Domingo, 16 de Mayo de 2010 07:23 inSurGente.org Salud – Salud
El Hospital Clínico de Barcelona y la empresa privada Barnaclinic, en cuyas dependencias estuvo ingresado el Rey, Don Juan Carlos desde el pasado sábado hasta este martes para someterse a la extirpación de un nódulo en un pulmón, han sido denunciados ante la inspección de trabajo por la Confederación General de Trabajo (CGT). Las dos empresas tienen su sede social en el mismo lugar, ya que Barnaclinic es propiedad del centro público, pero en realidad es una sociedad anónima con una plantilla propia y que arrienda al hospital la planta séptima del edificio.
El problema se produce cuando Barnaclinic hace uso de las instalaciones y de personal del hospital público. La empresa “no tiene celadores ni técnicos de rayos X, no cuenta con el personal que indispensable para poder prestar los servicios privados que factura. En lugar de contratar a dichos trabajadores, esos servicios los presta el personal del Hospital Clínico, a quien no se le retribuyen los mismos”, asegura la Confederación.
El escrito denuncia que los trabajadores públicos “prestan servicio a una empresa privada mientras que en su propia empresa (Hospital Clínico) existen listas de espera y hay un colapso en los servicios, todo ello con el agravante de que teóricamente el Clínico es un organismo público de la red asistencial sanitaria”. El sindicato afirma que esta situación genera “un claro supuesto de cesión ilegal de trabajadores de una empresa a otra, que además redunda en perjuicio del carácter público de las funciones que debe desarrollar el personal sanitario del Hospital Clínico”.
La denuncia, no obstante, no tiene nada que ver con la estancia del Rey en la clínica, aunque esta cuestión, evidentemente, provoca que el tema cobre una mayor relevancia. Antes del ingreso del Monarca, ya había un borrador de la denuncia que estaba siendo revisado por los servicios jurídicos de la CGT, según confirmaron fuentes de este sindicato a El Confidencial.
El problema añadido, según estas fuentes, es que las dos plantillas -Barnaclinic tiene alrededor de 60 trabajadores- tienen convenios colectivos diferentes, ya que la de la clínica privada se rigen por el del sector y el Clínico tiene un convenio propio con mejores condiciones. “Si, como ha afirmado la dirección del hospital repetidamente, Barnaclinic es una empresa integrante del Hospital Clínico (lo que se entiende es incompatible con el carácter mercantil de los servicios que presta), subsidiariamente solicitamos que se inste a Barnaclinic a aplicar el convenio colectivo del Hospital Clínico para que sus trabajadores puedan disfrutar de las condiciones laborales que ostentan todos los trabajadores de este hospital en igualdad de condiciones”.
En el escrito se recuerda también que en las dependencias de la clínica privada, “la atención y comodidades de los pacientes, de pago, son sensiblemente superiores a las del resto de pacientes del hospital, hecho este por el que pagan unos importantes honorarios, equiparados al del resto de hospitales privados del sector”.
Y no es para menos. En la planta séptima, las habitaciones son individuales y tienen baño privado, además de cama con mando eléctrico, sofá-cama para acompañante, control individual de temperatura en la estancia, mobiliario ergonómico, piloto de luz norturno, wifi, teléfono, mesa de trabajo para el paciente o sus acompañantes, alarma de emergencia en el lavabo, interfono para hablar directamente con el personal sanitario y televisión. Además, es posible incluso elegir el menú o hacerse servir un catering del exterior. Los pacientes que ingresan en ella pueden optar también porque se les gestione el traslado desde su domicilio, se les reserve hotel o se les traslade desde el aeropuerto o la estación de tren. Entre los servicios personales que ofrece destacan la lavendería y tintorería externa para la ropa del paciente y de los acompañantes, apoyo psicológico, fisioterapeuta, cuidador permanente en la habitación, peluquería, manicura y pedicura.
No es la primera vez que el tema es motivo de polémica, ya que durante la última década el sindicato denunció varias veces la situción. En el año 2001, Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) presentó incluso interpelaciones parlamentarias al respecto, que llevó el entonces diputado Ernest Benach, hoy presidente de la Cámara catalana.
Fuente: El Confidencial.