Por Ian O’Neill, 25 de agosto de 2010
Discovery News
Cuando las sondas alcancen lo más profundo del Universo o aumente nuestra comprensión del mundo cuántico, todo una serie de misterios se nos presentarán. Esto nos empujará hasta el límite del conocimiento del Universo.
Pero ¿qué pasa si una conocida – y aparentemente constante- característica de la materia se comporta de una manera que no era de esperar?
Esto es exactamente lo que se ha notado en los últimos años: la velocidad de desintegración de los elementos radiactivos cambia. Esto es especialmente sorprendente cuando hablamos de elementos con tasas de desintegración constantes, o sea, valores que no pueden cambiar. Los libros de texto nos enseñan esto desde edades tempranas.
Vídeo: Una erupción solar envía una onda de plasma a toda velocidad hacia la Tierra el 1 de agosto de 2010. El evento fue recogido por los satélites de la NASA
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Esta es la conclusión a la que han llegado los investigadores de Stanford y la Universidad de Purdue, (http://news.stanford.edu/news/2010/august/sun-082310.html) pero sólo tengo una explicación ante tan raro fenómeno: el Sol podría emitir una partícula desconocida hasta ahora que interviene en las tasas de descomposición de la materia. O al menos, que estemos observando una nueva física.
Muchos campos de la Ciencia dependen de la medición de las tasas constantes de descomposición. Por ejemplo, para comprobar la antigüedad de los restos arqueológicos, los arqueólogos miden la cantidad de carbono-14. A través del análisis espectroscópico de la muestra orgánica antigua, se averigua cuál es la proporción de carbono-14 que posee, y de este modo se puede calcular con exactitud cuántos años tiene.
Pero como se puede ver, la datación por carbono parte de un supuesto: las tasas de desintegración radiactiva se mantienen constantes y siempre han sido constantes. Si este nuevo hallazgo se comprueba correcto, incluso si fuera una pequeña variación, supondría un giro para la comunidad científica.
Curiosamente, los investigadores de Purdue notaron por primera vez que algo andaba mal cuando utilizaron muestras radiactivas para la generación de números aleatorios . Cada acontecimiento de desintegración ocurre al azar ( de ahí el ruido blanco que aparece en el contador Geiger), entonces las muestras radiactivas podrían servir para generar un número aleatorio no sesgado.
Sin embargo, al comparar sus mediciones con el trabajo de otros científicos, los valores que obtuvieron de las tasas de desintegración no eran las mismas. De hecho, después de muchas investigaciones, descubrieron que no sólo no eran constantes, sino que variaban con las estaciones, siendo las tasas de desintegración ligeramente menores en verano que en invierno.
Un error experimental y las condiciones ambientales han sido descartados – las tasas de desintegración cambian durante todo el año según un patrón predecible. Y parece que sólo hay una respuesta.
A medida que la Tierra está más cerca del Sol durante los meses de invierno en el Hemisferio Norte ( la órbita de nuestro planeta es ligeramente excéntrica, o elíptica), ¿ El Sol podría estar influyendo en las tasas de desintegración?
Otra sorpresa fue cuando el ingeniero nuclear de Purdue, Jere Jenkins, notó un descenso inexplicable en la tasa de desintegración del manganeso-54 cuando estaba realizando una comprobación durante una noche del año 2006. Sucedió, que este descenso se produjo poco más de un día antes de que se produjese una gran erupción solar.
¿Cómo puede el Sol comunicarse con la muestra de manganeso-54? Si hubo esa comunicación, algo tuvo que viajar desde el Sol hasta la Tierra, atravesándola ( la muestra se encontraba al otro lado de nuestro planeta con respecto al Sol, en ese momento) como si no existieran obstáculos.
El vínculo con el Sol se hizo aún más evidente cuando Peter Sturrock, profesor emérito de Física Aplicada de Stanford, sugirió que los científicos de Purdue habían encontrado unos patrones que se repetían en las tasas de desintegración. Como experto en el funcionamiento interno del Sol, Sturrock tenía la corazonada de que los neutrinos solares podían ser la clave de este misterio.
Efectivamente, los investigadores notaron que las tasas de desintegración variaban cada 33 días – periodo que coincide con el periodo de rotación del núcleo del Sol. El núcleo solar es la fuente de los neutrinos solares.
Todo esto puede sonar algo circunstancial, pero todos estos hechos parecen dar pruebas que conducen a una fuente común que puede influir en la tasa de desintegración radiactiva. Pero hay un problema sobre esta especulación sobre los neutrinos solares: los neutrinos no tienen este comportamiento, se supone.
Los neutrinos, que nacen de los procesos nucleares en el núcleo del Sol, son partículas fantasmales. Pueden atravesar, literalmente, la Tierra sin obstáculos, ya que interactúan muy débilmente. ¿ Cómo podría un peso welter de la Física Cuántica tener un impacto medible en las muestras radiactivas del laboratorio?
En resumen, nadie lo sabe.
Si los neutrinos fueran los culpables, eso significa que no entendemos la verdadera naturaleza de estas partículas subatómicas. Pero si los neutrinos no tuvieran la culpa, ¿ emite el Sol una partícula todavía no descubierta?
En cualquiera de los casos, tendremos que volver atrás y escribir de nuevo los libros de texto.
http://news.discovery.com/space/is-the-sun-emitting-a-mystery-particle.html