Existen alternativas sociales, económicas y políticas
Por Jon Queally, 2 de abril de 2015
”Es hora de hablar de lo que viene”. Son palabras del economista, político e historiador Gar Alperovitz, fundador de Democracia Colaborativa, que junto al veterano ecologista Gus Speth han lanzado esta semana una nueva iniciativa denominada “Proyecto Próximo Sistema”, que trata de abordar las amenazas relacionadas con la desigualdad económica, la alteración mundial del clima, y las Democracias que sólo hablan de dinero, promoviendo transformaciones radicales de los actuales Sistemas que rigen las economías del mundo, el sistema energético y las instituciones políticas.
En el proyecto colaboran personas destacadas, como el actor y activista Danny Glover, la economista Juliet Schor, el cofundador de 350.org Bill McKibben, la activista de los derechos laborales Sarita Gupta, y otros.
Según el sitio web del Proyecto, este esfuerzo trata de dar una respuesta tangible y generalizada “a la necesidad de avanzar en un nuevo camino” que sea capaz de hacer frente a los diversos problemas sociales, mediante la “idea central de un cambio de Sistema” en el discurso político. El objetivo del Proyecto es el de formular, afinar y dar a conocer “los modelos de sistema políticos y económicos alternativos integrales”, que sean factibles para lograr “unos resultados sociales, económicos y ecológicos mejores”, lo cual no sólo es deseable, sino posible.
“Al hablar de cuestiones sistémicas”, los promotores del Proyecto explican que “se puede empezar a plantear discusiones políticas más allá de los actuales límites, con el objetivo de catalizar un debate de fondo sobre la necesidad de un Sistema radicalmente diferente y cómo puede éste construirse. A pesar de la magnitud de las dificultades, un cauto optimismo, aunque parezca paradójico, se justifica. Hay alternativas reales. Situándose en la lógica implacable del callejón sin salida, la matriz de construcción de nuevas propuestas e instituciones alternativas, junto con la aparición de nuevas ideas y un de nuevo activismo, ofrece una sólida base para la esperanza”.
La declaración de intenciones aparece en un documento titulado Es hora de afrontar las profundas crisis sistémicas que padecemos (pdf), que ha sido avalado por una impresionante lista de más de 350 periodistas, activistas, académicos e intelectuales pertenecientes a diversas disciplinas, estando de acuerdo todos ellos en que el actual Sistema Político y Económico sólo sirve a los intereses de “los beneficios empresariales, el crecimiento del PIB y aumento del poder nacional”, ignorando las necesidades y el bienestar de las personas, las comunidades, los ecosistemas y el planeta como un conjunto.
La declaración hace referencia a la grave crisis a la que hoy se enfrenta la Humanidad, pero también subyace un cierto optimismo en el Proyecto:
“La buena noticia es que la incapacidad de los políticos y sus políticas para hacer frente a los retos fundamentales, han alimentado una cantidad extraordinaria de nuevas formas de organización en todas las partes del mundo. También ha surgido un creciente número de personas que impulsan una transformación. Todo ello sugiere que es posible construir algo distinto de los sistemas fallidos del pasado y el presente […]
Es hora de pensar con audacia sobre lo que se precisa para hacer frente a las dificultades sistémicas…es el momento de explorar alternativas genuinas y nuevos modelos, se hace necesario otro sistema. Es el momento de debatir lo que se necesita para crear una sociedad muy diferente, donde lo sostenible, equitativo y democrático sean lugares comunes”.
Durante la presentación del Proyecto, se ha publicado también un Informe: “Proyecto Próximo Sistema: Nuevas posibilidades político-económicas para el siglo XXI (pdf), donde se presentan los problemas y propuestas con más detalle. Los objetivos principales del Proyecto, como se indica en el Informe, incluyen:
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Romper el silencio de los medios de comunicación y cambiar radicalmente el panorama de unos debates miopes que no alteran la conciencia sobre la necesidad de cambiar la naturaleza del sistema político-económico en sí.
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Estimular debates nacionales sobre la mejor manera de concebir modelos radicalmente distintos, basados en una verdadera democracia, la igualdad, la sostenibilidad ecológica, una política exterior pacífica y una cultura social cooperativa, apoyada en la no violencia y el respecto por las diferencias de raza, género y preferencia sexual.
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Dar publicidad de los muchos modelos y enfoques de otros tipos de sistema que se están desarrollando y perfeccionando en muchas partes del país y en todo el mundo.
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Establecer contactos con intelectuales comprometidos, con organizaciones y pensadores, en un proceso continuo de trabajo colaborativo y de apoyo en el desarrollo de esta tarea.
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Como ayuda en el desarrollo de elementos concretos que probablemente se requieran para una reorganización estructural en el diseño de un nuevo sistema, será necesario invertir y trabajar con otros para fomentar una nueva generación de jóvenes investigadores que puedan llevar a cabo este trabajo durante las próximas décadas.
El mes que viene, como parte de la estrategia de participación pública en el proyecto, los miembros clave del Proyecto, como Alperovitz y Speth, participarán en una serie de seminarios on line (webinar) con el fin de generar un debate de estas ideas con personas de todo el país.
Según Alperovitz y Speth, reunir a un numeroso grupo de personas en torno a estas ideas es uno de los aspectos clave del nuevo proyecto. En un artículo ya publicado en Common Dreams: “Si somos capaces de arremangarnos y organizarnos, podemos cuestionarnos el actual Sistema, construyendo un nuevo sistema de economía política, habiendo motivos para un cierto optimismo y de que el cambio es posible”.
Dejemos que surja el debate.
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Uno de los comentarios que aparecen en el artículo:
No hay debate, ni sueño, ni mundo que podamos imaginar distinto, teniendo delante a la élite en el poder. Los dos corruptos partidos a la cabeza del Imperio harán valer sus intereses oligárquicos y se opondrán a cualquier cambio revolucionario que amenace o disminuya su poder.
No hay escasez de ideas para hacer un mundo mejor, pero sí que hay escasez en la voluntad para desmontar las Instituciones que nos atrapan en el actual paradigma, instituciones que se mantienen monolíticas para impedir que algo cambie.
Así que una revolución no puede acontecer sin que se desmonte lo establecido. Todas las denominadas soluciones que intenten profundizar tienen que cambiar esto.
Sin embargo, para intentar conseguir que la gente luche contra los centros de poder, se necesita una visión de algo mejor por lo que merezca la pena luchar. Si hay algo útil en esta iniciativa, es la mirada franca, clara y seductora de lo que el mundo podría ser, un empujón para ponerse en camino.
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Procedencia del artículo:
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