El ejército de insectos del Pentágono

Nubes de insectos, que transportan virus infecciosos genéticamente modificados, atacan los cultivos agrícolas de un país y destruyen su producción de alimentos – no es un escenario de ciencia ficción, sino un plan que está siendo preparado por DARPA, la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa del Pentágono.

Por Manlio Dinucci, 10 de octubre de 2018

Global Research

Cinco científicos de una universidad francesa y dos alemanas han divulgado esta información en Science, una de las revistas científicas más prestigiosas del mundo. En su editorial, publicado el 5 de octubre, ponen seriamente en duda la idea de que la investigación de DARPA, titulada «aliados de los insectos», esté dirigida únicamente al uso declarado por la Agencia: la protección de la agricultura estadounidense contra los patógenos mediante el uso de insectos como vectores de virus infecciosos modificados genéticamente. Estos virus se transmiten a las plantas y modifican sus cromosomas. Esta capacidad, como declararon los cinco científicos, parece ser «muy limitada».

Sin embargo, en el ámbito científico, el programa se percibe «como un intento de desarrollar agentes biológicos con fines hostiles y sus sistemas vectores», es decir, «una nueva forma de arma biológica». Esto viola la Convención sobre Armas Biológicas, que entró en vigor en 1975, pero que ha permanecido inactiva debido principalmente a la negativa de los Estados Unidos a aceptar inspecciones de sus propios laboratorios.

Los cinco científicos precisan que «podrían utilizarse simplificaciones fáciles para generar una nueva clase de armas biológicas, armas que serían extremadamente transmisibles a especies de cultivos susceptibles debido a la dispersión de insectos como vectores».

Este escenario de un ataque a las cultivos agrícolas en Rusia, China u otros países, liderado por el Pentágono con una infinidad de insectos que transportan el virus, no es una fábula de ciencia ficción. El programa DARPA no es el único que utiliza los insectos como arma de guerra. La Oficina de Investigación Naval de los Estados Unidos ha solicitado a la Universidad de Washington en San Luis una investigación para transformar las langostas en drones biológicos.

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Utilizando un electrodo implantado en su cerebro y un pequeño transmisor en la espalda del insecto, el operador en el suelo puede descifrar lo que las antenas de la langosta están detectando. Estos insectos tienen una capacidad olfativa capaz de percibir instantáneamente varios tipos de sustancias químicas en el aire – lo que permite la identificación de depósitos de explosivos y otros sitios que pueden ser alcanzados por ataques aéreos o de misiles.

En el editorial de la revista Science, los cinco científicos mencionaron escenarios aún más aterradores. El programa DARPA -subrayan- es el primer programa relativo al desarrollo de virus modificados genéticamente que pueden propagarse por todo el medio ambiente y que podrían infectar a otros organismos «no sólo en la agricultura». En otras palabras, los seres humanos podrían figurar entre los organismos potencialmente afectados por los virus infecciosos transmitidos por insectos.

Sabemos que durante la Guerra Fría, en los laboratorios de los EE.UU. y otras naciones, se llevaron a cabo investigaciones sobre bacterias y virus – cuando estos agentes se propagan a través de insectos (piojos, moscas, garrapatas), pueden desencadenar epidemias en la nación enemiga. Entre ellas, la bacteria Yersinia Pestis, causante de la peste bubónica (la aterradora «Muerte Negra» de la Edad Media) y el virus del Ébola, que es a la vez contagioso y letal.

Con las técnicas disponibles hoy en día, es posible producir nuevos tipos de patógenos, propagados por insectos, para los cuales la población objetivo no tendría defensa.

Las «plagas» que en la narración bíblica fueron enviadas por Dios para golpear a Egipto con enormes nubes de mosquitos, moscas y langostas, pueden ser enviadas hoy en día por los seres humanos para azotar a todo el mundo. Esta vez, no estamos siendo advertidos por profetas, sino por científicos que han perdido su humanidad.

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Este artículo fue publicado originalmente en italiano en Il Manifesto.

Traducido por Pete Kimberley

Manlio Dinucci es Investigador Asociado del Centro de Investigación sobre la Globalización.

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