Degradación del suelo: la perjudicial práctica de la quema de rastrojos
Por Lisa Palmer, Noticias de Salud Ambiental
Carlos Hernando Molina apoyó su bota en el borde la pala y la hincó en el suelo. Sacudió el mango y volteó la tierra que había recogido, señalando los gusanos, insectos y las fibras vegetales que estaban presentes en ella.
Era una tierra viva. Los gusanos se enroscaron y los escarabajos corrían a esconderse. Había gran cantidad de microorganismos, pero no se les podía ver trabajando para descomponer las fibras vegetales, de modo que el suelo estuviera listo para suministrar los nutrientes a las plantas. Una pala llena de una tierra así es un claro ejemplo de una tierra saludable, pero no siempre ocurre esto.
Gran parte de las tierras agrícolas dedicadas al pastoreo que se encuentran alrededor de la finca de Molina, en Latinoamérica, y los pastos en los Estados Unidos, no se parecen a las suyas, que presentan una gran cantidad de árboles y una densa capa de arbustos, hierbas y cobertura vegetal. Pero la norma son amplias praderas sin arbolado o extensas tierras de monocultivos.
Pero una tierra sin una buena cobertura vegetal es susceptible de perder la capa superficial del suelo por la acción del viento o las lluvias torrenciales, se pierde humedad durante los ciclos cada vez más amplios de sequía, con una disminución de los nutrientes que los cultivos necesitan para desarrollarse. En las zonas costeras, está aumentando la salinidad de los suelos. En las áreas resecas, el suelo se lo lleva lejos el viento.
Los agricultores, los investigadores y las agencias de desarrollo están considerando la importancia del suelo, estudiando la manera en que se utiliza y gestiona. Pero la mayor parte de los agricultores siembran monocultivos, realizando menos rotaciones en sus tierras, con pérdida de carbono y unos acuíferos muy mermados.
Molina y otros agricultores con los que me he reunido a lo largo de los años están revirtiendo esta tendencia. Su mayor atención hacia el suelo ha sido una decisión importante, que conduce a un aumento en la producción y los rendimientos, y les ayuda a soportar unas condiciones climáticas extremas.
En una reciente encuesta, 2020 agricultores de todos los Estados Unidos mostraron su entusiasmo por la cubertura vegetal para ayudar a mejorar los suelos, por cuarto año consecutivo, y advirtieron un aumento del rendimiento en el maíz y la soja después de utilizar cultivos de cobertura.
En el oeste de Texas, por ejemplo, Barry Evans hace 20 años que no ara sus campos. Deja los rastrojos secos en el suelo donde cultiva sorgo y algodón, diciendo que son excelentes “reservas de agua”, ya que retienen la humedad y las preciosas gotas de la lluvia. Al no arar los campos, los residuos del algodón, el sorgo, y el trigo sirven como cubierta vegetal y ha creado una capa orgánica que protege al suelo del viento y rompiendo las gotas de lluvia a medida que caen, dispersando suavemente el agua y permitiendo que se filtre lentamente en el acuífero.
En el norte de Punjab, la India, me reuní con Joginder Singh, que había utilizado un nuevo método para plantar arroz en medio de los rastrojos de trigo que quedaron después de la cosecha de la temporada anterior. El suelo se había degradado después de décadas de arado y quema de los rastrojos. Al no arar el suelo después de la recogida del trigo, los suelos pueden drenarse más fácilmente y de este modo mantiene mejor el agua, que está a disposición de las plantas.
Al llegar la época de las fuertes lluvias, otros campos que no tenían tanta materia orgánica se inundaron, mientras que en sus campos el agua no se encharcaba. La capacidad para que los suelos absorban la humedad significa que hay que tiene que regar menos su cosecha de arroz.
Molina, Evans y Singh se encuentran entre los muchos agricultores que están adoptando nuevas técnicas para mejorar la calidad, la función y los procesos del suelo. Están combatiendo las amenazas a la calidad del suelo y mejorando a su vez lo que producen sus tierras, enriqueciendo el suelo con materia orgánica, protegiendo los suelos donde cultivan y utilizando cultivos de cobertura.
“Mejorar la salud del suelo es como aumentar nuestros activos”
El suelo es un mundo oculto, como los océanos. Los suelos forman vastas extensiones y son la base de la agricultura y de la biodiversidad, pero poco se sabe de ellos. Los suelos se comportan de manera diferente en diferentes regiones del mundo.
Kate Tully, profesora de agroecología en la Universidad de Maryland, trabaja con los agricultores para mejorar el suelo en áreas vulnerables de todo el mundo, incluyendo los Estados Unidos y las regiones tropicales. Ha estudiado los suelos en áreas que van desde Brasil a Kenia, que tienen suelos profundos y una gran capacidad de absorción de nutrientes. Los suelos tienen entre 10 y 12 metros de profundidad. Compare esto con lo que ocurre en el este de Maryland, donde puede perforar a un metro de profundidad y encontrarse con el agua.
Los suelos “son un gran elemento de integración. Las plantas crecen en ellos, el agua se mueve a través del suelo, y resulta fundamental que tengamos una mejor comprensión de los tipos y distribuciones de los suelos en todo el planeta”, dijo Tully.
Paul West, codirector y científico principal de la Iniciativa de Paisajes Globales en el Instituto de Medio Ambiente de la Universidad de Minnesota, dijo que mantener los suelos saludables es un acto de equilibrio. Es mejor aumentar la cantidad de materia orgánica en el suelo porque se incrementa la capacidad de estos para retener agua.
También dijo que la importancia de los suelos no debe ser subestimada.
Para la agricultura y el desarrollo sostenible, “mejorar la salud de suelo es como aumentar nuestro patrimonio. El suelo que permanece en nuestras tierras de cultivo permite que nuestros ríos estén limpios de sedimentos, pesticidas y fertilizantes. La cobertura vegetal, las zonas arboladas y otras prácticas para mantener el suelo en su lugar también proporcionan un hábitat para la vida silvestre y extraen dióxido de carbono del aire y se almacena en el suelo”, dijo West.
Unos suelos más ricos significa que las plantas disponen de más agua, ya que la materia orgánica es capaz de mantener los nutrientes, explico West. “La materia orgánica actúa como un banco de nutrientes, tales como el nitrógeno, el fósforo, el calcio y el potasio, que se liberan más lentamente y estos nutrientes están disponibles durante toda la estación, mientras que los fertilizantes nitrogenados no permanecen en el suelo durante mucho tiempo”.
Evans sabe que el cuidado del suelo es un importante activo. Fue uno de los primeros de su región, en High Plains, Texas, que forma parte del antiguo “Dust Bowl”, en adoptar la agricultura de conservación después de la tormenta de mayo de 1996, que arrastró buena parte del suelo en el que había cultivado. Perdió casi toda su cosecha. Desde entonces viene utilizando las técnicas de conservación de suelos y agua con el método de siembra directa del algodón y el sorgo conjuntamente con otros agricultores vecinos.
El agua es un bien valioso para Evans. Cuando visité su granja en el otoño de 2012, sólo habían caído 127 l/m² el año anterior y 254 l/m² ese mismo año. El agua que se utiliza para regar el algodón proviene del acuífero de Ogallala, que se enfrenta a una crisis. En 2012, un estudio del Servicio Geológico de los Estados Unidos estimó que el agotamiento de Ogallala significa que no se podrá regar el 35% de las tierras del sur de las Llanuras en los próximos 30 años.
En la India, algunos de los vecinos de Joginder Singh van mucho más allá con los métodos de siembra directa para mejorar la resistencia de los cultivos. Están sembrando el poroto chino o judía mungo entre las cosechas para absorber nitrógeno y agregar otra capa de materia orgánica al suelo.
Los agricultores de esta región habitualmente emplean gran cantidad de fertilizantes, agua y pesticidas, en parte porque estos productos químicos, y la energía para bombear el agua, están subvencionados por el Gobierno. Los nutrientes adicionales condujeron a unos mayores rendimientos durante las dos últimas décadas, pero todo ello ha tenido un elevado coste ecológico. Las aguas subterráneas están contaminadas y los rendimientos se han estancado.
La cooperación entre agricultores se concentra en añadir nutrientes al suelo mediante cobertura vegetal y siembra directa, mirando con sumo cuidado la cantidad de fertilizantes aplicados a los campos, probando su contenido en humedad antes del riego y utilizando periódicamente máquinas niveladoras del suelo guiadas por láser, para conservar el agua del riego.
Escarabajos del estiércol en funcionamiento
Cuando me encontré con Molina, agarró una pala mientras íbamos de su casa a un pastizal. No sabía para qué quería la pala, que es una herramienta común entre los agricultores, pero no esperaba que un productor de leche la utilizase.
Molina es un ranchero del Valle del Cauca, Colombia. La conservación del suelo y el agua aumenta la cantidad de leche que obtiene de su ganado lechero. Solía confiar en los pastizales abiertos, pero años de sequía hicieron desaparecer la capa superficial, actuó la erosión con las lluvias torrenciales, el pastoreo excesivo en algunas áreas y la compactación de los suelos.
Decidió hacer cambios plantando un sistema de pastoreo mixto que mejoró la calidad, funciones y procesos del suelo. Ahora, las capas de plantas, árboles y arbustos forman una rica cobertura nutritiva junto a una mezcla de hierba estrella e hierba de Guinea, que proporcionan forraje para el ganado lechero y al mismo tiempo enriquecen el suelo.
Los pastizales abiertos y el pastoreo excesivo conducen a una suciedad compactada, a erosión y desertificación. Cuando se forma una capa densa, el agua no puede filtrarse y llegar hasta las raíces de las plantas.
Un pastizal convencional se encuentra a un lado de la granja de Molina. Las vacas han comido la hierba hasta la punta, las boñigas de las vacas cubren el suelo, y la pala de Molina apenas puede penetrar en una tierra tan compactada.
La leucaena es un árbol de la familia de las leguminosas cuyas raíces alcanzan una profundidad de 1 metro y fija el nitrógeno para que la planta se fertilice naturalmente, algo que fue fundamental para mejorar el suelo de la granja de Molina. Capas de hierba y leucaenas, plantadas muy juntas unas a otras, forman una densa capa de alimento para el ganado. Las plantas dan sombra al suelo, y cuando Molina señaló a una boñiga de vaca me di cuenta de que los escarabajos del estiércol estaban realizando activamente su trabajo, echando la materia orgánica con rapidez al suelo. El escarabajo del estiércol mueve los residuos de los animales en uno o dos días.
Volví a pensar inmediatamente en los círculos de estiércol que había en el campo de al lado y que se tostaban al sol.
Lisa Palmer es una periodista independiente y becaria en el Centro Nacional de Síntesis Sociambiental (SESYNC) en Annapolis. Escribe sobre energía, cambio climático, medio ambiente y negocios sostenibles para publicaciones como Slate, Scientific American y The Guardian. Con anterioridad escribió sobre cómo las plantas adventicios podrían mejorar el suministro de alimentos frente al cambio climático y si los grandes incendios en Indonesia pueden ayudar a reducir una deforestación desbocada.
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Documental: El suelo en la agricultura ecológica, de Alejandro Gallego.
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