La guerra de Israel contra los niños de Jerusalén

1200 detenidos en un año

Por Jonathan Cook, 14 de diciembre de 2010

Los policías israelíes han sido criticados por la forma de tratar a los cientos de niños palestinos, algunos de 7 años, cuando son detenidos e interrogados por ser sospechosos del lanzamiento de piedras en Jerusalén Este.

El año pasado, más de 12.000 investigaciones criminales se abrieron contra niños palestinos en Jerusalén por lanzamiento de piedras, según una estadística de la policía y conseguida por la Asociación de Derechos Civiles de Israel (ACRI). Ha sido casi el doble el número de niños detenidos con respecto al año pasado, en el territorio palestino, mucho mayor que Cisjordania.

La mayor parte de las detenciones se produjeron en el distrito de Silwan, cerca de la Ciudad Vieja de Jerusalén, donde 350 colonos judíos extremistas han establecido varios enclaves ilegales, en medio de 50.000 residentes palestinos.

A finales del mes pasado, como muestra de la creciente cólera por las detenciones, una gran muchedumbre de Silwan impidió que la policía detuviera a Adam Rishek, un niño de 7 años acusado de lanzar piedras. Más tarde sus padres presentaron una queja en la que afirmaban que el niño había sido golpeado por los oficiales.

Las tensas relaciones entre los residentes y los colonos se han incrementado desde que el Ayuntamiento de Jerusalén aprobó un plan en febrero para demoler docenas de casas palestinas en Bustan para ampliar un parque sobre temática de la Arqueología Bíblica.

El plan está actualmente en suspenso después de que la diplomacia estadounidense ejerciese presión sobre el primer ministro israelí, Bejamin Netanyahu. Fakhri Abu Diab, un líder de la comunidad local, advirtió que los enfrentamientos regulares entre los jóvenes de Silwan y los colonos pueden promover una intifada de piedras, lo que podría provocar un levantamiento del pueblo palestino.

Nuestros hijos están siendo sacrificados por la pretensión de los colonos de arrebatarnos nuestra comunidad”, dijo.

En un reciente informe, denominado Unsafe Space (Espacio Inseguro), la ACRI concluyó que las persecuciones por el lanzamiento de piedras no respetan los derechos legales de los niños y dejaban en los menores profundos traumas emocionales.

Los testimonios recogidos por los grupos de derechos, revelan que según un patrón establecido los niños son detenidos en incursiones nocturnas, esposados e interrogados durante horas, sin que sus padres ni abogados estén presentes. En muchos casos, los niños han declarado sufrir violencia física o amenazas.

El pasado mes de noviembre, 60 expertos y puericultores, incluyendo a Yehudit Karp, ex diputado del Ministerio de Justicia, enviaron una carta al Sr. Netanyahu en la que expresaban su condena por el comportamiento de la policía: “ Expresamos nuestra preocupación por los testimonios de los niños menores de 12 años, la edad mínima establecida por la ley como edad penal, que dicen que durante los interrogatorios sufren abusos y malos tratos”.

A diferencia de Cisjordania, gobernada por una ley militar, su supone que los niños de Jerusalén Este sospechosos del lanzamiento de piedras deben ser tratados según el derecho penal israelí.

Israel se anexionó Jerusalén Este después de la Guerra de los Seis Días de 1967, en flagrante violación del Derecho Internacional, y sus 250.000 habitantes palestinos son tratados como residentes permanentes israelíes.

Los menores, cualquier joven de menos de 18 años, deberían ser tratados por oficiales especialmente entrenados y sólo durante el día. Los niños deben poder consultar con un abogado y su padre debería de estar presente.

Ronit Sela,, portavoz de la Asociación de Derechos Civiles de Israel (ACRI), dijo que su organización se había impresionado por la gran cantidad de niños detenidos en Jerusalén Este en meses recientes, a menudo por unidades policías secretas: “Hemos oído muchos testimonios de niños que describen experiencias aterradoras y violentas durante su detención y durante el interrogatorio”.

Muslim, de 10 años, vive en Bustan, en una casa que las autoridades israelíes han solicitado demoler. Su caso se ha incluido en el informe de ACRI, y en una entrevista dijo que había sido detenido cuatro veces en un año, aunque fuese menor y exento de responsabilidad criminal. La última vez, en octubre, fue asaltado en la calle por tres policías vestidos con ropa civil, saliendo de una furgoneta: “ uno de los hombres me agarró por detrás y comenzó a ahogarme. El segundo me agarró por la camisa y me la rompió; el tercero me puso las manos a la espalda y me las ató con una cuerda. ¿Quién lanzó piedras?, me preguntó uno de ellos. No sé, le dije. Entonces comenzó a golpearme en la cabeza y grité de dolor”.

Muslim fue detenido y puesto en libertad seis horas más tarde. Un médico dijo que el muchacho presentaba heridas sangrantes en las rodillas e hinchazones en varias partes del cuerpo.

El padre de Muslim, que tiene dos hijos en prisión, dijo que el muchacho se despertaba por las pesadillas y que ya no se podía concentrar en los estudios: “Ha sido un trauma”. La sra. Sela dijo que las detenciones habían sido bruscas en Silwan desde septiembre, desde que un guarda jurado mató a tiros a un palestino, Samer Sirhan, y herido a otros dos.

Los enfrentamientos entre los colonos y los jóvenes de Silwan llegaron a la cota más alta cuando David Beeri, director de la organización Elad, mostró en imágenes como dos niños lanzaban piedras a su coche.

Uno de ellos, Amran Mansour, de 12 años, que lanzó piedras a la parte superior del coche del señor Beeri, fue detenido poco después en una incursión nocturna en la casa familiar.

También en octubre, nueve diputados israelíes del ala derecha se quejaron después de que les lanzasen piedras contra el minibús en el que viajaban durante una visita a la localidad de Beit Yonatan, una zona controlada por colonos en Silwan. Los tribunales de Israel han ordenado la demolición de esta casa, pero el alcalde de Jerusalén, Nir Barkat, ha rechazado ejecutar la sentencia.

Como consecuencia del ataque, Yitzhak Aharonovitch, advirtió: “ Pararemos el lanzamiento de piedras mediante el uso de la fuerza encubierta o abierta, y conseguiremos la tranquilidad”. El mes pasado la policía anunció que los arrestos domiciliarios se utilizarían con regularidad contra los niños, e imponiendo penas económicos de 1400 dólares, que tendrían que pagar los padres.

B’Tselem, un grupo de derechos humanos israelí, contó el caso de A.S., de 12 años, que fue detenido para interrogarle a las 3 de la mañana: “ Me sentaron frente a una pared. Cada vez que me movía, un hombre vestido con ropa civil me golpeaba con su mano en el cuello… El hombre me pidió que me postrase en el suelo y pidiese perdón, y le dije que no me postraba ante nadie, sólo ante Alá. Todo el tiempo sentí un intenso dolor en mis pies y piernas. Sentí miedo y comencé a temblar”.

En otra declaración B’Tselem dijo que “ le resultaba difícil creer que las fuerzas de seguridad actuasen del mismo modo contra menores judíos”.

Micky Rosenfeld, portavoz de la policía, negó se que violasen los derechos de los niños: “ Es responsabilidad de los padres el terminar con este comportamiento criminal por partes de sus hijos”.

Jawad Siyam, un activista de la comunidad de Silwan, dijo que el objetivo de las detenciones y el aumento de la actividad de los colonos era la de hacernos la vida insoportable y desalojarnos de aquí”.

Los 60 expertos que escribieron al Sr. Netanyahu advirtieron que “ el abuso contra los niños lleva a desórdenes posttraumáticos, como pesadillas, insomnio, enuresis y miedo constante a policías y soldados”. También indicaron que el arresto domiciliario impedía a los niños ejercer un derecho a la educación.

El año pasado, el Comité de Naciones Unidas Contra la Tortura expresó la profunda preocupación por la forma en que Israel trata a los menores palestinos, diciendo que Israel contraviene la Convención de las Naciones Unidas de los Derechos del Niño, que ha suscrito.

Durante los pasados 12 meses, Children International ha enviado a las Naciones Unidas más de 100 casos de niños que afirman que han recibido abuso físico y psicológico mientras estaban bajo custodia militar.

 

Jonathan Cook es escritor y periodista que vive en Nazareth, Israel. Sus últimos libros son Israel y el Choque de Civilizaciones: Iraq, Irán y el Plan de Rehacer el Oriente Medio (Pluto Press) y Palestina que Desaparece: los Experimentos de Israel en Desesperación Humana (Zed Books).

 

http://dissidentvoice.org/2010/12/israel’s-war-on-jerusalem-children/