Por Clark Kent y Loïs Lane
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La aceptabilidad social es una rara avis. Para sus partidarios es una forma de asociar al usuario con la producción de tecnologías para las que está destinado. Para los detractores, es una forma de dorar la píldora, una forma de marketing y propaganda. Conciliar unos y otros aspectos es una tarea difícil.
Innovaciones con éxito. El sueño de la “aceptabilidad social”, estas palabras del sociólogo Philippe Mallein delatan una disciplina en pleno crecimiento. Los gobiernos y las empresas no cejan en buscar su propio campo de desarrollo. Algunas de estas innovaciones, a causa de los problemas políticos que representan, no son bien aceptadas por el público. En la investigación sobre las nuevas tecnologías, ¿ empresas y laboratorios ponen los ropajes de un nuevo humanismo y ética, como ocurre con la biometría, la nanotecnología o las telecomunicaciones, creando una ilusión democrática? Magali Bicaïs, socióloga, ha elegido su campo: “La aceptación social es ante todo el mercado lógico para conocer lo que es aceptable de lo que no y qué hacer cuando el público acepta finalmente una tecnología”
Entre el marketing y la propaganda. Desde la aparición de las relaciones públicas en los negocios, las técnicas de comercialización son ampliamente conocidas. Nadie se sorprende a estas alturas de la cantidad de recursos que se emplean para fomentar el consumo.
En medio de los discursos que tratan de orientar la elección del consumidor o del sujeto político, la “aceptabilidad social” surge con el desarrollo de las nuevas tecnologías , incluyendo los organismos genéticamente modificados, los estudios genéticos, el uso de las TIC, las Tecnologías de la Información y de la Comunicación, Internet, RFID, transmisión por voz, datos biométricos, o la nanotecnología.
Esta ola de innovaciones tecnológicas implican grandes cambios sociales y entranen conflicto con los temas relacionados con la salud, los sociales y los políticos. Existe por tanto un desafío para encontrar la reorganización de los vínculos sociales más elementales.
Para escribir su tesis doctoral sobre el tema, Magali Bicaïs pasó varios años en un laboratorio de I+D de France Telecom. Dijo: “ la aceptabilidad social se asocia a las nuevas tecnologías y supone una gran transformación de nuestras formas de vida. Hablamos de aceptabilidad social cuando se trabaja en una tecnología que puede tener consecuencias sobre la organización social. Con la aceptación de la tecnología se da un paso más: quizás pueda ser tolerada. Es una cuestión que va más allá de las necesidades o deseos, sino de saber que consumidores o ciudadanos no la van a tolerar.”
Los mecanismos que emplea el poder se refuerzan constantemente por medio de estas herramientas técnicas
Los mecanismos de poder son constantemente reforzada por una serie de herramientas técnicas, los contras, cada vez más difíciles de combatir. Para el control de las fronteras, el acceso a los centros educativos, para usar el transporte público, debemos confiar en la biometría o RFID. Ahora para identificar a una persona hay que examinar sus datos, pero también su ADN. Se quiere implantar en las personas una especie de hoja de cálculo Openaccess, adecuada para el cálculo binario. La biología y la informática son las ubres en las que se amamantan los gestores que nos gobiernan. Mientras tanto, los sitios web ya preseleccionan perfiles típicos de personas susceptibles de participar en Meetic, Yahoo, MSN, y extender la potencialidad de las “redes sociales”, como Facebook, Twitter, MySpace…
Los activistas luchan para ofrecer un frente de resistencia evitando crear listas de correo electrónico cuando se multiplican las manifestaciones y peticiones en la red. El catálogo está todavía lejos de reflejar todas las conductas socialmente inducidas, ya que a menudo se presentan como simples gadgets.
Para minimizar las protestas, la estrategia más común es la de presentar los beneficios individuales que tal tecnología supone, evitando las cuestiones políticas. “ La aceptabilidad social de la empresas puede ser entendida como el deseo de aceptar las cosas que no lo son, insistiendo en la funcionalidad de estos futuros productos y servicios. Y esto es lo que ha ocurrido cuando se nos pide aceptar la localización mediante GPS, RFID, la telefonía móvil, por ejemplo.”
Los programas de Gobierno encargados de la educación en las Nuevas Tecnologías son aceptables cuando simplemente informan sobre sus ventajas e inconvenientes. Pero estudios realizados revelan tácticas puramente comerciales cuando se examinan detenidamente: subyace un cierto deseo de manipulación política. Las recomendaciones publicadas por los Centros de Investigación Nacional, comunitarios y privados, están destinados principalmente a desarrollar nuevas mercados para las nuevas tecnologías, evitando la resistencia social, política o cultural.
Dos programas de Investigación europeos, el CCI y el IPTS nos dan el tono: “ Es mejor informar a la gente de las aplicaciones positivas de la tecnología, en lugar de dejar que lo descubran por ellos mismos.”
Esta gestión no les redime del egoísmo que orienta a esta casta oscura que nos gobierna. ¿Cómo no ver en ello las consecuencias lógicas del actual sistema económico y social? Gritar que se trata de un complot sólo lograría aumentar la confusión. La aceptabilidad social surge de la fascinación endémica de nuestra sociedad por lo nuevo, lo moderno, lo original. Se hace cada vez más difícil rechazar el uso de la tecnología tanto para desplazarse, comunicarse, o en caso contrario sentirse al margen, desplazado de una sociedad en la que nos sentimos emocionalmente unidos a los demás. También en parte, debido a nuestra incapacidad para desarrollar nuevas formas de relación social, de modo que pocos escapan a la locura de las nuevas tecnologías.
Sin embargo, algunas tecnologías chocan directamente con el público y son machaconamente encumbradas hasta que se rompe la resistencia. Este suele ser uno de los motivos de los Gobiernos en sus lecciones de ética: “ Es posible (…) que en el futuro la ventaja competitiva esté precisamente en la capacidad de anticipar los patrones de respuesta social, sus mecanismos y sus formas de expresión.”
Para Magali Bicaïs “ la idea de hacer participar para ser aceptado” guía las investigaciones. El propósito de la aceptación social es dar la ilusión de una información objetiva, junto con una serie de acuerdos de acuerdos de cooperación con los consumidores y ciudadanos. Hay un periodo de maduración, lo que se llama co-diseño en la jerga de I+D, que se utiliza para tomar la “temperatura social”.
En este punto, la socióloga presenta el contenidos de varios documentos:
“ En el nuevo enfoque sobre la aceptación de la tecnología el tiempo es un aspecto clave. Una resistencia inicial por parte de los usuarios puede acabar en una aceptación incondicional a base de dejar pasar el tiempo. El peligro puede estar en la aceptación de una tecnología que es considerada a priori como de riesgo y que su uso generalizado olvida. El concepto de tiempo es un hecho muy importante que ofrece la lógica de dos opciones:
- el factor tiempo puede representar un activo estratégico en la difusión de las innovaciones, pudiendo fomentar la confianza entre el usuario y la empresa.
- El factor tiempo puede que sea necesario para manipular al usuario, de modo que acabe aceptando más tarde lo que le parece inaceptable ahora. El tiempo se convierte en una herramienta de manipulación, a pesar de la trivialización de los riesgos.”
Bajo el pretexto de crear una atmósfera de cooperación con los ciudadanos o consumidores, la aceptabilidad social es finalmente una manera de aliviar la resistencia inherente a ciertas tecnologías. Si las palabras ética, medio ambiente o seguridad, se utilizan a menudo, es en primer lugar para calmar y tranquilizar a los inversores financieros. El sr. Renzo Tomellini, Jefe de la Unidad de Nanociencia y Nanoteconología en la Dirección General de Investigación de la Comisión Europea, pone de manifiesto en un informe del Senado francés en 2003: “ No me refiero a un enfoque moral del asunto, sino a un enfoque utilitarista. Los grandes inversores (…) ponen su dinero en las zonas más seguras o donde hay mayor neutralidad de los puntos de vista medioambientales o éticos. Presentan los OGM (Organismos Genéticamente Modificados) como prototipo de un desarrollo responsable. No sólo lo correcto éticamente, lo moralmente correcto, sino también un panorama económico decente para dar seguridad a los inversores. Los inversores necesitan seguridad.” […]
http://www.piecesetmaindoeuvre.com/IMG/pdf/Acceptabilite_Z.pdf
A continuación un vídeo de propaganda de la Universidad Católica de Lovaina sobre las bondades de la implantación de chip dentales. Lo que ya se aplica en los animales ahora quieren extenderlo a las personas:
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