Demanda contra Jimmy Carter por 5 millones de dólares presentada por abogados israelíes
Por John V. Walsh / 15 de febrero de 2011
Eclipsado por los acontecimientos de Egipto, la noticia en un pequeño país no ha tenido tanta repercusión, excepto que la democracia egipcia quizás no respalde como hacía la dictadura de Mubarak, la limpieza étnica implacable del pueblo palestino. Pero la noticia decía que los abogados de “derechos humanos” israelíes presentaron una demanda contra Jimmy Carter por el título de un pequeño libro, “Palestina, paz y no Apartheid”. El problema está en una sola palabra del título, “Apartheid”.
Nombres, nombres, nombres, ¿ No es una descripción exacta de Israel? No hay muchas denominaciones a las que podamos apelar. A los partidarios de Israel les gusta llamarlo “el Estado de Israel”. Pero este nombre lleva una nota discordante: no les gustan los “estados islámicos” y “el estado cristiano” les trae imágenes de fascismo, intolerancia y las Cruzadas. ¿Es el “Estado judio” más tolerante?
Entonces surge una etiqueta ya muy vieja “gente sin una tierra y una tierra sin gente”. Ni siquiera los colonos europeos de América tuvieron tanta caradura como para negar la existencia de los pueblos indígenas, que fueron exterminados o encerrados en reservas, las Gazas del Nuevo Mundo. La propia Golda Meir negó la existencia de los palestinos, cosa que no hizo el terrorista Yitzhak Shamir, para quienes los palestinos se habían metamorfoseado en insectos o cucarachas. Al menos Shamir tuvo en cuenta esta existencia infrahumana.
Está también el término “colonial, o Estado de los colonos”, más comprensible por el mundo en desarrollo, lo que indica una lucha para retirar los grilletes de la denominación europea – pero aún no bien entendido en un Occidente más o menos postcolonial. Por supuesto hay una “Entidad Sionista”, término bien entendido por el oprimido de Oriente Medio, pero un misterio para muchos occidentales que han sido entrenados para percibirlo como antisemítico.
Carter ha popularizado el término “Apartheid”, más exacto y fácilmente comprensible, un término que hace que deje un “hedor en las fosas nasales del mundo”. Y esto es exactamente lo que continúa haciendo Israel en los territorios que ocupa. ¿Quiere usted llamar democracia a Israel? Bien si considerásemos también democracia al régimen sudafricano bajo el Apartheid. El Apartheid en Cisjordania es tan ostensible que puede verse desde un satélite, donde los colonos judíos tienen sus propias carreteras en Cisjordania. Y si Cisjordania es un asilo de terroristas es porque los israelíes siguen colonizando el lado opuesto de la gran pared de seguridad, de hecho, una pared de Apartheid.
Y la alegoría del Apartheid sudafricano tienen detalles asombrosos aquí. Gaza, una prisión al aire libre, parecida a Bantustan, una prisión donde virtualmente sólo residen árabes. Israel tiene ciudadanos árabes con sus derechos minusvalorados basados en su estado árabe, como ocurría con los negros en la vieja Sudáfrica. Y luego hay árabes en Cisjordania, que viven en un estado de pobreza, segregados de la riqueza de los judíos, como ocurría con muchos pueblos de Sudáfrica. El racismo antiárabe corta a la sociedad de muchas formas. Es un rasgo característico de la sociedad israelí, y no sólo algo superficial.
Pero la ventaja de emplear el término “Apartheid” no está sólo en su exactitud, sino en el hecho de que cada persona de Occidente y del mundo sabe qué estaba mal en Sudáfrica, y en los Estados Unidos, donde hay otro término sinónimo: Segregación. También es una situación indeseada en Israel. Poniendo sólo esta palabra en la corriente principal del discurso político, Carter nos ha dado un arma para luchar contra el lento genocidio del pueblo palestino. Siempre debiera ser usado así, el Estado israelí de Apartheid o el Estado de Apartheid israelí, o aún más simple, el Apartheid de Israel. Es un regalo para incorporarlo a la corriente principal, úselo de forma rutinaria antes de que esto se desvanezca.
Y ahora aparecen “abogados de los derechos humanos” del Apartheid de Israel para intentar demandar a Carter y su editor de Nueva York, afirmando que clasificando el libro como “no ficción” viola las leyes de protección de los consumidores de Nueva York. Este caso es un punto de referencia, ya que es la primera vez que un presidente y su editor han sido demandados por violar las leyes de protección de los consumidores. Esto resulta aún más absurdo que el pleito de los ganaderos de Texas por decir que se difama su carne de vaca.
Uno de las más destacados abogados del Estado de Apartheid es Nitsana Darshan-Leitner, quién destacó en el colegio de abogados allá por los años 1990 cuando ayudó en el pleito por el caso de las víctimas del secuestro del Achile Lauro en 1985, en el cual, trágicamente, un judío norteamericano murió cuando los terroristas asaltaron el barco. Pero se calla ante la matanza de un turco norteamericano y otros seis turcos que iban a bordo del Mavi Mármara, que intentaba romper el bloqueo de Gaza. Hay una diferencia crucial entre ambos incidentes: el primero era obra de un terrorista individual; el segundo fue un acto de Estado, que por lo tanto debe ser señalado como un Estado terrorista, el Estado del Apartheid de Israel. Recientemente el gobierno turco sacó a la luz un informe sobre el incidente del Mavi Mármara, que señala nada menos que asesinato a sangre fría por los agentes del Estado de Apartheid. ¿ Qué tipo de abogado de los Derechos Humanos es Darsham-Leitner? Juzgue usted.
Seguramente estén acosando a Carter por su contribución a la discusión sobre Israel en los Estados Unidos, pero resulta un ataque desesperado y débil contra él. Lo que demuestra cuánto temen los campeones del Estado del Apartheid de Israel esta dura declaración de una realidad. Hace mucho una palabra, un nombre. Carter nos ha regalado “Apartheid”. Usemos este término sin cesar, de modo que la verdad sobre la naturaleza del Apartheid de Israel se haga evidente.
Puede ponerse en contacto con John V. Walsh en la siguiente dirección: endwar@gmail.com
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http://dissidentvoice.org/2011/02/jimmy-carter’s-gift-of-“apartheid”-use-it/