Crímenes de guerra en Irak
Por Felicity Arbuthnot, 4 de febrero de 2012
“ Nos reunimos esta noche sabiendo que esta generación de héroes ha hecho de los Estados Unidos un lugar más seguro y respetado por todo el mundo”.
Presidente Barack Obama, el Estado de la Nación, 24 de enero de 2012
El pasado 24 de enero fue el día en el que el Presidente Obama presentó su último informe del Estado de la Nación al Congreso antes de las próximas elecciones, diciendo que “la abnegación y el trabajo en equipo de las Fuerzas de los Estados Unidos,… la abnegación..el desinterés”. Mientras, el sargento Frank Wuterich, uno de los participantes en la masacre de Haditha en Irak, se ha convertido en el séptimo soldado que queda libre de los cargos por la matanza de veinticuatro hombres desarmados, mujeres y niños, perpetrada en tres viviendas y un taxi.
Se trató de una venganza escalofriante, cruel, realizada a sangre fría, perpetrada durante más de cinco horas, por la muerte de un soldado estadounidense al estallar una bomba. Nada tenían que ver con el atentado las familias asesinadas, que pagaron un alto precio.
El más pequeño de los asesinados tenía un año, el mayor, 76 años de edad, otro iba en silla de ruedas, Abdul Hamid Hassan. Murió de nueve impactos en el pecho y el abdomen.
El resto de lo niños que murieron tenían 3, 4, 5, 8, 10 y 14 años.
El 9 de mayo de 2007, el sargento Sanick de la Cruz recibió inmunidad a cambio de su testimonio, declarando que había visto a Wuterich disparar a cinco iraquíes cuando intentaban rendirse. Además, declaró que él y Wuterich dispararon a los cuerpos ya sin vida, y que habían orinado encima de los iraquíes muertos.
“Imaginad lo que podríamos lograr (se refería a las tropas de Estados Unidos) con el ejemplo que estamos dando”, reflexionó el Presidente en su discurso – justamente la misma semana en la que se vio un vídeo en el que los Infantes de Marina, al parecer del 3º Batallón de los Infantes de Marina de Camp Lejeune, Carolina del Norte, orinando sobre los cuerpos sin vida de afganos.
Era, por supuesto, “un comportamiento en… desacuerdo con los valores de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos… que no son consistentes con los valores fundamentales que marcan el carácter de los Infantes de Marina”, dijo el Portavoz de Defensa.
Ross Caputi, un ex Infante de Marina que participó en la masacre de Falluya, un año antes que la de Haditha, abominando de lo que allí vio y experimentó. Ahora realiza una lucha incansable por Irak para que sea reparado el daño causado durante aquella salvaje incursión contra Faluya, refutando los “valores fundamentales” que defiende el Departamento de Defensa.
“Estas actitudes son comunes en la Infantería de Marina. Los soldados que mearon a los pobres afganos muertos no eran manzanas podridas, es el comportamiento medio de los Infantes de Marina”, dijo Caputi. Por su franqueza, Caputi ha recibido un buen número de escalofriantes amenazas y obscenidades de sus antiguos compañeros y por el personal de servicio estadounidense…
En Afganistán, en Irak, la letanía de sangrías son testigos silenciosos de los “valores fundamentales”, pero de algo completamente diferente. Es el reflejo de cómo son “limpiadas” las casas. Se lanzas granadas y penetran las tropas con sus rifles automáticos o se utilizan granadas que prenden fuego.
Una descripción de cómo se asaltaron las casas de Haditha quedó registrada en las palabras del teniente Willia, T. Kallop:
“Los Infantes de Marina actuaron de la forma en que habían sido entrenados… usaron las granadas en primer lugar… Las granadas penetraron en el interior de las viviendas, luego las acribillaron a balazos con sus ametralladoras, y entraron. Y cuando entraron, todos yacían en el suelo”.
En su meticuloso artículo titulado “La masacre de Haditha: no hay justicia para los iraquíes”, Marjorie Cohn escribe:
“Citando a los médicos del hospital de Haditha, The Washington Post informaba: La mayoría de los disparos se realizaron a corta distancia, de tal manera que los impactos que se observan en las paredes y el suelo primero atravesaron los cuerpos de los miembros de la familia”.
Añade que unos días después de los asesinatos de Haditha se hizo público lo siguiente: “Las fuerzas de Estados Unidos mató a once civiles después de asaltar una vivienda en Ishaqi”, en la provincia de Salahuddin. Todos fueron esposados (suponemos que no el de seis meses de edad) y ejecutados.
Los civiles asesinados en Ishaqi son los siguientes:
Turkiya Muhammed Ali, de 75 años
Faiza Harat Khalaf, de 30 años
Faiz Harat Khalaf, de 28 años
Um Ahmad, de 23 años
Sumaya Abdulrazak, 22 años
Aziz Jalil Jarmoot, 22 años
Hawra Harat Khalaf, de 5 años
Asma Yousef Maruf, de 5 años
Osama Yusef Maruf, 3 años
Aisha Harat Khalaf, de 3 años
Husam Harat Khalaf, 6 meses
“Un informe de los militares de Estados Unidos no encontró que se hubieran cometidos infracciones por parte de los soldados estadounidenses”, escribió el Profesor Cohen.
Hay fosas comunes en los campos de fútbol de Faluya, los parques del hotel Najav y del hospital se convirtieron en cementerios, pero también los jardines, los patios, pero también en las viviendas, porque no podían arriesgarse a recibir un disparo por tratar de enterrar a sus muertos en el cementerio.
En Faluya, recordando otras “limpiezas” de la Historia, clasificadas como crímenes de guerra, se prohibió a los hombres de entre quince y cincuenta y cinco años de edad salir o entrar de su ciudad.
Las familias iraquíes que viajaban en sus vehículos fueron tiroteadas, pero . “No es productivo contar los muertos iraquíes”, como dijo el inimitable General Kimmit, recordándoselo al mundo.
Entre las muertes está la familia de Ali Abbas por misiles estadounidenses en el barrio Zafaraniya de Bagdad, donde hay un convento y una antigua iglesia católica. Ali perdió a su madre embarazada, a su padre, hermano y a tres miembros de la familia. También perdió los brazos. Tenía doce años.
Se han denunciado ejecuciones sumarias en Tel Afar, padres asesinados por los soldados cuando viajaban en coche, empapando su sangre a los niñso, con imágenes que nunca se borrarán: Quaim, Taal al Jal, Mukaradeeb, Hamdaniya, Ramadi, Tikrit, Mosul – y en todo el país.
En Mahmudiya, en 2008, la niña de 14 años Abeer Quasim Hamza fue violada y posteriormente ejecutada por cinco militares estadounidenses, después de haber asesinado a su madre, Fakriyah (de 34 años) y a su padre Qasi, (de 45) y a su hermana de seis años de edad. En un intento de ocultar el crimen, todo fue quemado. Hubo dos condenas.
Nunca olvidaré Abu Ghraid.
Por otro lado, no hay que olvidar las masacres cometidas durante bodas y funerales, objetivos particulares de los soldados estadounidenses. Toda un rosario de muertes. Una se produjo nada más comenzar la invasión, otra apenas un mes después del ataque a Faluya.
El 19 de mayo de 2004, 46 personas que estaban celebrando una boda en el pueblo de Mugrideeb fueron acribilladas por helicópteros de asalto, por aviones e Infantes de Marina.
El General James Mattis, en aquel momento, simplemente dijo: “¿Cuántas personas se van a mitad del desierto a celebrar una boda?”. Más tarde dijo que le había llevado treinta segundos decidir los ataques.
Eman Khammas de Iraq Occupation Watch, desafió el peligroso camino hasta el pueblo tan pronto como se enteró de lo ocurrido. Se encontró con una carnicería: los instrumentos de música, la decoración, las ollas, los sacos de arroz, los improvisados hornos para el pan, las bolsas con las sobras para los animales, todo lo que había quedado desperdigado por un disparo, y los testigos que habían sobrevivido.
Juguetes rotos, ropas manchadas de sangre,…En la familia eran comerciantes de ovejas. Khammas recordó:
“El suelo estaba lleno de agujeros por el impacto de las balas, había manchas de sangre por todas partes, algunas de más de un metro de ancho. Restos de carne humana se secaba al sol… En uno de ellos había todavía un largo mechón de pelo negro unido a la carne. No podía seguir mirando aquellas imágenes. Me fui a la parte de atrás de la casa demolida”.
La lista de abajo muestra los muertos de la familia de Rakaad Naif mientras celebraban la fiesta:
1. Mohammad Rekaad, de 28 años
2. Ahmed Rekaad, de 26 años
3. Talib Rekaad, de 27 años
4. Mizhir Rekaad, 20
5. Daham Rekaad, 17
6. Mohammad Saad Rekaad
7. Marifa Obeid, la esposa de Rekaad
8. Fátima Madhi, la hija de Rekaad en Derecho
9. Raad Ahmed, nieto, 3
10. Ra’id Ahmed, nieto, 2
11. Wa’ad Ahmed, nieto, 1 mes
12. Inad Mohammad, nieto, 6
13. Anood Mohammad, nieta, 5
14. Amal Rekaad, hija, de 30 años
15. Anood Talib, nieta, 2
16. Kholood Talib, nieta, de 6 meses
17. Hamid Monif, yerno, de 22 años
18. Somayia Nawaf, la esposa, de 50 años
19. Siham Rekaad, hija, 18
20. Hamda Suleiman, esposa, de 45 años
21. Rabha Rekaad hija de 16
22. Zahra Rekaad hija, 15
23. Fátima Rekaad hija, 4
24. Ali Rekaad hijo, 12
25. Hamza Rekaad, 6
Cinco miembros de la familia Garagool también murieron, trece de otro grupo y tres del equipo que tomaba las fotografías. En total, 46 víctimas, su vida segada durante la celebración de una boda…
Kholood, de 8 meses, Sabha, de 22 años, Iqbal, de 14, Mouza, de 12, Feisal y Adil ( niños de edad desconocida), fueron hospitalizados.
No hubo ningún juicio.
En General Mark Kimmit, responsable del ataque a los asistentes a la boda, ( robaron los collares de oro que las mujeres muertas llevaban colgados, según relataron los supervivientes), respondió simplemente: “La gente mala tiene partidarios también”. Y preguntado por los incontables actos de matanzas, respondió: “Cambie de canal”.
A medida que las víctima caídas a manos de las tropas estadounidenses ocupan de nuevo los titulares, se van conociendo sus nombres, de entre los 1,7 millones de personas muertas. No son “daños colaterales” o “incidentes lamentables”. Cada ser humano es único, aunque sea pequeño, poca cosa.
En Haditha la víctimas fueron éstas:
De la primera vivienda:
Abdul Hameed Hassin Ali, de 76 años.
Khamisa Tuma Ali, de 66 años, esposa de Abdul.
Rashid Abdul Hamid, de 30 años.
Walid Abdul Hamid Hassan, de 35 años.
Jahid Abdul Hamid Hassan, de edad mediana.
Asma Salman Rasif, de 32 años.
Abdullah Walid, de 4 años.
Heridos: Iman, de 8 y Abdul Rahman, de 5 años.
Huyeron: Hiba, con su hija Asia de 2 meses.
Segunda vivienda:
Younis Salim Khalfif, de 43 años.
Aida Ahmed Yasin, esposa de Younis Salim, murió protegiendo a su hija menor, Aisha.
Muhammad Yunis Salim, 10, hijo.
Noor Younis Salim, 14, hija.
Sabaa Younis Salim, 10, hija.
Zainabl Younis Salim, 5, hija.
Aisha Younis Salim, 3, hija.
Una niña de un año que se quedó con la familia
Supervivientes: Safa Younis Salim, 13 años, que fingió estar muerto.
Tercera casa:
Ajamal Ahmed, de 41 años.
Marwan Ahmed, de 28 años.
Qahtan Ahmed, de 24 años.
Chasib Ahmed, de 27 años. Hermanos.
Taxi: Los pasajeros eran estudiantes del Instituto Técnico de Saqlawiyah.
20 Ahmed Khadir, conductor de taxi.
21.Ahram Hamid Flayeh.
22.Khalid Ayada al-Zawi
23.Wajdi Ayada al-Zawri
24.Mohammad Battal Mahmoud.
El cabo Roel Ryan Briones, que al parecer no estuvo involucrado, recibió la orden de fotografiar los cadáveres. Recogió a una niña, que había recibido un disparo en la cabeza. El contenido de su cráneo se derramó sobre su ropa. “Necesita ayuda inmediatamente”, dijo.
¿Qué pasa con Safa, de trece años, que fingió estar muerto tumbado entre los cuerpos de sus familiares? ¿Y de Hiba, la única sobreviviente de la casa con su hija, que ahora tiene 6 años de edad?
¿Qué pasa con el heroico Taher Thabet al-Hadithi, joven periodista y activista de derechos humanos, que filmó cada detalle, acumulando pruebas de lo que realmente había sucedido, mientras el Departamento de Defensa estaba intentado cubrir todo lo ocurrido? Huyó a Siria, con la esperanza de que con aquellas pruebas inculparían a los militares estadounidenses.
Fueron los testigos los que mostraron sus testimonios de lo que habían visto en la revista Time, lo que obligó a una investigación. Las evidencias eran indiscutibles…
La reacción del General Steve Jhonson, Comandante de las Fuerzas de Estados Unidos en la provincia dijo: “Esto ha ocurrido durante todo el tiempo… el sólo el coste de este negocio…”.
Masacres rutinarias.
“ La renovación del liderazgo estadounidense se puede sentir en todo el mundo”, dijo el Presidente Obama para concluir su discurso, citando: “El perdurable poder de nuestro ejemplo moral… la tiranía no es rival para la libertad”.
En la pared de la casa abandonada de una de las familias de Haditha, es testigo mudo este “ejemplo moral”. Las palabras dicen:
“La Democracia ha asesinado a la familia que vivía aquí”.
Felicity Arbuttnot es una periodista que tiene un gran conocimiento de Irak. Es autora, junto con Nikki van der Gaag, de Bagdad, en la serie sobre Grandes Ciudades del Mundo; también ha sido investigadora principal de dos documentales premiados en Irak, John Pilger: Pagando el precio: matando a niños en Irak y el Regreso de Denis Halliday, para la RTE (Irlanda).
http://dissidentvoice.org/2012/02/haditha-another-small-massacre-no-one-guilty/
Otros artículos de Felicity Arbuttnot:
http://noticiasdeabajo.wordpress.com/2011/03/07/cuidado-con-los-idus-de-marzo/