por Linh Dinh, 17 de mayo de 2013
En las ciudades y pueblos más europeos, la iglesia está en el centro, con una plaza que se abre junto a ella. En las ciudades de Texas, el centro es el Palacio de Justicia. En Nueva York, se encuentra Times Square, donde quedará deslumbrado por la publicidad rimbombante de las empresas más grandes del mundo. En Washington encontrará un centro comercial, con vistas hacia el Capitolio, el Washington Monument y el Linconl Memorial. Ante tan buena acogida se sentirá eufórico, tan orgulloso que casi estará dispuesto a enviar al Presidente y al Pentágono un cheque sin fondos. En otras muchas ciudades estadounidenses, los bancos ocupan los edificios más altos; también los estadios tienen el nombre de los bancos. Hay una deuda perpetua que se traduce en la identidad de la ciudad: Citi Field, Bank of America Stadium, Barclay’s Center, PNC Park, Wells Fargo Center, Citizens Bank Park, Lincoln Financial Field, Chase Field, BankAtlantic Center, Comerica Park or M&T Bank Stadium, etc. Hay que dar gracias a Dios que los banqueros, en su empeño, han conseguido que tengamos una cara educación Universitaria, que perdamos nuestras casas, que nos laven el cerebro en cada rincón al que vamos, y hayan dejado un país patas arriba. La Reserva Federal trata de resolver estos inconvenientes, de donde podremos obtener un interés siempre y cuando nuestro crédito no se haya esfumado. ¿Que más puede pedir un ciudadano?
El Palacio de Justicia del Condado de Lackawanna destaca en el centro de Scranton. De los monumentos que rodean la gran plaza, el visitante puede sacar algunas conjeturas razonables sobre la composición y el carácter de la ciudad. Hay una gran estatua de Cristóbal Colón y Thaddeus Kosciurszko; un monumento de Casimir Pulaski. Está claro que por aquí hay mucha sangre polaca e italiana.. Pero lo que más llama la atención son los grandes bloques de granito que presentan inscripciones. Sin imágenes ni adornos decorativos, estas citan se presentan como lecciones cívicas, lo que lleva un tiempo descifrar. En el apartado de losas de la Disciplina se puede leer: “Ser soldado significa que se encarna la voluntad de servir. Si me llaman, cojo la mochila, me voy y no miro atrás. Para bien o para mal no importa dónde vaya, no importa lo que haga, siempre tendré el corazón de un soldado. Kate Blaise, 2005”.
En la sección de Patriotismo, se nos dice: “Sentí que tenía que ocupar mi lugar en la fila. No podía participar en la guerra de mi generación… quieres ser parte de la historia estadounidense. Max Cleland, 2001”.
A continuación, el Deber: “Crecimos con… sentido de la responsabilidad hacia este país. Ni siquiera lo pienses. Si el país está en guerra y hay una necesidad, hay que servir- Carles T. Hagel, 2001”.
El mensaje está claro: hay que estar dispuestos a matar y a morir en cualquier guerra, sin preguntar. Estas placas fueron aprobadas por tres miembros de la Comisión del Condado de Lackawanna, pero dos de estos políticos, AJ Munchark y Robert C. Cordero, están cumpliendo actualmente largas condenas por soborno, extorsión y delitos fiscales. Mientras predican sacrificio y obediencia, robaron y saquearon para enriquecerse, y no debemos pensar que esto es algo extraño, una aberración de Pennsylvania., Ya lo dijo el Movimiento Occupy: “Nuestro Gobierno es mucho más corrupto de lo que se cree”.
Muchos estadounidenses consideran que han resultado perjudicados por la corrupción del Gobierno. Pero siguen pensado que sólo se trata de un grano en el culo, y que de destaparla se hundiría toda la nave. Unidos por una insana codicia, las Corporaciones , los Bancos corruptos y el Gobierno han acabo por reventar esta tierra. Basta con mirar alrededor. Las Industrian se han ido, aumentó el paro, enviaron a nuestros hijos a una guerra tras otra, todo por alimentar su insaciable codicia. No hay guerra contra el terrorismo, y mucho menos en favor de la Democracia. Todas son guerras de codicia. Puede matar o morir, son ellos los que ponen las reglas, usted se pone en peligro o puede arruinar la vida de los demás.
Antes que pueda convertirse en un ladrón en la majestuosa Capital de Distrito, debe empezar poco a poco, en lugares como Little Rock, Austin y Chicago, etc, donde muchos de estos ladrones electos han aprendido a robar, empezando por el sector privado. En comparación con los miles de millones que habitualmente desaparecen dentro de la Circunvalación, los chanchullos en Scranton son de risa, a menos que le suceda a usted. Antes, Munchak, fue elegido como comisionado del Condado, una plataforma de reformas, prometedora y transparente, sin embargo, no era más que poca cosa, una moneda de diez céntimos, pero fue así como ganó en capacidad de ir hacia lo más grande, como lo de Carol Orloski.
Una camarera de toda la vida, Carol, le encanta su trabajo y lo hace bien: “Conocí a mucha gente interesante”, pero luego sintió un dolor muy intenso en el pecho que ya no podía ignorar; resultó ser una artritis reumatoide y lupus. “Sentía tanto dolor que no podía acostarme, así que tuvieron que ponerme morfina. Ahora sé cómo la gente puede quedar enganchada a la morfina. Podríann haberme cortado las piernas que no me habría importado”. Obligada a renunciar a su trabajo, Carol solicitó discapacidad, descubriendo que lo que pensaba estaba cotizando era retenido por Munchak, que se embolsaba, pues él era el que manejaba las cuentas del restaurante.
La pensión de invalidez de Carol habría ascendido a unos 300 dólares al mes, un salario de miseria para algunos, pero que la pérdida de estos ingresos ha resultado ser catastrófica para ella. El marido de Carol, Chuck, no ha visto aumentar sus ingresos en cuatro años, y el seguro de salud de la familias, que los cubre a ellos y sus dos hijos, supone la exorbitante cantidad de 14.400 dólares al año. Para agravar aún más la situación, han perdido su hogar.
El padre de Chuck, camionero desde que finalizó la Segunda Guerra Mundial, ya había pagado esta casa desde hace décadas, pero cuando el anciano también enfermó comenzaron los problemas. Con Carol enferma, no podían hacerse cargo de la casa, por lo que intentaron que ingresase en el Hospital de Veteranos. “Mi padre estuvo en la guerra, luchando en Filipinas”. Chuck estuvo a punto de ser enviado a Vietnam: “Quiero ser piloto aéreo, vivir una vida de sexo y peligro. Quiero matar a Charlie Cong”. Una vez, cuando Chuck estaba demasiado cansado como para cantarlo, el sargento le hizo llevar el rifle al hombre y en cuclillas saltar arriba y abajo y gritar: “Soy una maldita rana. ¡Soy una puta rana!”.
Chuck y Carol esperaron, pero no recibieron noticias de la Administración de Veteranos, algo muy corriente, así que después de meses se decidieron a llevarlo a una residencia de ancianos, pensando que la compañía de seguros pagaría. No tan rápido. Después de ver el estado del viejo, una enfermera les dijo que la Compañía de Seguros no se hacía cargo y que tendrían que pagar 185 dólares al día, cosa que Chuck y Carol no podían pagar. Tuvieron tanta necesidad de dinero, que tuvieron que acudir a la Iglesia una o dos veces al mes, al igual que otras muchas familias de los Estados Unidos. El uso de cupones de alimentos en los Estados Unidos está en su máximo histórico. No muy lejos de donde vivo, un camión viene de forma regular a repartir fruta y verdura entre la gente. Desaparece enseguida. Para ahorrar en gasolina, Chuck se ha comprado una moto; su hijo de 21 años de edad trabaja en una farmacia,, pero sólo durante 15 horas a la semana. Hay dos opciones: estar muy mal pagado y sin trabajo o muy mal pagado y con sobrecarga de trabajo. Mientras tanto, hay una espiral inflacionaria.
“Ya pagaron lo de la residencia de ancianos, así que ¿por qué la enfermera tiene algo que decir?”, le pregunté a Chuck.
“No lo sé, pero el resultado es que perdimos nuestra casa”. Durante la estancia de tres días en Scranton, Chuck pasó cerca de una casa de dos habitaciones con sótano. “Esa era nuestra vieja casa”.
Puede derramar sangre por su país, sudar honestamente toda su vida, pero todo puede desaparecer en un instante, ya que el Sistema se basa en la deuda, y perder el trabajo o una grave enfermedad le puede sumir en la ruina. Recuerde que tenemos el Sistema de Salud más caro del mundo, y una de las poblaciones con mayor cantidad de enfermos de los países industrializados o avanzados, y por favor, no se ría cuando digo avanzado o industrializado y usted piense en los escáneres corporales o en los aviones no tripulados, que reflejan sin duda el estado de nuestra técnica. Es raro la persona que es dueña en su totalidad de la vivienda en la que vive, pues aún así tiene que pagar impuestos como si se tratase de un alquiler a perpetuidad.
Se ridiculiza y caricaturiza a la clase trabajadora como bufones ignorantes y racistas, por lo que se dice que la culpa es suya de encontrarse en esa situación. Estúpidos, ebrios, drogados, enfermos, de modo que merecen que los puestos de trabajo sean ocupados por inmigrantes irregulares, aunque también los ingenieros, los informáticos y los médicos están siendo desplazados por la mano de obra extranjera. Nuestra clase gobernante ya viene empleando esa estrategia desde hace mucho tiempo.
Los abuelos de Carol eran de Bialystok, Polonia. De vez en cuando lo soldados rusos atravesaban la frontera para violar a las mujeres polacas. “Este no es lugar para criar una familia”, dijo el abuelo, por lo que emigró a Pennsylvania, dentro de los grupos de Europa del Este que se marcharon. La mayoría de ellos trabajaron en las minas de carbón, un trabajo infernal y en túneles oscuros. Los caballos y burros trabajan bajo tierra, incluso se construyeron establos subterráneos. Muchos hombres y niños murieron aplastados, ahogados, descuartizados por los cartuchos de dinamita. 58 mineros murieron en el accidente de 1896, sin embargo cuando lucharon por mejores condiciones de trabajo, se les despidió por anarquistas y alborotadores extranjeros. Los matones, muchos de los cuales también eran inmigrantes o hijos de inmigrantes, fueron contratados para golpear o incluso matar a los manifestantes. En la masacre de Lattimer de 1897, 19 manifestantes desarmados, y enarbolando la bandera de Estados Unidos, perdieron la vida. Los trabajadores también se defendieron, porque no se pueden cambiar las cosas sin derramamiento de sangre, eso parece seguro. La huelga en las minas de antracita de 1902 duró seis meses, lo cual parece increíble teniendo en cuenta que los mineros apenas tenían para comer, incluso cuando se les pagaba con regularidad, pero supieron sacrificarse y emplearon el ingenio. Finalmente consiguieron un aumento de su sueldo en un 10%, la mitad de lo que exigían, y ocho horas de jornada laboral. El precio del carbón se duplicó durante ese tiempo, lo que obligó al Gobierno Federal a intervenir entre los trabajadores y la dirección. Se acercaban las elecciones y Teddy Roosevelt no podía arriesgarse a que los votantes viesen mal al Partido Republicano. Hay que darles donde más les duele, y amenazarlos incluso antes de que se lo empiecen a tomar en serio. Le dije a Chuck sobre un cartel que había visto en las manifestaciones del Movimiento Occupy, “LA REVOLUCIÓN ES DIVERTIDA”, que tanta gracia nos había hecho. Es difícil el progreso porque la idiotez se renueva con cada nueva generación, y generalmente aumenta con la edad.
Divide y vencerás. Los jefes y sus medios de comunicación avivaron los sentimientos xenófobos cuando los trabajadores presentaron sus demandas, a pesar de que estos trabajadores y agricultores habían sido traídos por ser extranjeros, más fácilmente manipulables. Entonces, como ahora, se necesita un exceso de mano de obra para hacer caer los salarios y aplacar las demandas de los trabajadores. Es una táctica simple, sin embargo me ha costado mucho que lo entendieran doctores universitarios. A un profesor ya experimentado de una Universidad le dije: “Los Derechos de los trabajadores indocumentados representan la lucha por los derechos civiles de nuestro tiempo. Ni resulta rentable deportarlos.”. “ En primer lugar, hay que hacer lo correcto, sin que importe el coste, y si seguimos la lógica, no habría controles en las fronteras, y cualquier persona debiera recibir la ciudadanía de forma inmediata, y por lo tanto, sus derechos civiles”… Las fronteras no son más que obstáculos físicos que premian de algún modo a aquellos que son capaces de pasar al otro lado, y por eso existen leyes de inmigración en todos los países, para distinguirlos de aquellos que han entrado legalmente, pero si consideramos a esas personas como ilegales estaremos ya estableciendo una forma de discriminación. Por lo tanto, profesor, ¿si acuden cien millones de personas estaremos bajando nuestra tasa de desempleo?. ¿Y si fueran siete mil millones? El mayor inmigrante ilegal es el Tío Sam, porque ha bombardeado, hecho la guerra, participado en el comercio de la droga en innumerables países.
Como ciudadano estadounidense, he vivido en otros tres países, Inglaterra, Italia y Vietnam, donde nací. En cada uno de ellos tuve que vérmelas con las leyes locales de inmigración, que a menudo eran exasperantes, pero en ningún momento me sentí fuera de lugar porque ningún ser humano es ilegal, lo cual es cierto, pero algo irrelevante en el asunto de la inmigración. Hablando de fronteras, conocí a un hombre curioso en El Paso el año pasado. Al verme por detrás se dirigió a mi en español antes de que me diese la vuelta. “¿No hablas español?”. Llevaba un sombrero de fieltro azul de estilo vaquero. Vivía en un edificio de viviendas de alquiler, espantoso, con su hijo, compartiendo el baño, y me dijo que era la reencarnación de Pancho Villa. El general había vuelto a arreglar algunas cosas. Villa obtendrá todo el dinero del Gobierno de los Estados Unidos y dará a las personas lo que realmente merecen. Para hacerlos frente traerá a todos los japoneses a los Estados Unidos… “También llevaremos toda la población vietnamita a los Estados Unidos y a Chihuahua, y enviaremos a todos los estadounidenses a África.” Hará todo esto cuando pueda deshacerse de un tumor en el pie, implantado allí por un prestamista hechicero. No es mayor problema.
¿Quizás este Pancho Villa era una profesor universitario disfrazado, en un seminario de posgrado en relaciones exteriores? En cualquier caso, su alucinación no es mucho más absurda que nuestros expertos hablando, como proxenetas, de recuperación. Fuimos a conocer a la madre de Carol, la señora Florencia Laschinski. Una anciana viuda de pelo blanco que vive en una casa espaciosa y limpia, que había visto el ascenso del movimiento obrero y luego su caída. Nació en 1928; dejó la escuela a los 13 años para dedicarse a fregar suelos, y entró en una fábrica a los 15 años. Miembro del Sindicato de Trabajadores Ladies Garment, estuvo trabajando en varias fábricas durante 47 años. Hubo 168 de estos fabricantes en la zona de Scranton, de Forest City a Pittston, pero cuando la señora Laschinski se jubiló en 1990, ya sólo quedaban dos. Ahora no queda ninguno.
“Mira lo que ha pasado en Bangladesh”, dijo la señora Laschinski. “No podemos competir contra eso”. El trabajo en condiciones infames para la fabricación de ropa para las empresas occidentales produjo la muerte de 1100 personas cuando el edificio en el que trabajaban se derrumbó. Cinco meses antes, otras 117 murieron en un incendio en otra fábrica. En los Estados Unidos, ha habido desastres similares, con luchas amargas por parte de los trabajadores estadounidenses para mejorar las condiciones laborales. En 1911, un incendio en una fábrica de Manhattan mató a 116 trabajadores de la industria textil, y resultaron heridos 71.
Sufre la señora Laschinski al ver las oportunidades negadas a su hijos y nietos. Con el colapso económico arremete la decadencia social. En su barrio ve la señora Laschinski a los jóvenes caer en el alcohol y la heroína, sin objetivos en la vida, rascando billetes de lotería. En otro tiempo todo el mundo estaba ocupado y era autosuficiente. A sus 85 años de edad, todavía recuerda bien cuando tenía siete años de edad. Un vecino le entregó unas chancletas que alguien no quiso. De regreso a casa sus compañeros de clase le gritaban; “¿ Estás usando unas chancletas libres?”. “No, no las uso”. Pero la evidencia estaba allí, con los soles impresos sobre la nieve.
“La chica que más se rió de mí se compró más tarde una casa justo detrás de la mía, y de vez en cuando traía a sus hijos para que los cuidara, mientras iba a recoger a su marido, ya sabes. Yo siempre di a sus hijos algo de comer. Es curioso, pero ella me dijo: mis hijos no comen mucho. Pero cada vez que les hice un plato de espaguetis me pedían una segunda ración”.
Es verdad, no se puede entrar en casa de la señora Laschinski sin que a uno lo alimenten. A los cinco minutos de entrar en casa, me pusieron delante un excelente plato de carne asada, ñame confitado, ensalada de col y puré de patatas.
“Recuerda esa mujer que se rió de usted?”, le pregunté.
“No lo sé, pero no lo creo”.
La tasa oficial de desempleo en Scranton es del 9,3%, frente al 7,5% a nivel nacional, por lo que las cifras reales son dos veces mayores. La señora Laschinski nunca superó más allá del octavo grado, y nunca leyó otra cosa que algunos resúmenes, pero eso no quita el sentido común para saber que si no se hace nada, aunque se viva encima de una veta de carbón agotada, no se tendrá ni para un vela hecha en China. En una generación Scranton ha perdido centenares de fábricas de todo tipo, quedando solamente General Dynamics Ordnance y la planta Tactical Systems. Esto concuerda con nuestra política nacional, ya que se han dejado de hacer cosas que las personas pudieran usar, ahora sólo se fabrican armas para hacer explotar todo el planeta.
… Tal vez Springsteen pueda garabatear alguna nueva melodía; “Pateando los Estados Unidos”. La lógica del neoliberalismo es la que los trabajadores deben recibir el salario más bajo posible, sólo en aras de la competencia. El libre comercio significa una esclavitud casi gratis.
La Policía de Scranton, Taylor y Old Forge están mostrando una agresividad adicional con los conductores ebrios, por lo que los bares, ya resentidos por la crisis, van rápidamente a la quiebra. El primer piso del apartamento de Chuck y Carol era un bar, pero se ha cerrado, al igual que otros muchos de la calle. Si hay cosa peor que un barrio deprimido, es un barrio deprimido y sin lugares donde la gente se pueda reunir. Las cosas todavía se ven cuidadas, fruto del esfuerzo de la gente de aquí, pues no quieren oír hablar de dolor y frustración.
Encaramado por encima de la minas de carbón, Scranton podría hundirse en el suelo si alguien tose o pedorrea con más intensidad de la cuenta. ¿Por qué Chuck y Carol no os mudáis a otro sitio? Pero se necesita dinero para moverse, y en Belén, en Trenton, Filadelfia, o demonios, a la lejana Denver, pero todavía no hay suficientes puestos de trabajo, sólo interminables dolores de cabeza. A diferencia de nuestra clase dirigente, no queremos destruir este barco…
Al terminar este artículo, Chuck me envía una nueva información, la primera página del Scranton Times-Tribune, que muestra un gran fuego que envuelve una casa de Taylor. El artículo tiene una foto a todo color con la casa en llamas. En letra pequeña se afirma: “la Policía dice que el hombre que huyó con la heroína sufrió quemaduras”. Así que, efectivamente, estamos en medio de una recuperación económica, con la Industria Farmacéutica brotando de día.
Linh Dinh es autor de dos libros de historias y cinco de poemas, y una novela que acaba de aparecer, Love Like Hate (Amor como el odio). Rastrea nuestro deterioro social en su blog de fotografía, que actualiza con frecuencia: http://linhdinhphotos.blogspot.com/. Lea otros artículos de Linh Dinh: http://noticiasdeabajo.wordpress.com/?s=Linh+Dinh
Fuente: http://dissidentvoice.org/2013/05/postcard-from-the-end-of-america-scranton/