Es increíble lo que las mentiras dichas durante décadas pueden hacer

por Mark Drolette / 09 de junio 2010

Fotografía: Público

Toda mi vida, hasta una cierta edad, creía que los israelíes eran los buenos y los palestinos los malos. Fue lo único que escuché mientras crecía: me lo decían mis padres, lo oía en la televisión, lo leía en los periódicos, o cualquier adulto con el que hablase. Era la meta-narración: israelíes buenos, palestinos malos.

En 1967, con 11 años, Israel logró la victoria en la Guerra de los Seis Días: una maravilla para la vista y un motivo de celebración. Los buenos habían ganado de forma rotunda. ¡Tomad, estúpidos jinetes en camello!

Sabía del Holocausto y lo rechazaba, por supuesto. ¿Quién no lo haría? ¿Cómo pudo suceder esto? ¿Cómo toda una población pudo fortalecer la locura de un megalómano?

No lo podía entender. Hasta que un día el gobierno de Bush/Cheney utiliza los acontecimientos del 11 de septiembre para destrozar lo poco que quedaba ya de la Constitución de los EE.UU, caminando hacia un neo-fascismo. Entonces fue cuando empecé a abrir los ojos.

Por causas ajenas a los medios de comunicación y la educación formal, fui aprendiendo de la relación muy especial entre EE.UU e Israel. Y aprendí del sionismo. Y de los neoconservadores, de la existencia de la AIPAC y su influencia, nada buena, en la política exterior e interna. También supe que lo que Israel decidía como lo mejor para ella, no lo era tanto para los estadounidenses.

Y así fui aprendiendo a pesar de tanta mentira.

Me enteré de la Declaración Balfour, del grupo Stern, Irgun, del atentado en el Hotel Rey David, Deir Yassin, la Nakba, USS Liberty, el Mossad, la matanza de Sabra y Chatila, la demolición de casas y olivares, el fósforo blanco, la tortura, los castigos colectivos, la humillación, el asalto, los asesinatos, las anexiones, los asentamientos, Rachel Corrie…

La actividad favorita de las Fuerzas de Defensa de Israel era untar de heces todo lo que tocaban, todas las tierras y casas palestinas que han invadido. Y esto les parecía muy divertido.

¿Qué es lo que ha cambiado en lo que veo ahora y antes no? Parece bastante claro: Israel obtiene 4.000 millones de dólares del gobierno de los EE.UU anualmente, dinero de los contribuyentes utilizado en subyugar a toda una población, mientras que sus líderes dan justificaciones cada vez más risibles, de modo que tienen derecho, sobre cualquier persona que se atreva a cuestionar que son el pueblo elegido de Dios, a encarcelar, maltratar o matar a tanta gente como sea necesario.

Pero tal vez sea injusto, ¿qué otra nación posee 150 ojivas nucleares y una de las mejor equipadas del planeta, como para sentirse amenazada por un barco de activistas por la paz que llevan alimentos, medicinas y ropa a un gueto empobrecido?

Pobre Israel. Sólo se defienden, contra las peligrosas personas armadas con palos, y que encima se ofenden por haber sido asaltados por tropas armadas en mitad de la noche.

Sé lo que está pensado: ¿armadas? Los israelíes sólo llevaban armas pintadas ¿Qué como lo sabemos? Lo dice Israel. Mire lo que dice en ABC News un valiente de las FDI herido:

Estaba armado con una pistola de pintura, no tenía otra cosa. Era un pistola de paintball con la que cualquier niño de 12 años puede jugar. No vinimos a hacer la guerra, sólo les vinimos a decir que diesen marcha atrás.”

Yo le creo, ya quedamos en que los israelíes son buenos y los palestinos malos. Y siendo los buenos, nunca mentirían.

¿Los israelíes se defendían? ¿Los activistas provocaron el ataque? Los buenos soldados, bien intencionados, se vieron forzados a ejecutar, es decir, a disparar a la gente, y a deslizarse por unas cuerdas mientras sujetaban juguetes para niños (aunque luego se convirtiesen por arte de magia en letales). Deberíamos ver lo que dice la ley sobre las acciones de Israel.

Según Jewish Peace News, Linda Brayer es “una abogado por los derechos humanos especializada en las leyes sobre la guerra y el derecho internacional, que representa a los palestinos y vive en Haifa”. Escribe:

El ataque al barco tuvo lugar en aguas internacionales, enarbolando banderas nacionales de países con los que Israel no está en guerra: Turquía, Grecia y los Estados Unidos.

Dado que no había ningún estado de guerra en ese momento, el ataque a los buques constituye un acto de guerra contra los gobiernos bajo cuya bandera navegaban los buques…

Debido a que este ataque fue llevado a cabo en aguas internacionales, el estatuto de relación entre Hamas, u otra organización palestina, y el Estado de Israel, es un tema irrelevante. Del mismo modo, el bloqueo de Gaza, ni las reclamaciones de Israel y su interpretación jurídica, tiene relación alguna con los actos de agresión en aguas internacionales…

Poco importa que los ministros israelíes, los generales, almirantes, soldados, tenían pensado o previsto. La prueba está en lo que hicieron. Lo que hicieron fue participar en actos de guerra con armas en aguas internacionales, donde los buques se encuentran protegidos no sólo en tiempos de paz, sino también en los de guerra. Israel ha cometido crímenes contra la paz y crímenes contra la humanidad…
Cada acto llevado a cabo por las fuerzas israelíes en aguas internacionales el 31 de mayo de 2010 es, incondicionalmente, una violación del derecho internacional.

Demasiado mal lo explica Brayer, tan insípida. Pero con un poco de esfuerzo podemos entender su significado:

Israel nos ha jodido, durante mucho tiempo.

Incluso los americanos a los que se les ha lavado el cerebro durante tanto tiempo, están empezando a ver lo que es: un matón cobarde, sin alma, que está tan ocupado por el grito de “antisemitismo” (quiero decir, a favor de la justicia), que ni un átomo de justicia se desliza en su conciencia colectiva. Y algo fantasioso: EE.UU rompe la baraja y condena inequívocamente las acciones homicidas. Es un bonito sueño.

Ya es suficiente: basta de mentiras, de excusas, de asesinatos necesarios, de tanta destrucción, de la ocupación y el apartheid, de la brutalidad, del falso victimismo, del terror de Estado, basta ya de que EE.UU bese el culo de Israel…

Ya está bien. Es mucha mierda.
P.D.- Recientemente la periodista Helen Thomas dimitió de su cargo por sus declaraciones grabadas ( parte de las cuáles decían: “dile a Israel que busque el infierno fuera de Palestina”) en los que decía que la Administración Obama condenó a la velocidad del rayo la acción como ofensiva y reprochable.

Sin embargo, la condena de la Casa Blanca por el asesinato de Israel de nueve activistas por la paz no se ha producido.

http://dissidentvoice.org/2010/06/it’s-amazing-what-decades-of-shit-can-do/