Por Amy Kaufman, 27 de enero de 2018
Primero trató el tema del bisfenol A (BPA), después el del azúcar, y ahora la cineasta Stephanie Soechtig se ocupa del teflón, esa sustancia química que recubre gran parte de la ollas y sartenes antiadherentes.
En su último documental, “El diablo que conocemos”, que se estrenó en el Festival de Cine de Sundance esta semana, Soechtig investiga lo dañino que es el teflón para nuestra salud. Introducido por primera vez para su consumo en 1945 por la Corporación DuPont, el teflón fue publicitado como algo que hacía la vida más fácil. “Su suponía que liberaría a las mujeres de las tareas de la cocina: ¡No tienes que estar fregando las sartenes todo el día”, explica Soechtig.
Así que el teflón pasaría a ser una sustancia omnipresente, una sustancia que se encuentra presente en el 99,7% de los estadounidenses. ¿Y por qué supone un problema? Sólo basta con mirar a Parkersburg, West Virginia, la ciudad donde DuPont tenía su sede central. Cientos de residentes de la ciudad que estuvieron expuestos a esta sustancia química, también conocida como C-8 o PFOA, por estar presente en el agua potable, sufrieron las consecuencias, con enfermedades tales como el cáncer, deformidades faciales al nacer o inmunodeficiencia. El pasado mes de febrero, la Corporación se vio obligada a pagar 670,7 millones de dólares a 3.550 demandantes cuyo agua había sido contaminada, aunque la empresa nunca ha reconocido haber cometido ningún delito. (La Empresa pertenece ahora a Dow Chemical Co., que no respondió a nuestras solicitudes de realizar comentarios).
A pesar del acuerdo en la demanda colectiva, los productos químicos perfluorados como el C-8 siguen apareciendo en nuestros utensilios de cocina – sólo que con diferentes nombres. Soechtig no es ajena a este tipo de polémica: en 2009, su película «Tapped», que examinaba nuestras botellas de agua de plástico potencialmente peligrosas, y «Fed Up», del año 2014, que investigó el vínculo entre la industria de alimentos procesados y la obesidad. En mayo, un juez desestimó una demanda de 12 millones de dólares dirigida contra la cineasta y productora Katie Couric por el documental de Sandy Hook de 2016,»Under the Gun», en el que la Liga de Defensa Ciudadana de Virginia sintió que estaba injustamente tratada en el asunto del control de armas.
Unas horas antes de que «The Devil We Know» fuera presentado a los asistentes al festival, hablamos con Soechtig sobre su último documental y por qué considera que debemos tener más en cuenta aquello que ingerimos.
Lo primero es lo primero: ¿Qué es el teflón?
Si es antiadherente, es teflón. Hay toda una categoría de sustancias químicas llamadas sustancias químicas perfluoradas, y el C8 (o PFOA) es sólo una de esas sustancias químicas perfluoradas. Pero si usted recuerda, es impermeable, a prueba de manchas o antiadherente, pero es uno de estos productos químicos que usted debe evitar. Y no sólo en cacerolas. Está en las alfombras donde sus hijos se arrastran. Está en los envoltorios de comida rápida. Está en el hilo dental. Porque no hay nadie que diga: «Estas cosas tienen que cumplir con un criterio de seguridad», están permitidas legalmente en el mercado. Y eso me parece exasperante. Siempre he sido así, incluso desde la secundaria.
El PTFE (y los fluoropolímeros en general) fue descubierto
¿A qué se refiere?
Realmente no me gusta ser víctima de las corporaciones o de la falta de regulaciones. Así que eso siempre me apasiona:«¿Sabe que esto le está pasando a usted, es perfectamente legal y si todos hablamos, las cosas pueden cambiar?». Me gusta gritar cuando las corporaciones o el gobierno nos están jodiendo.
¿Cómo se interesó por el teflón?
Leí algunos artículos al respecto, y para ser honesta, había estado buscando una forma de contar la historia de la contaminación química desde mi primera película,»Tapped». Y fue entonces cuando me enteré de que los productos químicos letales son considerados inofensivos hasta que se demuestre su toxicidad y la responsabilidad de comprobarlo recae en los ciudadanos.
Así que las dos cosas que realmente me interesaban era que este producto químico estaba en el 99.7% de nuestros torrentes sanguíneos y que era una historia muy personal. Me encanta la idea de inspirar a la gente para que actúe. Siento que todos somos tan complacientes y siempre pensamos que alguien más debe resolver el problema, o que no podríamos hacer nada de todos modos. Esperaba que pudiera ser una historia esperanzadora en vez de sólo pesadumbre y pesimismo.
Pero resulta algo abrumador, pensando en todos los productos que hay por ahí que son potencialmente dañinos para nosotros.
Creo que la gente se siente tan abrumada que simplemente desiste, pero no puedes hacer eso, por el bien de tus hijos. Tenemos una obligación con ellos. La gente de Parkersburg no puede darse por vencida. Es cierto, no puedes encargarte de todo lo que hay ahí fuera. Tienes que elegir lo que te apasiona. Pero creo que cuando se trata de cosas que estás metiendo en tu cuerpo y comiendo y consumiendo, eso debería ser una prioridad. Realmente debería ser una prioridad máxima de nuestro gobierno. Para que se produzca el cambio será necesario un esfuerzo concertado de las personas. Cuando se mira el efecto de «Blackfish» o «Una verdad incómoda» – las Corporaciones rápidamente respondieron. Todos los días votamos con los productos que compramos.
Cierto, y lo interesante es que esto está ahí fuera – el acuerdo de DuPont salió en todas las noticias. ¿Cree que estamos haciendo la vista gorda sobre este asunto?
Creo que hay una idea generalizada de que si está en los estantes de los supermercados, es que entonces es seguro. Creo que la gente cree que alguien nos está cuidando. Esto es Estados Unidos, esta agua es segura si la abro – esta crema es segura si la pongo en mi piel. Creo que la gente se sorprende cuando descubre que no, que nadie nos está cuidando. La regulación química en este país es desastrosa.
¿Siempre ha sido muy cautelosa con lo que consume?
Soy muy consciente de ello. Estaba embarazada mientras hacíamos esta película, y alguien me preguntó:»¿Te ha afectado todo lo que hiciste?». Pero no, porque desde entonces he estado usando botellas de acero inoxidable y cocinando en sartenes de hierro fundido. Así que sí, soy esa chica. Etiquetaré algunas botellas y diré a mis amigos: «Esa botella de Nalgene que estás usando probablemente tenga BPA (bisfenol A)». Lo estoy pasando muy bien.
¿Se trata realmente de un problema que se extiende más allá de Parkersburg, donde el producto químico se vertía en grandes cantidades en el suministro de agua de la localidad?
El PFOA ha sido detectado en 6 millones de suministros de agua potable. Está en Milán, los Países Bajos, China. Lo han encontrado en los osos polares. Esta no es una historia sobre Parkersburg. Esta es una historia sobre usted y yo.
Bien, entonces si uno estaba interesado en evitar los productos químicos antiadherentes, ¿cuál es el plan de acción?
Si usted está de compras y ya no sabe qué comprar, un gran recurso es el Grupo de Trabajo Ambiental. Mi familia, personalmente, hemos cambiado a cazuelas de hierro fundido. Siempre pensé en el teflón como presente en las sartenes, lo cual es tan irritante y equívoco. Además, si usted es miembro del sitio web de Williams-Sonoma, todo dice «libre de PFOA», pero hay miles de otros productos químicos que lo están reemplazando».
Si no exigimos cambios, nadie va a cambiar las cosas. Si decimos que ya no vamos a comprar este producto, lo cambiarán. Van a satisfacer la demanda de sus clientes. Significa un poquito de incomodidad: tal vez tus huevos se van a pegar a tu sartén un poquito. Pero necesitamos enviar este mensaje de que no lo vamos a soportar más.
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https://www.alainet.org/es/articulo/185527
http://saludhitos.blogspot.com.es/2010/08/el-teflon-serie-materiales-en-la-cocina.html
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