por Felicity Arbuthnot, 5 de marzo 2011
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A saquear, masacrar, robar, a todas estas cosas las llaman equivocadamente Imperio, y donde crean un desierto lo llaman paz”.
Publio Cornelio Tácito- 55-117
El 2 de marzo pasado se cumplió el 20 aniversario del asesinato en masa de miles de iraquíes por los Estados Unidos. La XXIV División de Infantería Mecanizada, dos días después del alto el fuego, realizó un último acto criminal, después de 42 días bombardeando Irak. Fue el comienzo de la aniquilación silenciosa de una nación y de un pueblo bajo la bandera de las Naciones Unidas, un acontecimiento único en la historia. Se les niega alimentos, medicamentos, equipos médicos y de diálisis, aparatos de diagnóstico, y todos los suministros necesarios para que un país pueda reconstruirse, ahora reducido a la edad pre-industrial.
Después continuaron con los bombardeos ilegales durante los siguientes trece años, culminando la destrucción de Irak, que comenzó el 20 de marzo de 2003, con el asesinato de un Gobierno legítimo y la destrucción definitiva de la sociedad civil, a los que se les niega incluso soportes vitales. De hecho, incluso las botellas de oxígeno fueron embargadas.
Millones de palabras se han escrito sobre los crímenes cometidos durante la Operación Tormenta del Desierto, en la que las tropas de Estados Unidos enterraron vivos en el desierto a jóvenes reclutas iraquíes. La masacre de Basra Road, la destrucción deliberada de las plantas de potabilización de agua, de escuelas, hospitales, tiendas de alimentación, fábricas, granjas, del 50 al 75% de todos los animales, incluidos los pollos. Pero no bastan estas palabras para describir este genocidio, posiblemente con más de tres millones de muertos, desde 1991 hasta el presente: la destrucción de toda una generación, y la mutilación de futuras generaciones.
El profesor Malcolm Hooper, profesor emérito de Química Medicinal de la Universidad de Sunderland, escribió un informe detallado de toda esta destrucción, que nunca pudo terminar. “La guerra más tóxica de toda la Historia Militar Occidental”. Estos venenos representan una amenaza casi eterna, instalándose en el medio ambiente y el cuerpo ( el uranio empobrecido utilizado en las bombas tiene un periodo de desintegración de 4,5 millones de años), contando desde la invasión de marzo de 2003.
Irónicamente, el aniversario del inicio de los bombardeos de 1991 ( un 17 de enero) recae sobre Martin Luther King. Ese día el Presidente en la página web de la Casa Blanca decía que el progreso es: “ un proceso en construcción… en honor del Dr. King”. El presidente Obama dijo”.. visitando los lugares con el Administrador de la Agencia de Protección Ambiental, Lisa Jackson… Cuando se haya completado a finales de este año, el memorial servirá para recordarnos la esperanza del Dr. King, el sentido de la justicia y la búsqueda de la igualdad”. Es cínico, se podría pensar, que el Presidente y el Administrador de la EPA están en condiciones de marcar las aspiraciones del Dr. King, visitando las tierras envenenadas de Irak, Afganistán y los Balcanes, en los que quizás los “sueños” del Dr. King se hayan convertido en las peor pesadillas de las acciones emprendidas por Estados Unidos. :
Las infraestructuras de Irak, su educación y el progreso han sido “liberados” 100 años hacia atrás con el “progreso” importado por los Estados Unidos. A menudo sólo poseen una hora al día de electricidad, incluso en Bagdad, la seguridad social y las raciones del Gobierno se han reducido hasta el 70% a los desempleados de Irak ( las cifras difieren) y los trabajadores extranjeros vienen contratados por empresas extranjeras, mientras que expertos y los especialistas iraquíes están inactivos y desesperados. El títere de Estados Unidos, el Primer Ministro Maliki, sin abandonar su pasaporte extranjero, no ha hecho nada para poner un límite a los trabajadores extranjeros, dando a los iraquíes la oportunidad de vivir en su propia tierra. Pero obedece a la Voz de su Amo.
Pero tal vez lo más escalofriante es que este país, antes del embargo y la invasión, estaba considerado como un ejemplo de avance y secularización en Oriente Medio, pero ahora hay tantas viudas creadas por la invasión y la posterior violencia, que sin el apoyo asistencial del Gobierno, y con el crecimiento en el número de niños, los matrimonios temporales se están extendiendo por todo el país. Una mujer está casada durante dos días, dos semanas, el tiempo que sea, sólo para cobrar la cantidad acordada por compartir su cama y su cuerpo. Con la prostitución legalizada, oculto tras un velo religioso, es éste a veces el único recurso desesperado. Bienvenido al Nuevo Irak, por cortesía del tío Sam, con el nuevo enviado para la paz en Oriente Próximo, Tony Blair.
Apenas ocho meses después de la invasión, me encontré con un grupo de profesionales iraquíes, que estaban contra el antiguo régimen. ¿Cómo les va con la nueva situación?, les pregunté. Hubo un momento de silencio, unos mirándose a los ojos de los otros, y dijeron:”Deseamos que Saddam vuelva”.
Matanzas al por mayor de peregrinos, la gente ocupándose de su negocios, sentándose por las tardes en las terrazas para relacionarse con los demás, el aire cálido, las escuelas, los hospitales, los vehículos, yendo a pie, las mezquitas, las iglesias y los atentados, sin precedentes históricos, una destrucción al por mayor de ciudades y pueblos, desde Basora a Baquba, de Samarra a Faluya, Tel Afar, las ciudades santas de Kerbala y Najay, y continúa año tras año.
Hillary Clinton realizó su primera visita como Secretaria de Estado a Irak. La misma mujer que escribió: “Se necesita todo un pueblo para criar a un niño… pero en el país incontables aldeas habían sido destruidas…Irak va en la dirección correcta… Realmente creo que, en general, Irak está en el camino correcto, con pruebas abrumadoras de impresionantes avances”. Habló días después de que atacantes suicidas mataran a 71 personas en el lugar sagrado más venerado por los chiíes, y otras 17 en Muqdadiya, al norte de la capital (The Guardian, 25 de abril de 2009). Los suicidas, desconocidos hasta entonces en Irak, también llegaron con la invasión.
En la actualidad los que ejercen su “audacia de la esperanza”, manifestándose para exigir empleos, electricidad, agua potable, una vida normal, están siendo asesinados, o hechos desaparecer, torturados, en un país del que dijo Donald Rumsfeld que fueron :”liberados para vivir sus vidas y hacer cosas maravillosas… eso es lo que va a pasar aquí”. (1)
Mientras tanto, Gran Bretaña, que anteriormente hablaba de una “política exterior ética” se ha convertido en algo totalmente empañado, marcado por este 20º aniversario de la aniquilación, con la eliminación gradual de la ayuda a Irak, declarando que está centrado en los países con mayor mortalidad infantil. La mortalidad infantil en Irak (CIA Factbook) es del 48,5 cada mil nacidos. Libia, en su contexto, tiene una tasa del 18,5%o (Islandia y Suecia por debajo de 4). Otras agencias elevan la mortalidad infantil en Irak hasta el 128%o. De cualquier modo, es una cifra terrible, vergonzosa en un país todavía ocupado, y cuyo bienestar es responsabilidad del ocupante, Estados Unidos. Gran Bretaña tiene la misma responsabilidad.
En la provincia de Kunar, Afganistán, el 1 de marzo se anunciaba la muerte de nueve niños por tiros realizados desde el aire por los libertadores mientras recogían leña para el invierno, en las montañas heladas. Noorullah Noori, del consejo de desarrollo local, citaba que eran cuatro niños de 7 años, tres de 8, y otros dos de 9 y 12 años. Un niño de 13 años resultó herido. La semana anterior, el Gobierno afgano y los residentes locales hablaban de 65 civiles muertos en la misma provincia. El General Petraeus dijo de las primeras muertes que “eran un trágico error”, por lo que pedía disculpas a las familias y al Gobierno, y de las segundas dijo que era obra de los “insurgentes”.
Pero los ojos del mundo no miran las atrocidades de la invasión, están fijos en el hombre más “calculador”(bogey), el británico Tony Blair, que en 2004 dijo fríamente que Occidente podría hacer ahora negocios. Ciertamente los hizo. Pero este mes de marzo, la “Operación intervención en Libia” está en el aire. Dos buques de guerra de la Marina de Estados Unidos y 400 marines ya están preparados en la costa para la “ayuda humanitaria”. Se ha sacudido el polvo al libro del manual de Irak, los activos se han congelado, las sanciones se pueden aplicar a velocidad de vértigo, se aplica una zona de exclusión aérea, y se protege a la población.
Del mismo que en Irak, Libia será aislada, prohibiendo el uso de su espacio aéreo, pero Estados Unidos y sus aliados lo bombardearán con impunidad. Su líder ya ha sido comparado con Hitler o Pol Pot. Hemos tenido ya El Carnicero de Bagdad, el Carnicero de Belgrado, el Carnicero de Bengasi. Es cuestión de tiempo el hablar de otro Carnicero.
En cuanto terminen, se anuncia que la Corte Penal Internacional investigará los crímenes cometidos por el régimen libio durante el levantamiento, no los de Bush, ni Blair, ni Obama, ni el apoyo continuo de Cameron a las guerras y las continuas muertes, casi dos millones en Afganistán desde la invasión en el año 2001.
Martin Luther King dijo:
“Me niego a aceptar la idea de que la Humanidad está trágicamente unida a una noche sin estrellas, al racismo y la guerra, y que un amanecer de paz y fraternidad no pueden convertirse en realidad.
Me niego a aceptar la cínica noción de que una nación tras otra se someten a una espiral militarista, hacia un infierno de destrucción nuclear. Creo que la verdad debe ser mostrada y el amor incondicional tendrán la última palabra. Esta es la razón por la que el derecho temporalmente derrotado es más fuerte que el mal triunfante.
Creo que en medio de las ráfagas de mortero y de las balas hay una esperanza por un mañana más brillante. Creo que la justicia herida, postrada en la calle donde fluye la sangre de nuestros pueblos, puede ser levantada del polvo de la vergüenza, reinando entre los hombres.
Pienso con audacia que los pueblos de todas partes pueden hacer tres comidas al día para alimentar sus cuerpos, tener educación y cultura para sus mentes, igual, dignidad y libertad para su espíritu. Creo que lo que el egocentrismo de los hombres ha levantado otros más dispuestos lo pueden derribar.
Sigo creyendo en una Humanidad que se inclinará ante los altares de Dios y se coronará triunfante sobre la guerra y el derramamiento de sangre, y habrá una voluntad redentora de no violencia, que se extenderá por toda la Tierra.
Y el león y el cordero se echarán juntos y cada uno se sentará bajo su parra o su higuera y ya nadie tendrá miedo. Sigo pensando que ¡venceremos!”.
Sólo podemos desear fervientemente que esto sea así.
Una última noticia. Al Jazeera preguntó al azar a personas en Libia sobre lo que pensaban sobre una intervención de Estados Unidos, como “ayuda humanitaria” y todos contestaron: “Irak”.
(1) Rueda de prensa del Departamento de Defensa, 11 de abril de 2003.
Felicity Arbuttnot es una periodista que tiene un gran conocimiento de Irak. Es autora, junto con Nikki van der Gaag, de Bagdad, en la serie sobre Grandes Ciudades del Mundo; también ha sido investigadora principal de dos documentales premiados en Irak, John Pilger: Pagando el precio: matando a niños en Irak y el Regreso de Denis Halliday, para la RTE (Irlanda).
http://dissidentvoice.org/2011/03/liberation-beware-the-ides-of-march-part-1/