Dirígete al opresor, no al que resiste
Kim Petersen / 23 de octubre de 2010
Primero un dato: no puede haber resistencia si no hay contra lo que resistir. No puede haber resistencia contra una ocupación si no hay ocupación, y no puede haber resistencia contra la opresión si no hay opresión. Es una lógica simple que se les escapa a muchas personas. Que se les escape a muchas personas ( y a casi todos los medios corporativos) se puede demostrar por la protesta ante una resistencia que use la violencia: los terroristas malos, desalmados, que dañan a las personas, que lo hacen sin razón. Pues bien, hay una razón, aunque los medios corporativos no la divulguen. La ocupación/opresión es violenta, y esto da motivo a la resistencia. No habría violencia si no hubiese una violencia basada en la ocupación y la opresión. Ni gallina ni huevo hay aquí. Lo obvio es que el objetivo de nuestra vehemencia debería ser la ocupación/opresión y la violencia que la perpetúa, no la resistencia violenta que se le opone. La resistencia (violenta o no) procura acabar con una ocupación/opresión.
Suponga que un violador entra en una casa y una mujer es violentamente atacada. Ella responde pegando un tiro al intruso. ¿Es una terrorista? ¿Actuó de forma incorrecta con su resistencia violenta? ¿Hizo mal? ¿Fue ilegítimo? ¿O debería de haber organizado una resistencia no violenta contra el aspirante a violador, algo así como un boicot a la tienda donde compre el violador? ¿Hay personas que dudarían en las respuestas ante tales preguntas?
¿Entonces por qué se duda cada vez que nos enfrentamos al problema entre palestinos y los judíos Sionistas, que violan de forma sistemática a los palestinos?
Había tratado este tema recientemente en otro artículo «Progressivist Principles and Resistance”, donde hacía referencia a otro artículo de Ramzy Baroud, un periodista árabe-americano y cronista de la lucha palestina, “El debate sobre la violencia: enseñanza del oprimido y como luchar contra la opresión”, en el que se sugieren otros caminos sobre el asunto.
Sin embargo, no había en ese artículo mucho debate sobre la violencia. Se dirige más bien hacia la resistencia no violenta y de forma superficial hacia la resistencia violenta.
En cuanto al subtítulo, es una cuestión de principios: ¿ quién enseña al oprimido a luchar contra la opresión? Baroud menciona a una organización de Belén, de la que no cita el nombre, que invita a intelectuales europeos y de los Estados Unidos a enseñar el camino de la resistencia no violenta.
¿Sin embargo, si nunca ha experimentado la opresión, cómo se convierte uno en un profesor cualificado en enseñar la lucha contra la opresión? ¿En Europa y Estados Unidos no se apoya al Sionismo, por qué se buscan a los expertos en estas tierras?
La organización de Belén enseña los peligros de la violencia y la sabiduría de la no violencia. Los peligros no se mencionan, ninguna sabiduría se expresa sobre la no violencia, aunque quizás ésta sea de no violencia ante la violencia. Si yo fuera el opresor, prefiero afrontar una resistencia no violenta antes que una violenta, aunque mucho mejor que no hubiera resistencia. ¿Tan sabio es el movimiento de resistencia que desecha uno de sus utensilios de la caja de herramientas?
La organización de Belén expresa una razonamiento según el cual los palestinos son de por sí violentos y que se les debe enseñar la no violencia. Uno se pregunta donde han aprendido los palestinos la violencia, si no es de la opresión que los judíos Sionistas les han sometido durante décadas.
Baroud escribe que “ los palestinos también han resistido a la ocupación de forma pacífica, en contraste con la imagen que se ofrece de una resistencia violenta por parte de los palestinos”.
Hay una laguna lógica evidente: la resistencia no violenta está siendo ofrecida como resistencia violenta, pero ni siquiera los medios corporativos presentan a los palestinos como una resistencia. Los medios corporativos presentan a los palestinos como terroristas e insurrectos. Lo que se deduce es que la resistencia, sea violenta o no, es presentada como violenta. La opinión pública está fuertemente influenciada por los medios corporativos, de modo que la resistencia no violenta está mínimamente reflejada en ellos. De hecho, en los medios corporativos, toda resistencia es violenta.
Baroud dice en otro libro “La glorificación de la resistencia no violenta”, que la resistencia palestina debiera convertirse en no violenta porque han descubierto que no todos los israelíes apoyan la ocupación militar. Esto lleva a la conclusión de que existe un “ambiente que permite tanto a los israelíes como a los palestinos trabajar juntos en los medios más eficaces en el camino de la liberación”.
¿Esto es realista, o resulta imaginario? No hay evidencia de que esto sea así y de que sería la “la forma más eficaz de liberación”. ¿ Cómo trabajar el 4% de la población de palestinos oprimidos contra el 96% de población opresora? El Correo de Jerusalén informó que el 96% de los israelíes apoyaron la operación Plomo Fundido contra Gaza. Hasta tal punto han desarmado los opresores a los palestinos que la resistencia violenta es vana y contraproducente, entonces en necesario el uso de la resistencia no violenta. Pero la resistencia a la opresión violenta con violencia ante el opresor es legítima, y es legítima porque hay opresión. La opresión hay que destacarla, es la fuente de toda violencia, no la resistencia. Sin opresión no habría motivos para ejercer una resistencia.
En segundo lugar, ¿ cómo debería ser una resistencia con medios no violentos? Baroud analiza la resistencia no violenta de Ghandi, Satyagraha. Sin embargo, Satyagraha de Gandhi apuntaba contra los opresores para terminar con sus prácticas violentas. Es absurdo considerar que las víctimas de la opresión deberían ser obligadas a convertirse en no violentas, cuando las condiciones de violencia no han cesado por parte del opresor. ¿Debería la resistencia judía a la violencia nazi haber sido obligada a hacerse no violenta?
Baroud manda un mensaje: “ Estamos enseñando a los palestinos la no violencia, y los palestinos responden positivamente a lo no violencia”
Ante esto se me ocurre una pregunta: ¿ Cómo debería el opresor sentirse cuando se encuentra con la no violencia? ¿Es la violencia del opresor la respuesta a la resistencia violenta? Por supuesto que no, a no ser que se postule para que los palestinos abandonen su tierra ante el opresión de los Sionistas pacifistas.
Baroud escribe que la no violencia “enciende la llama de la esperanza”. Esperanza es una palabra, fácil de usar y fácil para hacer una promesa. Ya han prometido con muchas palabras a los palestinos, ya desde Oslo y las últimas negociaciones de paz.
En el Líbano, el movimiento de resistencia Hezbollah no confía en la esperanza, Hezbollah ha resistido de forma violenta a la ocupación palestina y ha vencido.
Baroud dice que ya “existe un Gandhi palestino en muchos pueblos de Cisjordania, lindantes con el muro del Apartheid israelí, que se oponen de forma pacífica a las excavadores israelíes, que destruyen toda la tierra palestina”.
¿ De qué utilidad sirve esta resistencia no violenta para acabar con la ocupación/opresión contra los palestinos? Además, ¿ por qué se supone que estas personas siguen el camino de la Satyagraha que emplearan contra los británicos en el subcontinente indio? El imperio británico era desmesurado, y una colonización física continuada lo hacía poco rentable para Gran Bretaña.
Baroud encuentra alguna traba a lo violencia. Dice que “ el problema de la no violencia consiste en que está centrada en la realidad de la tierra. Esto también descentra el verdadero motivo de la violencia cometida por la ocupación israelí.”
Al final del artículo dice: “ Sólo la experiencia de los palestinos y su lucha genuina contra la libertad es la más apropiada para decidir sobre su propio destino.” Esto es solidaridad con la resistencia palestina.
La elección de la forma más eficaz de resistencia es importante para cualquier movimiento de resistencia. Los que se encuentran fuera tienen poco que decir de la táctica empleada por un movimiento de resistencia legítimo. Cualquier violencia es provocada por la violencia del opresor/ocupante.
Uno se pregunta finalmente por qué Barud ahonda en la resistencia no violenta sin explorar o reconocer la legitimidad de la resistencia violenta, aunque admita que “ la violencia del ocupante es el responsable de producir una resistencia violenta.” Sin la ocupación no habría razón para una resistencia.
Este es un asunto que no tiene vuelta de hoja.
http://dissidentvoice.org/2010/10/ending-violent-resistance/