Público
El extraño caso de Silvia Clemente
La Junta de Castilla y León paga pulseras, collares y jerseis como gastos de protocolo
ALICIA GUTIÉRREZ MADRID 13/05/2011 08:30
Un lote de facturas divulgadas de manera anónima pero cuya veracidad nadie cuestiona ha colocado a la consejera de Agricultura de Castilla y León, Silvia Clemente, en una posición más que incómoda. Porque, según las facturas, la Consejería pagó 2.800 euros entre marzo de 2009 y diciembre de 2010 por la supuesta compra de extrañas y femeninas atenciones protocolarias como pulseras de abalorios, collares, prendas de punto, un bolso y más complementos. Meses atrás, un informe policial relacionó a Clemente con los manejos de la red Gürtel, pero el juez no tuvo en cuenta las conclusiones de la Brigada de Blanqueo.
La gastronomía se cuela en esta atípica nómina, y lo hace gracias a una comida de 531 euros fechada el 25 de diciembre de 2010. O sea, Navidad, jornada frenética en la Administración española. Ese día, Clemente comió con su familia en el mismo restaurante, admite la Junta. Pero la factura, dice su Consejería, llevaba fecha equivocada: en realidad, el almuerzo oficial se celebró el 22. Y el otro, el del 25, lo pagaron Clemente y su familia. Al menos, eso sostiene un escrito del restaurante fechado justo ayer, es decía, un día después de que Público comenzase a preguntar a la Junta de Castilla y León por sus «gastos de protocolo».
Entre otras fruslerías, y además de los abalorios o charms suficientes para montar un museo de miniaturas, hay en la lista una prenda de punto, un cardigan, un chaquetón deportivo, una capelina, un reloj y un bolso de 210 euros.
La Consejería admite haber pagado todo ello. El bolso, dice el equipo de Clemente, era en realidad una funda para el ordenador. ¿De cocodrilo? Sus portavoces añaden que la capelina, una prenda a caballo entre el foulard y el capuchón, se entregó a una residencia de ancianos. ¿La sortearon? No se sabe. Quienes aceptaron hablar con Público dijeron ignorarlo. Es Protocolo el que lleva el control del destino de los regalos, adquiridos casi todos en El Corte Inglés.
Facturas sin pagar
La factura de la funda de ordenador de lujo y abalorios y etcétera es la mayor de todas: 1.045 euros. Uno de los objetos que figuran es un iPod. Pero eso no era para protocolo, cuenta la Consejería, sino para el gabinete de prensa.
Otras cinco facturas, por importe de 975 euros, fueron giradas por El Corte Inglés a la Consejería. Pero, según sus responsables, ninguna de ellas se pagó. ¿Se equivocó El Corte Inglés en un inédito gesto de negligencia administrativa? La Consejería no se atreve a llegar tan lejos. Ni a desmentir que las facturas fueran recibidas. Simplemente, no se registraron, dicen. Esos cargos eran por una sobrecamisa reversible, una cazadora de nylon, una camisa y algún objeto de joyería, un jersey y un reloj.