Gareth Porter / el 16 de septiembre de 2010
IPS — Durante una ronda de entrevistas de mediados del mes pasado, el General David Petraeus reveló los resultados de las casi 3000 incursiones nocturnas por las fuerzas de Operaciones Especiales (SOF), a lo largo de 90 días, de mayo a julio: 365 líderes insurgentes muertos o capturados; 1355 soldados rasos talibanes capturados y 1031 muertos.
De esas cifras se hizo mucha publicidad para destacar los éxitos de las incursiones de los Fuerzas Especiales para demostrar del daño hecho a los talibanes.
Pero hay una correlación directa entre el aumento de las incursiones nocturnas en la provincia de Kandahar y una disminución en la proporción de explosivos entregados por la población local, indica que el tiro salió por la culata, lo que indicaría que los talibanes someten a la población en la provincia de Kandahar.
Las incursiones nocturnas, que son consideradas como una violación de la intimidad de la vivienda, que generan gran número de bajas civiles, son una de las causas del aumento de la cólera popular contra las fuerzas estadounidenses y de la OTAN, siendo el General Stanley A. McChrystal el que cambió esta directiva en marzo pasado.
McChrystal habría aumentado el nivel de incursiones de las Fuerzas Operativas Especiales de las 100 a 125 por mes a 500 al mes durante 2009. Y de las cifras hechas públicas por Petraeus se revela que McChrystal habría doblado el número de incursiones, pasando a las 1000 mensuales, antes de que fuera destituido el pasado mes de junio.
Las incursiones nocturnas de han concentrado de manera aplastante en los distritos periféricos de la ciudad de Kandahar. Comenzó en abril como un preludio de lo que entonces se diría como la campaña del triunfo o del fracaso de la guerra.
La respuesta de la población civil se puede conocer por el número de bombas colocadas al borde de los caminos y la proporción de bombas entregadas por la población. El aumento de la entrega de bombas ha sido considerado como un indicador clave de la confianza de la población local, según General Michael Oates, jefe de Pentagon’s Joint IED Defeat Organization (JIEDDO).
Pero las estadísticas mensuales de JIEDDO, referentes a la entrega de bombas por la población local, cuentan una historia diferente. El porcentaje de bombas situadas al borde de las carreteras entregadas se situaba en torno al 3.5% de noviembre de 2009 a marzo de 2010, según la estadística oficial de JIEDDO. Por lo tanto, como las incursiones de las Fuerzas Operativas Especiales comenzaron en Kandahar en abril, el porcentaje se precipitó rápidamente al 1.5%, a pesar de que el número de bombas colocadas en las carreteras permaneció en las cifras de meses anteriores.
En el mes de julio la proporción siguió siendo del 1.5%.
Hay una correlación entre el aumento de la cólera de la población hacia las tropas extranjeras en la primavera de 2009 y una caída en picado de las entregas.
En los cuatro primeros meses de 2009 se habían registrado un promedio del 4.5% de incidentes relacionados con bombas colocadas en las carreteras. Pero a principios de mayo de 2009, un ataque aéreo estadounidense en la provincia de Farah mata entre 97 y 147 civiles, según la Comisión Independiente de Derechos Humanos de Afganistán. Como respuesta a una de las matanzas más grandes de civiles en todo el país, la proporción de entregas cae a un 2.1%, aunque el número de artefactos aumentara un 20%.
McChrystal ordenó duplicar y cuadruplicar el número de incursiones nocturnas. La entrega de bombas continuó situándose en torno al 2.2% durante los 5 meses siguientes.
En Kandahar, como en otras partes de Afganistán, la cólera popular contra las tropas extranjeras aumentó por esta matanza y por las detenciones de personas inocentes durante las incursiones nocturnas de las tropas espaciales.
Según las cifras dadas por Petraeus, por cada individuo muerto o capturado en las incursiones, tres personas inocentes murieron y otras cuatro más detenidas.
Una proporción muy grande de las 1031 personas que murieron en las incursiones e identificadas como insurrectas, eran simplemente vecinos que habían salido de sus casas con armas cuando oyeron los asaltos.
El General McChrystal se refirió a este problema crónico en el protocolo de actuaciones nocturnas, en marzo pasado. “Las respuestas instintivas del hombre afgano para defender su casa y su familia, son a veces interpretadas como acciones de insurgentes, con resultados trágicos”, dijo McChrystal.
La unidades Operaciones Especiales han contabilizado estas muertas como insurrectos, cuando son en realidad civiles inocentes.
Es el caso de una de estas unidades, que asaltó la casa de un comandante en la provincia de Laghman, el 26 de enero de 2009, cuando 13 hombres salieron de casas cercanas. Todos fueron acribillados y más tarde incluidos en la cuenta de talibanes muertos durante las incursiones.
O también el caso de Gardez, el 12 de febrero, cuando varios hombres surgieron de edificios,q ue fueron matados por las fuerzas especiales. También fueron contabilizados como insurrectos.
Todo esto se ha conocido porque los dos hombres asesinados eran dos funcionarios del gobierno. En el mismo incidente, la Unidad Espacial, mató a tres mujeres, dos de las cuales estaban embarazadas, pero relataron en la oficina central que habían encontrado amarradas a las dos mujeres.
McChrystal defendió la actuación de su unidad, en contra de los testigos oculares, que decían se estaba intentando ocultar la matanza, hasta que el jefe de investigación del ministerio del interior afgano dijo que los testimonios eran creíbles.
La cifra de 1355 insurrectos capturados en la incursiones también es engañosa. Sunset R, Belinsky dijo que la cifra “refleja tanto a insurrectos como otros sospechosos de serlo…” En realidad, muchos fueron capturados por encontrarse en una determinada casa o sorprendidos durante una incursión.
Un comunicado de prensa de la ISAF el pasado 8 de septiembre, ilustra como se sumó un número tan grande. En una incursión en la provincia de Paktika, el 7 de septiembre, la unidad de Operaciones Espaciales ordenó el desalojo de todos los inquilinos y detenidos varios de ellos como sospechosos, después de un interrogatorio inicial.
Las fuerzas estadounidenses en Afganistán nunca han dado cifras de la proporción de afganos detenidos, pues los sospechosos de ser insurrectos fueron finalmente liberados debido a la ausencia de pruebas. El General Douglas Stone, que examinó la política estadounidense con los detenidos, a principios de 2009, según escribió The Guardian el 14 de octubre de 2009, concluyó que las dos terceras partes de los detenidos que eran considerados por los militares como insurrectos talibanes eran inocentes.
La cifra de 365 líderes insurgentes muertos o capturados es también engañosa.
En su comunicación del mes de junio. Petraeus se refería a los objetivos de las Fuerzas Especiales como de nivel medio o superior dentro de los talibanes y otros líderes extremistas.
Un funcionario de la ISAF, que quería mantenerse en el anonimato, admitió que no estaba clara la graduación o condición de líderes entre los talibanes. No hay ningún diagrama organizativo entre los talibanes, ya que estos no están organizados en unidades militares.
La gran mayoría de aquellos supuestos líderes ocupan un nivel de bajo perfil dentro de los talibanes, y que eran fácilmente sustituibles.
http://dissidentvoice.org/2010/09/doubling-of-sof-night-raids-backfired-in-kandahar/
Traducido del inglés por Zenón