación del ejército estadounidense), alguien respondió: «entonces, ya no tendríamos proyectos». En cuanto a los riesgos, los que se observaron procedían principalmente de «malos actores».

Por lo tanto, esta conferencia de 2025 no está a la altura de las exigencias morales, éticas e intelectuales que cabría esperar. ¿Sería entonces la falta de una declaración común una admisión de fracaso? Por el contrario, encaja perfectamente en una huida hacia adelante transhumanista dominada por los intereses económicos. ¿Y si todo esto no fuera más que un espejismo hábilmente montado?

Notas:

1 Premio Nobel de Química en 1980.

2 Virus vacuolado del simio [ o virus simio S40], ADN descubierto en el macaco rhesus y presente en las vacunas contra la poliomielitis.

«Virus simio 40 – Definición», Techno-Science.net.

3 Al año siguiente, otro investigador perfeccionó esta técnica utilizando un vector, una pequeña molécula de ADN circular, un plásmido capaz de reproducirse por sí solo dentro de la bacteria.

4 Robert Elliot Pollack, biólogo y filósofo.

5 Berg, P., «Asilomar 1975: DNA modification secured», Nature n.º 455, p. 290-291, 2008.

6 The Spirit of Asilomar and the Future of Biotechnology

7 Desarrollo de la bomba atómica en Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial.

8 Pat Thomas, «Frankenfoods – Chewing Over a Polarised Debate», A bigger conversation, 18 de diciembre de 2024.

9 Berg, P., «Asilomar 1975: DNA modification secured», Nature n.º 455, p. 290-291, 2008.

10 The Spirit of Asilomar and the Future of Biotechnology

11 «Summit | “The Spirit of Asilomar and the Future of Biotechnology”», Inf’OGM.

12 El espíritu de Asilomar y el futuro de la biotecnología, «Programa».

13 Molla, Kutubuddin A. et al., «El espíritu de Asilomar: lecciones para la próxima era de la gobernanza de la biotecnología», Trends in Biotechnology, volumen 43, número 8, pp. 1809-1812, agosto de 2025.

14 Alexis Orsini, «Los «23 principios de Asilomar» pretenden regular el desarrollo de la inteligencia artificial», Numerama, 1 de febrero de 2017.

15 «¿Un mamut 2.0 para salvar el clima?», Inf’OGM, 17 de septiembre de 2025.

Zoé Jacquinot y Olivier Leduc, «Bioética: ¿qué se esconde detrás de las células iPS?», Inf’OGM, 10 de febrero de 2020.

16 Valérie Mils, «Del rito funerario al deadbot, nuestra relación con los muertos reinventada», Museo de Toulouse, 16 de enero de 2025.

17 Annick Bossu, Hervé Le Meur y Eric Meunier, «Vida digitalizada y tecnificada: ¡confíen o cállense!», Inf’OGM, 11 de marzo de 2021.

18 Rice Research Repository, «2025 «El espíritu de Asilomar y el futuro de la biotecnología», 2025.

19 International Coalition to Stop Designer Babies, «Declaración internacional contra la legalización de la modificación genética de seres humanos», 2025.

20 Save Our Seeds, «The new “Spirit of Asilomar”: Move fast, don’t ask questions», GMWatch, 15 de mayo de 2025.

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