Stephen Lendman / 24 de septiembre de 2010
El 23 de septiembre, en el tribunal federal de los Estados Unidos, el juez del tribunal del distrito, Richard Berman, ha condenado a la presa política Aaifa Siddiqui a 86 años de prisión. Es un grave error judicial, una injusticia que se viene arrastrando ya desde que fuera raptada el 30 de marzo de 2003, torturada, procesada, acusada de falsos delitos (1).
De los tiempos recientes, es el más sangrante caso de la depravación americana, ahora que ha sido condenada a cadena perpetua por un delito que ella no ha cometido, y no pudo cometer, por las razones que explico en los artículos citados.
En los meses anteriores, ha estado en el Centro de Detención Metropolitano de Nueva York (MDC), en régimen de máximo aislamiento durante la celebración del juicio, siendo condenada el 23 de septiembre. Su vida ha sido eficazmente destruida por años de una horrorosa tortura, por repetidas violaciones, y otros abusos en la prisión de Bagram, en el Base Aérea de Bagram, Afganistán.
Dirigiéndose al tribunal dijo: “ no soy paranoide. No soy una enferma mental. Todo esto lo sigo diciendo después de los años de brutalización a la que he sido sometida”.
Una científica paquistaní/americana, años de tortura y abuso destruyeron a su persona, aunque de alguna manera ha logrado sobrevivir y soportar la tensión del procesamiento, una parodia de juicio, convicta y condenada.
Informada sobre la decisión del tribunal, la BBC sigue repitiendo que el gobierno miento, incluido todo lo dicho sobre la posesión de una bomba que quería hacer explotar en distintos puntos de Nueva York, “prueba de que era una terrorista potencialmente peligrosa”. Las absurdas acusaciones por las que se la enjuicia son las siguientes:
En presencia de dos agentes del FBI, dos intérpretes del ejército y tres oficiales del Ejército estadounidense, esta mujer de 110 libras de peso ( 49,5 kg) asaltó a tres de ellos, les quitó los rifles, hizo fuego a quemarropa, sin herir a nadie, sólo ella resulto herida de gravedad.
En el juicio no se presentó ninguna prueba. Las acusaciones fueron tramadas y son falsas. Nadie la acusó de conspirar para hacer explotar bombas en Nueva York, o en cualquier otro lugar o instalaciones.
Todo estaba perfectamente orquestado. Los testigos fueron preparadas, presionados, impuestos, sobornados para que cooperasen en el infundio. Los miembros del jurado fueron intimidados para dictasen condena. Como dijo su abogada Elaine Whitfield Sharp: “ el veredicto está basado en el miedo, no en los hechos.” No ha sido presentada ninguna prueba, a excepción de las acusaciones del gobierno, inventadas para asegurar la condena.
International Tribune también destacó en titulares: “ La doctora Aaifa condenada a 86 años de encarcelamiento. Estaba en siete lugares distintos para disparar, según afirman las tropas estadounidense de Afganistán.” Después de conocida la sentencia, se produjeron protestas en Paquistán. En Karachi, la sociedad civil y los trabajadores del partido se colocaron “delante del Club de Prensa de Karachi… interrogando al gobierno federal.”
Jamaat-e-Jalami, PASBAN, para la defensa de los Derechos Humanos, y otros miembros de la sociedad civil, iniciaron una marcha hacia la Embajada de los Estados Unidos, manifestando su indignación y exigiendo que fuera liberada, como gesto de buena voluntad.
“ El consejero del Jefe de Gobierno Sindh, la sra. Sharmila Farooqui, pidió a los Estados Unidos que la liberase, como un gesto de buena voluntad hacia Paquistán… Es tiempo de que Estados Unidos demuestre su calidad y perdone a una mujer paquistaní inocente.”
Farooqui dijo de Aafia fue ilegalmente secuestrada, luego entregada a las autoridades estadounidenses . Es una mujer inocente, que ha sido tratada de manera escandalosa, y escandalosamente condenada:
Es el Islam y en Paquistán, llevarse a una mujer al extranjero es un pecado, y un hecho despiado que una mujer inocente sea entregada a manos del gobierno estadounidense.
Luego hizo un llamamiento a las organizaciones internacionales de Derechos Humanos para que perseverasen en su liberación.
Un comentario final
En aras de la verdad sobre los atentados del 11 de septiembre y la subsecuente guerra contra el terror, basado en mentiras, se inició la guerra de Norteamérica contra el Islam, empezando por Iraq, luego Afganistán, donde los musulmanes americanos se han convertido en víctimas, sólo por el afán de las ventajas políticas. Aafia es quizás la víctima más propiciatoria, su vida destruida en una cadena perpetua en realidad, a menos que la presión mundial haga que las cosas cambien.
Su caso debería rebelarnos contra este ultraje. Esto revela la cara verdadera de Norteamérica, otrora inconformista, ahora apuntan a los musulmanes y otros grupos étnicos, haciendo a todos ellos vulnerables.
Artículos que explican el caso con más detalle: ver aquí, aquí, y aquí. [↩]
Stephen Lendman vive en Chicago. Ponte en contacto con él en: lendmanstephen@sbcglobal.net. También puedes visitas su blog y escucharle en La Hora de las Noticias de Investigación Global los lunes en RepublicBroadcasting.org a partir de las 11:00-1PM tiempo Central estadounidense, para discusiones con invitados distinguidos.
http://dissidentvoice.org/2010/09/aafia-siddiqui-sentenced-a-grievous-miscarriage-of-justice/#identifier_0_22327
Traducido del inglés por Zenón