Estados Unidos obtiene las peores puntuaciones en todos los epígrafes sobre salud infantil respecto al resto de la OCDE.
Por Raúl F. Millares, 15 de febrero de 2018
En las últimas cuatro décadas, alrededor de 600.000 menores y adolescentes han muerto en Estados Unidos por alguna razón que el resto de países desarrollados ha logrado evitar. Desde los años sesenta, la mortalidad infantil se ha desplomado en todos los países ricos. También en EE UU. Pero algo pasó en ese país una década más tarde. Algo que descolgó a sus hijas e hijos de los estándares de seguridad y bienestar que se asentaban en el resto del mundo rico.
En los años 70 las cifras de mortalidad infantil en EE UU se torcieron: miles de niñas y niños estadounidenses morían o dejaban de salvarse mientras las estadísticas seguían mejorando a buen ritmo en el resto del denominado primer mundo. Y la cosa solo había empezado a empeorar…
EL MAYOR GASTO CON PEOR RESULTADO
EE UU suele mostrar peores indicadores de salud infantil que casi cualquier otro país desarrollado con el que se compare. En 2013, el Centro de Estudios de UNICEF, en Florencia, publicó un demoledor análisis del bienestar infantil en países desarrollados: se examinaron diferentes parámetros, desde los índices de obesidad, hasta el desempeño educativo pasando por la seguridad habitacional o la exposición a factores de riesgo como la violencia. EE UU quedó en el puesto 26º de 29.
Los estudios comparativos cosechan datos similares una y otra vez: mayor mortalidad infantil, menor esperanza de vida al nacer, peores índices de heridas y lesiones, más obesidad, más riesgo de infección por VIH, más embarazos adolescentes… Y todo, en el país que, paradójicamente, más gasta per cápita en sanidad infantil —2.660 dólares en 2014—.
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