Por Claire Robinson, 11 de julio de 2025

Desde el escándalo de los «bebés CRISPR» [ Clustered Regularly Interspaced Short Palindromic Repeats: repeticiones palindrómicas cortas agrupadas y regularmente interespaciadas] en 2018, no se tiene constancia de que haya nacido ningún otro bebé modificado genéticamente. Ahora, varios multimillonarios entusiastas de la tecnología están creando empresas de financiación privada para editar genéticamente embriones humanos, con la intención explícita de crear niños modificados genéticamente.
La edición genética hereditaria sigue prohibida por las políticas de la gran mayoría de los países que cuentan con alguna política pertinente, así como por un tratado europeo vinculante. El apoyo a su prohibición legal es generalizado, incluso entre los científicos que trabajan en el desarrollo de terapias génicas. Varios opositores y escépticos clave están tomando nuevas medidas para hacerse oír.
En mayo, el Observatorio Global sobre Edición del Genoma Humano, un centro universitario, organizó una cumbre internacional sobre edición del genoma humano. A diferencia de las tres cumbres anteriores patrocinadas por academias nacionales de ciencias, sus consideraciones sobre la edición hereditaria se centraron en las implicaciones eugenésicas y otros riesgos sociales que conllevaría.
Poco después, tres organizaciones científicas y de la industria biotecnológica dedicadas a las terapias celulares y génicas hicieron un llamamiento conjunto para prohibir a escala mundial la edición hereditaria del genoma durante 10 años, alegando problemas de seguridad, falta de necesidad médica y riesgos sociales y éticos. Aunque un buen número de empresas y organizaciones biotecnológicas se han opuesto sistemáticamente a la edición genómica hereditaria, la nueva declaración conjunta de grupos industriales que representan a miles de científicos y grandes empresas biotecnológicas constituye un avance significativo.
Estos avances ponen de manifiesto la solidez de los argumentos en contra de la edición del genoma hereditario. Pero los defensores de la edición genómica hereditaria, que disponen de enormes recursos financieros, siguen adelante sin tener en cuenta su seguridad, sus riesgos sociales o eugenésicos.
Multimillonarios de la tecnología y bebés de diseño
Esta semana, Bloomberg News informa de que Bootstrap Bio, una empresa creada hace unos 18 meses, ha «contratado a un director científico, ha abierto un laboratorio y ha centrado su trabajo» en la edición genética de embriones humanos. Basándose en información de inversores, afirma que Bootstrap Bio podría estar planeando iniciar ensayos en humanos -es decir, utilizar embriones alterados para que comiencen embarazos- en 2026 o 2027 en Honduras, «un lugar donde la empresa podría potencialmente evitar las regulaciones de EE.UU.».
Bloomberg no pudo obtener comentarios del CEO de Bootstrap Bio, Chase Denecke, ni del CTO, Ben Korpan, pero cita un artículo en línea de los dos fundadores sobre «la edición genética de adultos para hacerlos más inteligentes.» También habló con Simone y Malcolm Collins, los pronatalistas de derechas, sobre su inversión en Bootstrap Bio y sobre si modificarían genéticamente a sus propios hijos. «Nos pondremos a ello en cuanto podamos», declaró a Bloomberg News.
Bootstrap Bio no está sola. A principios de junio, MIT Technology Review informó de que Brian Armstrong, el fundador de Coinbase, cuyo valor se estima en 10.000 millones de dólares, acababa de publicar en X que está «listo para financiar una startup estadounidense centrada en la edición genética de embriones humanos» y que está «buscando científicos especializados en edición genética y especialistas en bioinformática para formar un equipo fundador». «Creo que ha llegado el momento de crear la empresa más importante de EE.UU. en este campo», publicó Armstrong.
En abril, en su cuenta X, predijo que «la clínica de FIV del futuro combinará un puñado de tecnologías» (edición de embriones, óvulos de laboratorio, úteros artificiales y pruebas poligénicas de miles de embriones de FIV [fecundación in vitro]), que él denomina «la pila Gattaca». Esta no es la primera empresa de Armstrong que pretende comercializar biotecnologías humanas; es inversor en la controvertida empresa de análisis de embriones Orchid (al igual que Anne Wojcicki, cofundadora y consejera delegada de la ahora en quiebra 23andMe).
Según MIT Tech Review, Armstrong ya ha reunido a científicos conocidos por apoyar la edición del genoma hereditario en «una especie de velada de tecnologías prohibidas». Uno de los participantes en esa «cena extraoficial» dice que un grupo de riesgo que él ayuda a dirigir, SciFounders, también está considerando la posibilidad de crear una empresa de edición de embriones.
Como era de esperar, los planes de Armstrong de crear una empresa de bebés mediante CRISPR cuentan con el apoyo de científicos de los dos únicos laboratorios universitarios de Estados Unidos que han trabajado en la edición de genes en embriones. Uno de ellos, Dieter Egli, de la Universidad de Columbia, cuyo equipo ha informado a Armstrong, declaró a MIT Tech Review que optimizar la edición de embriones «es el tipo de trabajo que hacen las empresas». Otra, Paula Amato, colabora estrechamente con Shoukrat Mitalipov en la Universidad de Salud y Ciencias de Oregón y ha sido ex presidenta de la Sociedad Americana de Medicina Reproductiva (ASRM), la organización comercial y profesional del sector de la fertilidad. Amato afirma que «vería con buenos ojos» una iniciativa de edición de embriones con financiación privada y que «no le importaría que viniera de “tech bros”». Cabe señalar que tanto Egli como Mitalipov han solicitado patentes para la edición del genoma hereditario.
Un científico especializado en edición de embriones y un médico especialista en fertilidad defienden el caso
Amato es coautor del artículo «La corrección genética de la línea germinal: estado de la ciencia», publicado en el número de julio de 2025 de Fertility & Sterility, la revista de la ASRM. Otro de los coautores, Shoukhrat Mitalipov, es un biólogo experto en clonación humana, sustitución mitocondrial y edición de genes en embriones humanos. Amato trabaja desde hace tiempo con Mitalipov en la adquisición de óvulos humanos para sus experimentos.
El artículo repasa los resultados de los experimentos de edición de genes en embriones humanos y describe una serie de problemas, como «grandes deleciones» no intencionadas, «pérdida de cromosomas» y «cambios en lugares distintos del objetivo previsto». Resulta difícil ver en este resumen del «estado de la ciencia» un «argumento a favor de la corrección génica germinal» convincente, como reza el título. Pero los autores no parecen inmutarse.
He Jiankui, el «Frankenstein chino», lucha por volver a las andadas
Mientras tanto, He Jiankui, el científico que presidió la creación de tres niños modificados genéticamente en 2018, se esfuerza por reinsertarse en el candelero y promete continuar con sus intentos de crear bebés modificados genéticamente. Tras ser denunciado como un granuja (incluso por científicos de la corriente dominante que apoyan en principio la edición del genoma hereditario), He pasó tres años en una prisión china por prácticas médicas ilegales.
Una vez cumplida su condena, tiene una nueva esposa, Cathy Tie, una bioemprendedora chino-canadiense y antigua becaria de Thiel a la que Forbes ha incluido en dos de sus listas de «30 menores de 30 años», como relata MIT Technology Review en Meet Cathy Tie, Bride of «China’s Frankenstein».
También afirma tener dinero nuevo. En junio, declaró al South China Morning Post que inversores estadounidenses «le estaban proporcionando financiación por valor de varios millones de dólares» y afirmó en X que una moneda meme [Una moneda meme, memecoin o shitcoin es una criptomoneda que se originó a partir de un meme de Internet o tiene alguna otra característica humorística] que había creado con Tie, $GENE, tiene ahora un valor de medio millón de dólares, «comparable a la media de las becas NIH R01».
Su cuenta X, que ha acumulado casi 135.000 seguidores, se ha vuelto cada vez más extraña y grandiosa. Entre sus publicaciones más recientes figuran:
15 de abril: «Buenos días, zorras. ¿Cuántos embriones habéis editado genéticamente hoy?».
16 de abril: «Literalmente fui a la cárcel por esta mierda».
24 de mayo: «El mundo me debe un premio Nobel».
13 de junio: «Soy el científico número 1 en China.»
17 de junio: «Usaré $GENE para financiar mi investigación genética en mi nuevo laboratorio en EEUU».
20 de junio: «Mi misión sigue estando en el campo de la edición genética embrionaria».
Ha dicho en múltiples ocasiones en su cuenta X que creará un nuevo laboratorio en EEUU. Pero actualmente está atrapado en China porque el gobierno le ha confiscado el pasaporte.
¿Y ahora qué?
Varios multimillonarios de la tecnología están utilizando sus considerables fortunas y su arrogancia sin límites para impulsar «la pila Gattaca». Están reclutando a científicos dispuestos a pisotear incluso las tibias advertencias de las cumbres «oficiales» patrocinadas por las academias científicas. No parecen tener reparos en ignorar tanto el consenso político casi global contra la edición genómica hereditaria como la preocupación generalizada por un futuro tecno-eugenésico que la edición genómica hereditaria permitiría. De hecho, pueden considerar que un mundo de ricos y pobres genéticos es una perspectiva que abrazar con entusiasmo, en lugar de un futuro que evitar a toda costa.
En resumen, hemos entrado en una fase nueva y más alarmante en la lucha por orientar las biotecnologías humanas hacia el bien común y evitar que se utilicen al servicio de una eugenesia resurgente basada en los incentivos del mercado, el esencialismo genético y la imprudencia tecnológica. Es hora de intensificar la oposición.
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